Robert Sanet, doctor en optometría, pionero de la optometría comportamental
Tengo 66 años: soy joven, porque adoro mi trabajo. Soy de Long Island, Nueva York. Fui un niño fracasado por un problema no de vista sino de visión.
Todos podemos mejorar nuestra neurovisión y con ella nuestro cerebro con
pequeños ejercicios: le sorprenderá el resultado.
Ver, leer, entenderlo.
Agradezco al doctor Sanet que comparta conmigo la maravillosa sensación de sentirnos útiles. Antes me he acordado -y me arrepiento- de que en el cole me burlaba de niños que no sabían leer: sus ojos leían, pero sus mentes no entendían nada. Y se hundían. Sanet era uno de ellos y hoy se ha consagrado, feliz, a evitar que otras vidas se malgasten por un defecto neurovisual que se soluciona con unas horas de ejercicio. Además entrena visualmente a deportistas de élite. Y eso le da más dinero, pero no tanta satisfacción.
Ojalá esta sencilla entrevista sirva para abrir los ojos -y los cerebros- a
muchos otros genios del porvenir que hoy tienen problemas de lectura.
Míreme a los ojos.
¿Así?
Bien. Ahora siga mirándome sólo a mí: ¿cuántas botellas hay sobre la barra
del bar de al fondo a mi derecha?
A ver...
¡No desvíe la mirada! Tiene que poder contarlas sólo con su visión
periférica sin dejar de focalizar en mí. Si quiere jugar en el Barça, o
tiene una gran visión periférica o acabará siempre en el banquillo.
Pues no sé cuántas botellas hay.
Hay 24. Sus ojos están viendo las botellas, porque usted es hipermétrope y
astigmático, pero también tienen una buena visión. La calibro cuando me
mira.
Llevo gafas, pero me apaño.
Pero nunca ha ejercitado su visión periférica y, por eso, cuando focaliza en
mí, aunque sus ojos también registran la información de la barra, colapsa la
periferia y su cerebro no es capaz de procesarla: hay 24 botellas.
Ya mejoraremos.
Si hiciera ejercicios para reentrenar su cerebro, no sólo mejoraría su
fútbol, baloncesto, golf o tenis... Cambiaría todo en su vida, porque
cambiaría su cerebro.
¿Cómo lo sabe?
¿Recuerda a James Dean?
Menos que las chicas.
Tenía un defecto de visión que le confería una mirada inolvidable, pero
también una personalidad terriblemente insegura que le hacía desgraciado,
aunque así despertara el instinto maternal de señoras y señoritas.
¿Somos como miramos?
El 70 por ciento de la actividad neuronal se consagra a interpretar la
información visual, por eso acaba determinando nuestra visión de nosotros
mismos y del mundo y, a la larga, toda nuestra personalidad.
¿Aunque no sufras defectos visuales?
El cerebro es plástico: acaba siendo lo que hace y deja de ser lo que no
hace. Los miopes suelen ser introvertidos, volcados en su mundo interior;
los hipermétropes acostumbran a ser extrovertidos. Y luego hay genios como
Messi, Nadal o Gasol con una extraordinaria anticipación neurovisual.
¿Lo observa en sus pacientes?
Lo he sufrido: yo era un chico acomplejado que suspendía todo y al que no
daban trabajo, y me costaba hasta conducir. Todos pensaban en el cole que
era cortito, y al final hasta yo mismo acabé convenciéndome.
¿Cómo llegó a doctor optómetra?
Hasta los 24 años mi mala visión me hacía rendir muy por debajo de mis
capacidades. Acudí a un optómetra, el doctor Schrock, que con una terapia de
ejercicios visuales, en ocho meses -dos días a la semana en consulta y
cuarenta minutos al día en casa- cambió mi vida. Y decidí hacerme optómetra.
¿Tenía usted mal la vista?
El hardware, "la vista", la tenía y la tengo estupenda, pero me fallaba "la
visión", el software: mi cerebro no era capaz de interpretar la información
visual que le llegaba. Aunque mis ojos leían, yo no me enteraba de lo que
leía. Ni podía recordarlo.
¿Y sabía cuál era su problema?
Tardé 20 años en descubrirlo. Como yo, hay millones de niños, jóvenes y
adultos que no están rindiendo lo que podrían porque, aunque gocen de una
vista estupenda, tienen defectos de visión remediables con terapia para
reeducar su cerebro y leer y escribir y entender y memorizar lo que leen.
¿Se puede mejorar la visión de adulto?
Antes se pensaba que el cerebro sólo era reeducable hasta los siete años,
pero hoy sabemos -lo compruebo a diario- que es moldeable desde la cuna
hasta la tumba. Es como aprender idiomas: más fácil a los siete años, pero a
los 70 también puedes y con la ventaja de ser maduro para tener método y
persistir.
Encontrará ejercicios en internet, y hay optómetras -en Catalunya tiene la
Acotv, y en España también los hay excelentes- que le ayudarán a
realizarlos. 
Pero por mejorar su visión periférica no jugará como Messi.
¿Qué lograré?
Con ejercicios de anticipación visual, seguimiento, coordinación mano-ojo o de equilibrio visual, entre otros, logrará pleno rendimiento en sus
capacidades deportivas.
¿Usted lo consigue?
Entreno ahora a varios atletas de élite para que, además, realicen su
potencial visual, y ya fui el optómetra del equipo de voleibol que ganó el
oro en Barcelona. Por eso, le digo que Messi es un genio: le he visto jugar,
y su anticipación visual es diabólica.
¿Y si quiero aprender lectura rápida?
También podrá, pero, sobre todo, la optometría comportamental obtiene
grandes resultados al corregir problemas de lectura, equilibrio, conexión
ojo-mano, escritura, memoria visual o anticipación.
Se está entusiasmando.
Es que logramos el milagro de devolver la confianza a niños que se creen los
burros de la clase y sólo tienen un problemilla neurovisual. Por eso me
siento tan útil.
¿Y la cirugía correctora para miopía, hipermetropía, astigmatismo...?
Es maravillosa en el 97 por ciento de los casos, pero el otro 3 por ciento
puede acabar sufriendo graves problemas.
Lluís Amiguet,  LaVanguardia.
marzo 17, 2008
Vé al principio: Mejora tu visión
“
Los Giros (True Swings)
En
 el giro, el punto de fijación (el punto donde mantenemos nuestra 
mirada) es estático mientras que el movimiento que nuestro cuerpo 
realiza es el que produce los cambios en el punto de mira. Los giros 
tienen la intención contraria de observar un punto de fijación 
continuamente en movimiento desde un punto de vista que es, idealmente, 
estacionario. El efecto de esto es que el objeto/escena, parece pasar 
fluídamente en la dirección opuesta a la misma velocidad que el 
movimiento de giro.
- En el giro largo, los ojos, cabeza y cuerpo se mueven en conjunto.
 
- En el giro de cabeza, los ojos y la cabeza se mueven en conjunto, mientras que el cuerpo permanece inmóvil.
 
- En el giro óptico, los ojos se mueven sueles, mientras que la cabea y el cuerpo permanecen inmóviles.
 
La idea es tener siempre el control de los ojos indirectamente 
mediante el control de la atención. No deberían quedarse fijos en los 
objetos, tampoco deberían “mirar vacíamente” al exterior, sin ver 
realmente nada. El mejor modo de llegar a la correcta actitud es 
mediante el sentido del tacto, dejando que los ojos sigan un camino como
 si lo estuvieran trazando con un dedo. En las primeras etapas 
usualmente es más fácil desarrollar este sentido de “contacto sin 
esfuerzo”, trabajando bastante lentamente; una vez establecido, la 
velocidad no es importante; uno simplemente practicará de la manera que 
le sea más relajante.
- En el giro largo,
 prefiero personalmente un giro del cuerpo de exactamente 180º. 
Trabajando en una habitación hará que sea más fácil comprobar que 
cabeza/cuerpo/ojos estén correctamente alineados, y que el giro realice 
los grados pertinentes.
 
- El giro de cabeza está
 limitado por cuanto puede la persona girar la cabeza (sin forzar, por 
supuesto). Compruebe en cada uno de los giros que los ojos están 
señalando hacia el mismo lugar que la nariz.
 

 
- El giro óptico empieza
 por imitar el giro de cabeza, pero sólo los ojos se mueven. El 
pensamiento consciente siempre está dirigido hacia el “movimiento de la 
atención”, que estimula el movimiento del ojo indirectamente. A medida 
que los ojos se vuelven más relajados y móbiles, es posible entonces 
observar una ligera vibración en el objeto que se mira, como 
consecuencia del movimiento espontáneo del ojo. No importa entonces 
hacer más; la apariencia o la falta de movimiento puede ser percibida 
como indicador del incremento o decremento de la tensión (strain).
 
El giro “a la deriva” (the drifting swing)
Toda la 
anterior disección del movimiento visual en sus partes componentes, el 
“giro deriva” los integra de nuevo. Se permite que cabeza, ojos y cuerpo
 se muevan libremente en una especie de “baile disco”, sólo los pies 
permanecen quietos en el suelo. Más que dirigir los ojos hacia este o 
aquel punto, el objetivo es dejarlos en paz y observar que pasa, ser un 
observador de la experiencia. Los que dominan esto se están acercando 
mucho a experimentar una completa relajación sensorial conjuntamente con
 una atención enfocada cláramente y sin esfuerzo.
¿Qué hacen los giros?
Usados
 diligentemente y en combinación, los giros, como descritos, realzan la 
experiencia cotidiana de la visión, mediante la consciencia del cambio y
 movimiento. Estableciendo el sentido de que nuestra inmediata relación 
con el mundo tridimensional concreto que nos rodea, es la relación de 
ser un participante activo, ayuda a establecer la condición mental para 
una visión más clara mediante la liberación de nuestros ojos.”
*****
En
 el giro (cualquiera de ellos), lo esencial es establecer un movimiento 
fluido. No debe parar el giro en ningún momento, debemos estar 
contínuamente en movimiento. Es decir, no giremos nuestro cuerpo los 180
 grados hacia un lado y nos quedemos ahí quietos un momento, si no que 
el ejercicio debe ser continuo, como si hubiera un muelle a cada lado 
del lugar hacia el que realizamos el giro.
La
 velocidad no es importante. La suficiente para que podamos ver el 
recorrido sin esfuerzo, siempre recordando que no debemos fijarnos en 
nada que nuestro recorrido toque. Es como si pasáramos “acariciando” por
 nuestra ruta, todos los objetos que están en esa línea imaginaria 
horizontal que trazaremos. Lo que es importante con respecto a la 
velocidad es que sea la misma. No giremos más despacio y luego más 
rápido, debemos encontrar un ritmo que nos sea cómodo y mantenerlo y no 
parar ni un instante (los que toquen el violín sabrán a que me refiero) 
en el ir y el venir.
Pronto comenzaremos a
 notar como nuestros ojos se relajan y se vuelven más móbiles. Incluso 
es posible que durante el ejercicio nos asalten momentos de claridad 
visual. Es importante como siempre “no emocionarse” y querer mantener 
este estado, ya que paradójicamente es esto lo que lo hace cesar.
En
 cuanto a los tipos de giros: lo mejor es comenzar practicando el “giro 
largo” y luego ir practicando los más “pequeños” hasta terminar sólo 
utilizando los ojos. El objetivo es siempre el mismo, llegar 
indirectamente a los ojos, a su relajación y liberación mobil y 
atencional. Todo el método persigue esto.
Según lo que he investigado, este movimiento de giro genera de forma natural el movimiento sacádico del ojo.
¿Alguna
 vez habéis ido en autocar con los compañeros del colegio y habéis visto
 como uno de ellos mira fíjamente al exterior y los ojos se mueven de un
 lado a otro muy rápidamente? Eso son los movimientos sacádicos. El 
ejercicio del giro reproduciría exáctamente este fenómeno, pero 
equilibrándolo hacia ambos lados (ya que los ojos del que mira hacia el 
exterior fíjamente en el autocar o coche sólo trabajarían en una 
dirección). Bien mirado esto me da una buena idea. Si no tenéis tiempo o
 oportunidad de realizar el ejercicio del giro, aprovechad cuando vais 
de acompañante en un coche a mirar por la ventanilla. Fijar un punto 
visual y “acariciar” todo lo que pase por él. Luego podéis alternar 
colocándoos en el lado opuesto del coche.
 
 
marzo 16, 2008
Vé al principio: Mejora tu visión.
“Los
 ejercicios llamados balanceo (sways) por el Dr. Bates contienen el 
principio del movimiento visual. Esto es crucial para el funcionamiento 
de la 
fijación central así
 como la apreciación de las relaciones espaciales, ambas siendo muy 
importantes para el correcto enfoque visual. Muchos tipos de balanceos 
han sido inventados, pero todos han derivado de unos pocos principios 
básicos.
El cometido de los balanceos básicos es el de analizar; 
no son tanto modelos del correcto ver sino una forma artificial de 
explorar varios aspectos de la visión de forma individual. Tienen, no 
obstante, un tema en común: la continuidad de la percepción consciente 
(awareness) y una clara dirección de la atención.
El balanceo (the sway)
En
 el balanceo, el cuerpo se balancea de lado a lado mientras la atención 
está dirigida hacia un punto distante. Uno se da cuenta de las 
constantemente cambiantes relaciones en el campo de visión, usando la 
fijación central como “pivote”. Suele ser costumbre el utilizar una 
referencia cercana como un poste o el marco de la ventana a través de la
 cual miramos, para establecer el “movimiento” inicialmente.

 
Al principio el balanceo parece no ser más que una simple demostración de 
paralaje ,
 no obstante, a medida que una percepción más relajada se desarrolla, la
 experiencia del movimiento se transforma en una extraordinariamente 
compleja que tiene el efecto de relajar y mobilizar los ojos. Se vuelve 
posible entonces de extender la experiencia mediante el caminar hacia 
delante y atrás, dándose cuenta del movimiento aparente de los 
alrededores. Esto puede llevar a una mayor sensibilidad a los cambios en
 perspectiva así como de centrar y fijar la visión en un punto en 
relación con sus alrededores. Haciendo que la distancia tenga más 
sentido, ayuda a la posibilidad del enfoque correcto.”
 
*****
El
 balanceo recomiendo practicarlo al aire libre, ya que encuentro que 
hacerlo a través de una ventana limita mucho nuestra visión periférica 
del exterior. Como el ejercicio juega mucho con los efectos del balanceo
 en la visión periférica con respecto a nuestro “punto central”, 
encuentro indispensable entonces realizar el ejercicio fuera de casa.
Personalmente
 tengo un punto elegido, cerca de un lago. Encuentro que ayuda el elegir
 un sitio y conservar la costumbre de colocarse exactamente en la misma 
posición. Parece ser que la memoria ayuda a las relaciones, al menos al 
estar aprendiendo y también podremos comparar nuestros progresos a lo 
largo del tiempo. Si realizáramos el ejercicio en sitios diferentes cada
 día, no sabríamos decir si el efecto se debe a una mejora de nuestra 
visión o a las características del lugar elegido. Puede marcarse el 
suelo con una piedra, o sencillamente, si se trata de hierba o tierra, 
la marca de nuestras pisadas nos servirán de guía para la próxima vez. 
Al empezar el balanceo, debemos elegir un punto alejado donde fijar 
nuestra vista. Importante no forzar la vista en este momento, porque hay
 una tendencia (yo mismo lo experimenté), a intentar ver nítidamente ese
 “punto de referencia”. Si somos miopes, lo veremos borroso, pero no 
debe importarnos. Elijamos un punto y quedémonos con él, por muy borroso
 que parezca ser. Mientras nos balanceamos empezaremos a notar 
relaciones entre nuestro balanceo, el punto donde fijamos la vista y los
 alrededores, nuestra visión periférica. Es importante no cambiar 
nuestro foco visual, mantenerlo en el punto elegido y aunque notemos 
movimientos interesantes por el rabillo del ojo, no mover los ojos. 
Trataremos de estar lo más relajados posibles, respirando pausada y 
profundamente. Los que hayan visto “Fenomenon”, la película de Travolta y
 se acuerden de la escena donde empieza a balancearse con los árboles 
(como comunicándose con ellos), su balanceo lo tomo como modelo. No por 
la técnica, si no por el estado de relajación y como de “apertura” a 
nuevas cosas. El que tenga oídos que oiga.
El
 tiempo necesario es tanto como el que nos apetezca, es una 
“experiencia” no un ejercicio. Personalmente encuentro que hay que 
balancearse unos minutos para comenzar a percibir el efecto. Más 
adelante, necesitaremos menos tiempo. El balanceo es beneficioso para 
los ojos porque los hace experimentar lo que teóricamente es una visión 
sana. Practicándolo lo suficiente ayudaremos a los ojos a “entender” que
 esa es la forma correcta de ver. Encuentro que es importante para el 
avance practicar cada día, aunque sea un minuto. Además, encuentro que 
el ejercicio es bueno incluso para las piernas 
 
 
febrero 2, 2008
Vé al principio: Mejora tu visión
“Hasta
 para los que son ciegos al color, la percepción de la forma depende del
 reconocimiento de las diferentes cualidades de la luz reflejada en 
diferentes superficies. Una silueta es básicamente un cambio de color.
Forzar
 la vista al mirar a una zona de color es menos probable que forzar la 
vista al leer una letra. Al menos, la futilidad del esfuerzo se haría 
rápidamente patente. Así que primero, utilizamos el color como forma de 
aprender a dirigir la atención espontáneamente a nuestro rango de 
visión, con una relajante aceptación de lo que se vé. Dándonos cuenta de
 un color a medida que entra en nuestro rango de visión, nos despierta 
de nuestra “ensoñación” o atención laxa y nos provée una manera de 
aprender que la atención está focalizada, sin esfuerzo.
No importa
 lo dañada que esté la visión, en cualquier distancia, diferentes 
colores serán siempre discriminados si las areas y los contrastes son lo
 suficientemente grandes. Esto transforma de forma inmediata del 
absoluto (¿puedo ver o no?) al relativo (¿qué es lo que puedo ver?). Una
 vez la “dificultad” es reconocida como relativa, el progreso que se 
pueda hacer será siempre más sencillo y rápido.”
*****
Pasamos
 a la práctica amigos. Nuestro primer paso no es intentar ver las cosas 
más nítidas, ni ejercitar los ojos hercúleamente, nada de eso. El primer
 paso no es nada más ni menos que fijarnos en los colores que nos 
rodean. Empezar practicando por salir a la calle con la actitud 
“arcoiris”. Fijaros en los colores y no os preocupéis mucho por los 
contornos. Además, a partir de los colores, los contornos se hacen más 
claros. Pero dejémoslos ahí, no intentemos ver los contornos más 
nítidos, ya que entonces forzamos la vista, lo cual es contraproducente 
para nuestros propósitos.
Aunque sea el 
primer paso, no significa que no vaya a haber otros entrelazados, ni que
 este haya que darlo y después, secuencialmente dar otros. Pero es un 
paso muy importante. Aprenderéis a cambiar de actitud y prepararos para 
todo lo que vendrá después. Como siempre, el secreto es la relajación, 
el mirar “sin querer ver” y fijarnos en nuestro entorno con atención. A 
medida que nos vayamos dando cuenta que podemos movernos por nuestro 
entorno de forma más o menos efectiva, sabiendo que hay aquí y allá y 
que lo estamos haciendo sin ayuda de nuestras gafas sino por nuestros 
propios medios, la experiencia se volverá con el tiempo más gratificante
 y estimulante.
 
 
enero 25, 2008
“Si
 se quiere que la visión vuelva a la normalidad, o que cambie de 
cualquier manera, debemos aprender a ver sin gafas. Esto no significa 
que siempre deban ser descartadas en principio – sólo que su uso debería
 ser menos automático.
Si consideramos que la finalidad básica de 
nuestros sentidos es establecer contacto con nuestro entorno, deberíamos
 preguntarnos si llevar gafas nos favorece o nos perjudica tal contacto.
 La respuesta es a menudo, una cuestión de actitud. Podemos “cortar” con
 la experiencia de nuestro alrededor no sólo por ver borroso o tener 
mala vista, sino también por la apatía creada por tener una visión clara
 y darla por supuesto.
Por otra parte, si estamos preparados para 
entrar en nuestro entorno de una cierta manera, entonces el sentimiento 
de contacto vital puede ser igual de fuerte si las imágenes son borrosas
 o nítidas.
Por supuesto que hay veces cuando la claridad es 
vitalmente importante – si necesitas tus gafas, úsalas- pero deja que 
sean una ayuda para tu visión más que un substituto de esta.
Nuestro
 objetivo es evitar el esfuerzo en el ver, y todo el mundo con una mala 
vista crónica, tiene que darse cuenta de que siempre está forzando la 
vista, más o menos, con o sin gafas, ya que si no, vería de forma 
natural. La solución a este dilema es reconocer que a veces el esfuerzo 
(strain) será mayor con gafas, otras veces menor y actuar en 
concordancia.
Lo importante es evitar las tres “D”s:
- “Difficulty” -
 
- “Discomfort” – y sobre todo,
 
- “Danger” – Peligro.
 
También es necesario reconocer las veces cuando ver sin utilizar
 nuestras gafas, puede ser más satisfactorio y motivante, aunque sea con
 menor nitidez. Con el tiempo, la balanza se inclinará inexorablemente 
hacia el menor uso.
Anteojos VS Lentes de contacto.
Las
 lentes de contacto, también conocidas como lentillas, cuando no hay 
problemas de tolerancia, probablemente interfieren menos con la función 
del ojo que las gafas. Muchos usuarios han informado que la visión 
parece deteriorarse menos rápidamente con lentes de contacto que con 
anteojos y hay buenas razones ópticas, fisiológicas y psicológicas que 
explican porque esto puede ser así.
La parte negativa de las 
lentillas esque es más fácil ponérselas y dejarlas puestas, que 
quitárselas. Además, la ilusión que crean de “visión natural” puede 
minar el deseo de trabajar por una mejora real. Por estas razones apoyo 
su uso continuado tan sólo a pacientes cuya visión sea tan mala que tan 
sólo sean capaces de manejarse sin en muy pocas ocasiones. No obstante, 
para cualquiera que debe adaptarse a una aproximación más flexible, les 
recomiendo el uso de gafas de forma cotidiana, simplemente porque el 
desagrado que producen es un buen incentivo para quitárselas. Se pueden 
reservar las lentes de contacto para ocasiones cuando la apariencia y la
 seguridad en uno mismo son especialmente importantes.
Mediante el
 desarrollo de una actitud activa e interesada en ver bien en todo 
momento por nuestros propios medios, las restricciones a los ojos y las 
distorsiones que provocan las gafas, serán probablemente mejor 
reconocidas. Como esto lleva a quitárnoslas de forma natural con más 
asiduidad, la transición entre estos dos niveles de visión (sin gafas y 
con gafas) se nos hará más sencilla, especialmente si el palmeo se usa 
frecuentemente. “Relajación Perfecta” es nuestro ideal a seguir. Cuando 
uno es capaz de ver de una manera 
cada vez más relajada, con o sin gafas, la visión no puede hacer otra cosa más que mejorar.”
*****
Cuando
 comencé esta experiencia, me quité las gafas y no me las quise volver a
 poner. No lo recomiendo. Las primeras dos semanas fueron muy duras, 
siempre tenía ojeras y tenía los ojos siempre muy cansados.
Con
 el tiempo se me fueron relajando, pero aún así los notaba bastante 
cansados. Entonces imaginé que no podría ser tan bueno estar siempre sin
 gafas y que debería llevarlas cuando más las necesitara (esto se 
explica porque primero leí el manual de Bates, en el cual recomienda 
descartar las gafas directamente). Cuando ya leí sobre este tema en el 
libro que estoy traduciendo, empecé a ponerlo en práctica. Notaba que 
cuando más se me cansaban los ojos, era al estar al ordenador. Empecé 
entonces a ponerme las gafas sólo cuando estaba al ordenador y noté una 
mejora rápida en cuanto a relajación y avances en el reaprendizaje. Mi 
creencia era que al ponerme las gafas, de alguna manera, estropearía 
todo el trabajo anterior. Pues era errónea. Lo importante es conseguir 
la relajación de la vista, la máxima relajación. Si en una situación, 
estaremos mas a gusto con gafas (porque forzaremos la vista para poder 
leer las palabras, como en el ordenador), pues es mejor ponérnoslas. 
Personalmente no las uso para nada más, ya que en las demás situaciones,
 puedo arreglármelas sin. No hago ninguna actividad más en la que deba ver bien, así que entonces opto por no llevar. (Otro ejemplo sería conducir).
Mi
 recomendación es descartarlas cuando la visión es prescindible y 
podamos hacer las cosas cotidianas sin demasiada molestia. Sólo 
utilizarlas como dice el texto, como una ayuda y no como un substituto 
de nuestra visión.
 
 
“La
 finalidad del “palmeo” es permitir que los ojos descansen, la base de 
la relajación. En el palmeo, las manos, ligeramente en forma de tazón, 
cubren las cuencas con los dedos cruzados sobre la frente. Los ojos 
están cerrados y son cuidadosamente excluídos de toda luz. Puede haber 
un contacto firme entre la cara y las manos, pero no debería haber 
ninguno entre los ojos y las manos. Los codos deberían están apoyados de
 forma que la espalda esté recta y que no haya ninguna presión en el 
cuello, hombros y brazos. (Una buena posición es tumbado boca arriba en 
la cama).
El palmeo tiene unas cuantas funciones, la más 
importante de ellas la de descansar los ojos. Nos sentamos para 
descansar nuestros pies cuando sentimos que lo necesitamos; 
similarmente, si los ojos son aceptados como una parte de nuestro 
cuerpo, debería enterderse que ellos tambíen, necesidan descanso 
ocasionalmente. Cuando la visión es perfectamente normal, los ojos 
trabajan fácilmente y necesitan muy poco descanso; pero cuando la vista 
es anormal a cause del “strain” (esfuerzo, sufrir mientras se hace 
algo), toda actividad es relativamente cansina, así que precisa más 
descanso.
La relajación de la mente y el cuerpo puede 
desarrollarse a través del palmeo. La relajación no quiere decir 
desconectarse y colapsándose, sino rebajando la tensión y comportándose 
de la forma más apropiada y económicamente equilibrada (la conducta 
ocular, se entiende). El ojo sólo esta libre de “strain”, cuando es 
usado correctamente mediante la fijación focalizada (central fixation), 
es decir que la relajación en el sentido del Dr. Bates, se refiere a 
buen uso y coordinación normal. El palmeo es un caso especial, ya que no
 hay ningún input sensorial, así que la actividad correcta sería aquí no
 hacer nada. Esto es muy útil, ya que proveerá de un punto de referencia
 a partir del cual el esfuerzo y el sufrimiento (strain) en cualquier 
actividad cotidiana será más fácilmente reconocido, lo cual supone el 
primer paso hacia su prevención.
Pensar y sentir.
La
 actividad mental creativa es una extensión valiosa al palmeo. Cualquier
 ejercicio de memoria o imaginación, cualquier tipo de trabajo mental, 
desde ordenar una lista de la compra a componer una sinfonía, puede ser 
llevada a cabo tan eficazmente o mejor con los ojos cerrados que con 
ellos abiertos. Para empezar, uno podría por ejemplo tender a “pensar” 
con los ojos, causando “strain”. Lo esencial aquí es aprender a dejar a 
los ojos tranquilos. Cuando esto se va consiguiendo, se incrementa el 
descanso en la experiencia y prepara a la visión para un mejor 
desempeño.
Deberíamos estar interesados en usar todos nuestros 
sentidos hasta el máximo. Ver es importante, pero exagerar su 
importancia a expensas the otros sentidos nos deja más pobres; y también
 es algo contraproductivo, porque la vista debe desempeñar demasiado y 
empieza a sufrir. Aceptar que la visión es en muchos aspectos un sentido
 secundario, hace que el usar los ojos de una forma normal y relajada 
sea más fácil, así como conseguir lo mejor que nos pueden dar. El palmeo
 otorga una oportunidad excelente para familiarizarse mejor con el 
tacto, el olfato y el oído, incluso el gusto y muchas actividades 
mentales provechosas pueden llevarse a cabo mientras nuestros ojos 
descansan.
Explorando estos otros sentidos, que son esencialmente 
pasivos, hace que sin hacer ningún esfuerzo, podamos aplicar esta 
atención discriminativa fácilmente, sólo aceptando lo que percibimos. En
 hacer la transición entre ojos cerrados o abiertos, la cuestión depende
 de dos factores:
- De
 la relación entre la vista y sus compañeros. Por ejemplo, el ver en 
esta situación, ¿me aumenta o disminuye la experiencia de mis otros 
sentidos?
 
- La habilidad para encontrar mediante la práctica, el equilibrio entre ver o no ver.”
 
*****
El palmeo.
Podríamos
 decir que es el pilar del tratamiento y mejora de nuestra visión. A lo 
largo de la lectura del manual de Bates, podemos advertir como no se 
cansa de repetirnos que el palmeo es esencial.
Incluso
 hubo casos descritos en los que el palmeo curó por completo a una 
persona, sin necesidad de más tratamiento o ningún método o práctica. El
 caso es de un hombre mayor con problemas de visón. Bates le dijo que 
para empezar tendría que aprender a relajar y descansar los ojos. Le 
enseñó la técnica del palmeo. El señor, muy interesado le preguntó si 
los ojos podían descansar “demasiado”. Bates le dijo que no. Dos días 
después recibió noticias de su paciente. Le dijo que estaba 
completamente curado y que veía perfectamente. Bates estaba 
completamente sorprendido y le preguntó como lo había hecho. El paciente
 le contó que había sido muy pesado, pero que había hecho palmeo durante
 unas veinte horas seguidas. Bates incrédulo le dijo que debía haber 
parado en algún momento para comer, que no era posible. El paciente 
relató como comenzó a hacer palmeo hacia las cuatro de la mañana y 
siguió haciéndolo sin comer hasta las doce de la noche. Sólo paraba 
cuando tenía sed para beber grandes cantidades de agua. El extracto de 
este caso está 
aquí. 
La
 forma más cómoda de hacer palmeo, según mi experiencia es hacerlo 
tumbados. Si nos apoyamos con los codos en una mesa, corremos el riesgo 
de encorvarnos o añadir tensión al cuello u hombros. Durante el palmeo 
deberemos relajarnos al máximo y respirar de forma natural. Ahora la 
tarea es la de intentar ver lo más negro posible. Incluso cuando notemos
 oscilaciones hacia el negro debemos decirnos mentalmente “bien”. El 
cerebro es así, a veces no sabe muy bien lo que queremos, pero si vamos 
hacia una meta extraña (en este caso visualizar el negro lo más 
nítidamente posible) al acercarnos a nuestro propósito debemos ir 
“premiándonos”: “Bien, así, más negro, bien… etc”.
Parece
 ridículo al explicarlo, pero vuestra experiencia podrá deciros si es 
ridículo o no. Haced lo que queráis con los ojos. Lo esencial no es 
conseguir ver negro, sino que cuando el negro se vé perfectamente, 
significa que los ojos están totalmente relajados, la musculatura en la 
postura correcta y la focalización fijada. Si abriéramos los ojos en ese
 momento veríamos perfectamente. Lo que ocurre, esque en el momento de 
abrirlos, ya pasamos a nuestro “programa” de visión y perdemos ese 
estado “perfecto”.
El palmear con 
frecuencia, hará a nuestro cerebro y a nuestros ojos reconocer más ese 
estado y poder con el tiempo emularlo cuando estemos utilizando nuestra 
vista.
Bates
 también habla de visualizar un “punto negro”. Es decir, intentar ver 
con los ojos cerrados un punto negro, mientras lo demás está más claro, 
esto sería el famoso “central fixation” o fijación central. Hablaré 
sobre ella con más detenimiento. Personalmente, me parece más fácil 
comenzar con la visualización del negro. Si consigo dominarlo 
fácilmente, ya pasaré a intentar lo que describe Bates como el punto 
negro.
Lo que hago
 a veces durante el palmeo es cruzar los ojos. Se estira la musculatura,
 noto que los ojos se relajan más y el negro se hace más intenso. Hago 
lo mismo mirando hacia la derecha, la izquierda, luego arriba y luego 
abajo, como si estíraramos después de hacer un ejercicio durante unos 
momentos. Luego giro lentamente en las órbitas, derecha… e izquierda. 
Después me quedo con los ojos quietos e intento concentrarme en la 
oscuridad más absoluta.
Un buen 
truco es imaginarse cosas negras. En mi caso, me imagino que estoy 
dentro de una cueva oscura, donde te puedes pasar la mano frente a la 
cara y no ves nada. También recordar objetos de ese color: un coche, un 
gato, la puerta de metal de la valla del vecino, o imaginarse el negro 
más profundo del espacio. Todo vale mientras consigamos ese estado.
El
 tiempo para hacerlo dependerá de cada uno. Personalmente he notado que 
al cabo de unos 5-10 minutos, los ojos empiezan como a calentarse y 
hormiguear. Una sensación muy agradable empieza a aparecer y el negro se
 hace más intenso. Cuando muevo los ojos ligeramente noto que están más 
sueltos, más relajados. No hay que “dormirse”, aunque este sea un 
ejercicio de relajación, nuestra concentración no debe desfallecer.
El
 tema de la utilización de la visión y los otros sentidos, es más una 
filosofía que otra cosa. Es un cambio de actitud. Poco a poco tenemos 
que convencernos que los ojos necesitan descanso y que no están para que
 se los utilice sin ton ni son. Si por ejemplo, se está pensando en las 
musañaras, mejor cierra los ojos. Si estás en la ducha y puedes, hazlo 
todo con los ojos cerrados, abriéndolos sólo cuando sea necesario. Es 
más diría que el lema podría ser: sólo cuando sea necesario. Esto ya es 
muy personal y cada uno encontrará el como utilizar mejor sus sentidos. 
Cuesta tiempo y paciencia, pero merece la pena hacer este cambio de 
actitud por el bien de nuestra vista.
 
 
“La
 higiene ocular, como cualquier otro tejido del cuerpo, está basado en 
los requerimientos de la nutrición y la eliminación. Ambos dependen de 
la libre circulación de la sangre y el líquido linfático, lo cual puede 
ser magnificado de varias maneras:
- Respira
 de forma libre y natural. Los que se esfuerzan a ver, a menudo 
mantienen una actitud de concentración tensa. Esto roba oxígeno a los 
ojos, haciendo que el ver sea más difícil.
 
- Parpadea
 libremente y a menudo. Ligeros y rápidos parpadeos y “grandes parpadeos
 apretados” humedecen y limpian los ojos, descánsalos de la luz y sé 
capaz de que los ojos se relajen, cambien y se vuelvan más móviles.
 
- Moja
 los ojos con agua (manteniendo los ojos cerrados) para estimular la 
circulación de la sangre. Alterna grupos de mojar con agua caliente y 
después con fría. Hay que advertir, no obstante, que para pacientes con 
enfermedad o cuya visión esté muy deteriorada, sería mejor bañar los 
ojos (ojos cerrados) suavemente con una esponja.
 
- Saltando
 con suavidad (en un pequeño trampolín), o un ejercicio suave similar, 
es bueno para estimular el drenage linfático, ayudando a remover 
toxinas.”
 
 
 
“Mansfield
 P. (1996). The Bates method: a complete guide to improving eyesight 
naturally / Peter Mansfield; ilustrated by Shaun Williams. London 
Vermillion (pp. 105-127).”
“Un
 libro puede explicar una idea, pero las habilidades prácticas necesitan
 aprenderse practicándolas. Un libro puede decirte qué y hasta cierta 
extensión por qué, pero sólo un maestro puede enseñarte como.
Muchas
 de las tecnicas originadas por el Dr.Bates y desarrolladas por sus 
colaboradores han sido publicadas en varias ediciones. Redescribiendo 
unas pocas de ellas me gustaría mostrar como encajan perfectamente con 
el principio – que el correcto uso de los ojos, el cual lleva a una 
función normal y relajada, se consigue mediante el equilibrio de los 
elementos 
percepción,
atención y 
aceptación, como están expresadas en las siguientes afirmaciones:
- Me doy cuenta de mi entorno, lo percibo.
 
- Dirijo mi atención a una cosa a la vez.
 
- Acepto incondicionalmente lo que veo.
 
Hay pocos ejercicios específicos, si esque hay alguno, para una 
condición particular – cada ejercicio es una manera de examinar aspectos
 particulares de ver, y desempeñarán su parte en el proceso general. 
Tratando de concentrarse en lo que es más “relevante” puede ser un 
error; con frecuencia es el ejercicio que parece el menos 
atractivo/provechoso el que tiene la clave al problema. El maestro, que 
puede tomar una relativamente objetiva visión del caso, debe elegir el 
orden y las prioridades y sobre todo, debe cerciorars que el trabajo es 
perfectamente entendido.”
*****
Lo
 primero que destacaré esque el autor nos habla mucho de la importancia 
de un maestro que nos enseñe. Esto por supuesto, podría ser provechoso y
 hacer que avanzaramos con más rapidez y eficiencia. No obstante, el 
propio Bates, en su manual (hacer click para verlo) 
Perfect Sight Without Glasses,
 nos habla de como nosotros podemos ser nuestros propios maestros e ir 
encontrando el sentido a sus métodos. Cualquiera puede hacerlo, nos 
dice. Incluso nos cuenta el caso de como trató a un paciente por 
correspondencia.
Como veis, hay tres principios fundamentales en el texto.
El primero,
 el de la “percepción” viene a significar el darse cuenta de tu entorno,
 el poder moverse en él. Cuando dejamos de forzar la vista y pensamos: 
“Veamos, ¿cómo puedo utilizar la visión que tengo?¿qué me brinda mi 
visión?¿qué soy capaz de hacer con ella?”, las cosas son más fáciles 
desde ese momento y nos relajamos. Vemos que totalmente ciegos no somos,
 tendremos una visión borrosa, distorsionada, pero aún así podemos 
utilizarla para movernos eficientemente por nuestro entorno, por saber 
lo que nos rodea a groso modo. Ese es un cambio de actitud muy 
importante, no querer ver perfecto desde el principio.
El segundo,
 el de la “atención”, se refiere a prestarle atención a una sola cosa a 
la vez. Está conectado con el concepto de “central fixation” de Bates. 
Es decir, existe una zona de visión dentro de nuestro rango visual que 
es el más agudo a la hora de ver. Esto tiene su importancia, porque 
según las investigaciones de Bates, este “punto atencional” en gente con
 problemas de visión es demasiado grande y disperso. Incluso hay gente 
que para ver algo, quiere abarcarlo por entero. Esa no es lo forma 
correcta de visión. La forma natural de ver un objeto, es mirar sus 
partes con detenimiento (aunque el proceso se hace rápida e 
inconscientemente, nosotros tenemos que volver a aprenderla), en vez de 
mirar al objeto con la mirada fija y “amplia”. Debemos mirar nuestro 
alrededor con atención, bebiendo ávidamente cada pequeño trozo, nunca 
mirar vacíamente y apáticamente al exterior. Con el tiempo, veremos que 
la zona donde miramos aparece más nítida, mientras los alrededores no lo
 son tanto. Este es el síntoma de que el “punto atencional” está 
disminuyendo su área (lo cual no es negativo si no al contrario). Bates,
 en su consulta, entrenaba a la gente a que pudiera ver incluso más 
nítidamente la parte superior de una letra, por ejemplo, mientras que la
 parte inferior permanecia menos nítida. Bates utilizaba la tarjeta de 
Shellen (una versión moderna es la que utiliza todo oculista para 
examinar nuestra visión), para llevar a cabo su tratamiento. Este 
concepto puede ser un poco difícil de entender, por lo que intentaré 
contestar como pueda a las dudas que podáis tener sobre él.
El tercero,
 “la aceptación”, es quizá la afirmación más importante. Lo que destruye
 nuestra visión, lo que la empeora es precisamente esto, la no 
aceptación de nuestro estado. Queremos ver perfecto y queremos verlo 
ahora. Forzamos la vista para intentar conseguirlo y es precisamente 
esto lo que la debilita y la estropea. Hay que grabarse esto a fuego o 
si no, todo lo demás, no servirá para nada. Acepta lo que ves, desde 
ahora mismo. Mira sin tener intención de ver perfectamente. Cuando mires
 algo, examina la imagen que se te da, analízala. Si no puedes verla 
nítidamente, examina sus colores, sus contornos, ¡no estás ciego!, saca 
partido a tu visión.
El que no se convenza plenamente en este 
punto, no sacará provecho de nada de lo que escriba en adelante, así que
 tomaros vuestro tiempo para asimilarlo.
 
 
enero 18, 2008
Hace
 aproximadamente dos meses, me embarqué en esta experiencia. 
Anteriormente, ya había oído hablar de ello, el mejorar la visión, 
librarse de las gafas. Ocurrió durante mis estudios de psicología en los
 cuales un profesor explicaba como los problemas de visión, en un 95%, 
son aprendidos. Es decir, el ojo aprende a ver mal. La única manera de 
volver a ver bien de forma natural, sería aprendiéndolo de nuevo. Esta 
idea resulta chocante, sobre todo con lo acostumbrados que estamos a las
 tan conocidas prótesis inventadas presumiblemente por Salvino degli 
Armati: los anteojos o gafas.
Al viajar a Suecia de Erasmus, 
además de hacerlo para experimentar cosas nuevas, aprender y pasármelo 
bien, quería dedicar tiempo a mi construcción por llamarlo de alguna 
forma. Más ejercicio, vida más sana, etc y demás.
Me acordé de 
aquel tema tan espinoso y aparentemente maravilloso de poder ver sin las
 gafas. Reconozcámoslo, las gafas no nos curan de la mala visión. Al 
contrario, nos la empeora año a año. Llevo gafas desde aproximadamente 
los 12 años y mi visión ha empeorado cada año.
El método para 
mejorar la visión fue creado por W.H. Bates. El libro llamado “El método
 de Bates: perfecta visión sin gafas”, es uno polémico incluso hoy en 
día. No es de extrañar. Somos dados a ser tradicionales en nuestros 
métodos médicos y el oftalmológico no deja de ser uno de esos métodos. 
El que unos sencillos hábitos y ejercicios visuales puedan ayudar a más 
del 90% de las personas a mejorar e incluso llegar a tener visión 
perfecta sin gafas, es algo que choca e insulta a todos los años de 
estudio de los oftalmólogos. No hablemos ya del mercado de las gafas y 
del seguro cliente de por vida que se labra la óptica. Cada uno o dos 
años, tienen asegurada la venta de otras gafas, otra graduación de 
lentes y el problema sigue siendo el mismo y agravado.
Mi postura aboga por hacer lo posible para librarnos de esas prótesis y volver a ver de forma natural.
Mi
 intención aquí es dar a conocer mi caso y las técnicas que he 
utilizado. Llevo practicando este método unos dos meses con buenos 
resultados. Aunque al principio fue duro, poco a poco empecé a 
acostumbrarme a hacer mis quehaceres cotidianos sin gafas. La correcta 
actitud es aquí muy necesaria, de ello habla mucho el libro de Bates. 
Actualmente me noto los ojos más “ágiles” y con una visión más nítida. 
Hay un fenómeno que me pasa cada vez a menudo. Voy caminando por la 
calle y parpadeo. De repente la visión se vuelve nítida, límpida, 
incluso mejor que con mis gafas. Vuelvo a parpadear y desaparece. Esto 
me sucede cada vez con más frecuencia y el tiempo de “visión perfecta” 
me dura más tiempo. Aún así mi estado de “visión borrosa” es mejor que 
anteriormente. Estoy muy contento e ilusionado con ver hasta donde puedo
 ser capaz de llegar. Porque una cosa es cierta. Sí, se mejora la vista,
 pero lo dice ya el propio Bates, hay casos en los que no puede 
mejorarse hasta la perfección. Veo este método como una vía de 
autosuperación y de ilusión. El imaginarme poder ver sin gafas 
perfectamente es mi aliciente.
¿Las pruebas de ello? Quizá me haga
 un chequeo al volver a Mallorca, pero ya habla Bates de la situación 
tensa y artificial de la prueba de visión en el oftalmólogo. Uno de los 
principios básicos que postula Bates esque la visión no es algo estático
 e inmutable si no que cambia sutilmente a cada instante. Las gafas con 
su graduación, obligan al ojo a ver de una determinada forma, “premia” 
con la buena visión el estar pasivo y quieto y “castiga” con visión 
borrosa si hace lo que un ojo normal debería hacer. Esa es una de las 
teorías básicas de Bates de como la visión empeora con el tiempo. El ojo
 se vuelve vago y apático. Además, la graducación nos hace daño a los 
ojos, tanto cuando esta está por debajo de lo que en ese instante 
tenemos, como cuando está por encima como suele pasar cuando un día 
tenemos los ojos cansados y “vemos peor”. Ese desequilibrio daría lugar a
 forzar la vista, el máximo enemigo de la vista.
A lo largo de los
 días que pueda, iré traduciendo del inglés, el fragmento más destacado 
del libro que habla a su vez del libro de Bates aquí en este blog. Es un
 libro en el cual se clarifican las a veces oscuras explicaciones de 
Bates y pone énfasis en lo más importante. Las traducciones irán entre 
comillas y pueden venir seguidas de mis comentarios, experiencias y 
consejos personales sobre detalles que he ido aprendiendo con la 
práctica, los cuales vienen después de los asteriscos (*****).
En esta categoría pienso detallar métodos y ejercicios que cubrirán los siguientes aspectos:
- La actitud al ver.
 
- La higiene ocular, su alivio y descanso.
 
- Los ejercicios.
 
- Binocularidad.
 
- Agudeza visual.
 
- Integración y equilibrio.
 
Para ir documentándose por su propia cuenta, recomiendo la visita de estos enlaces:
- AQUI encontraréis
 información sobre “ejercicios” visuales. El método de Bates desaconseja
 la “gimnasia ocular”, ya que más que sacar músculo a los ojos es 
encontrar ese punto sutil en el cual se empiece a ver de forma clara, 
comprenderlo y afianzarlo, en vez de ejercitar mecánicamente sin ningún 
beneficio. Personalmente encuentro que me cansan mucho la vista, pero en
 este tema tan poco investigado, las diferencias personales pueden 
marcar la diferencia y lo que no me sirve a mi quizá sirva a otros. La 
página la encuentro especialmente útil por los consejos de higiene 
visual.
 
- Para terminar, de forma muy general diré que al mirar:
 
- Evita el Peligro: Si necesitas tu visión para realizar cualquier actividad de riesgo (conducir por ejemplo), lleva las gafas.
 
- Comodidad:
 Debes intentar tener los ojos relajados siempre. Si notas que estás 
forzando la visión (por ejemplo, mirando la tele o al ordenador), ponte 
las gafas. En las situaciones donde realmente no necesites una visión 
muy nítida y te sientas cómodo, descártalas (las gafas deben quemarte!)
 
- Dificultad:
 Si notas que en una determinada actividad te resulta especialemente 
difícil sin gafas, póntelas. Lo más probable esque absorto en la 
actividad compleja, forzaras la vista sin darte cuenta.
 
El concepto clave aquí es el de 
relajación a toda costa y 
evitar el forzar la vista.
 Cada uno irá encontrando su forma de desembarazarse las gafas con la 
ayuda de la información (actitudes y ejercicios activos) y los métodos 
(básicamente de descanso y relajación) que iré describiendo.
 
 
“Fijación central” (central fixation)
El concepto de “central fixation” de Bates.
Existe
 una zona de visión dentro de nuestro rango visual que es el más agudo a
 la hora de ver. Esto tiene su importancia, porque según las 
investigaciones de Bates, este “punto atencional” en gente con problemas
 de visión es demasiado grande y disperso. Incluso hay gente que para 
ver algo, quiere abarcarlo por entero. Esa no es lo forma correcta de 
visión. La forma natural de ver un objeto, es mirar sus partes con 
detenimiento (aunque el proceso se hace rápida e inconscientemente, 
nosotros tenemos que volver a aprenderla), en vez de mirar al objeto con
 la mirada fija y “amplia”. Debemos mirar nuestro alrededor con 
atención, bebiendo ávidamente cada pequeño trozo, nunca mirar vacíamente
 y apáticamente al exterior. Con el tiempo, veremos que la zona donde 
miramos aparece más nítida, mientras los alrededores no lo son tanto. 
Este es el síntoma de que el “punto atencional” está disminuyendo su 
área (lo cual no es negativo si no al contrario). Bates, en su consulta,
 entrenaba a la gente a que pudiera ver incluso más nítidamente la parte
 superior de una letra, por ejemplo, mientras que la parte inferior 
permanecia menos nítida. Bates utilizaba la tarjeta de Shellen (una 
versión moderna es la que utiliza todo oculista para examinar nuestra 
visión), para llevar a cabo su tratamiento. Este concepto puede ser un 
poco difícil de entender, por lo que intentaré contestar como pueda a 
las dudas que podáis tener sobre él.
 
 
Ejercicios para mejorar la visión
La
 gimnasia ocular fortalece los músculos y mantiene ágiles los ojos, su 
realización metódica es una práctica de reeducación visual que permite 
mejorar la funcionalidad de los ojos y mantiene la capacidad visual en 
buen estado. Son también pues, beneficiosos para aquellos que, a pesar 
de tener buena visión, quieran tonificar este órgano tan castigado en la
 vida moderna. Si bien son unos ejercicios que requieren tiempo y 
paciencia, pueden conseguir prescindir de esas incómodas prótesis que 
son las gafas. Es también un ejercicio de voluntad que puede aportar 
grandes beneficios; deben ir incorporándose a la vida diaria hasta que 
no comporten ningún esfuerzo, es decir, hasta que la reeducación visual 
haya conseguido su objetivo: recuperar la forma natural de mirar. A 
menudo el problema que se plantea es de pereza disfrazada en forma de 
falta de tiempo: siempre hay algo más urgente que hacer. Pero la 
simplicidad de la mayor parte de estos ejercicios permite que sean 
realizados en poco tiempo y en cualquier lugar y momento. Los hay que ni
 tan sólo son ejercicios: dormir bien, con la luz apagada, evitar malas 
posturas… Cuidar nuestros ojos es una cuestión de atención y de tomar 
consciencia del propio cuerpo, observar qué es lo que nos lleva a 
enfermar y qué es lo que nos conduce a la recuperación. A la hora de 
cuidar de nuestra visión, es fundamental ante todo evitar todas aquellas
 situaciones que produzcan debilidad de la musculatura ocular: cansancio
 excesivo de los ojos, forzar la vista, malas condiciones de 
iluminación, bajar los ojos con frecuencia, falta de higiene de los 
ojos, uso de substancias nocivas para el embellecimiento, etc. Son 
medidas que conocemos todos pero que quizá por su simplicidad se les 
otorga menos importancia de la que tienen. 
La 
prevención es sumamente importante, tanto para los ojos como para el 
estado general del cuerpo, es el primer paso ineludible hacia la 
curación. Antes de adquirir nuevos hábitos que puedan llevar a la 
recuperación, hay que ser consciente de aquéllos que nos han conducido a
 la situación actual, y deshacerse de ellos.
Hay 
distintas actividades que pueden ser de gran ayuda a la hora de llevar a
 término la reeducación visual, tales como el yoga, el tai qi, o el qi 
gong. Este último, incluso cuenta con ejercicios específicos para 
mejorar la visión. Todas aquellas prácticas que trabajan la energía 
vital pueden resultar de gran ayuda, ya que tonifican y relajan todo el 
cuerpo, y nos llevan al estado más propicio para la recuperación y el 
mantenimiento óptimo de la salud y de los ojos. 
En 
cuanto a los ejercicios, los hay de diferentes tipos: los activos, que 
persiguen un objetivo determinado, y los de relajación, que buscan este 
estado imprescindible para realizar los activos y mantener la vista 
sana. También hay otros factores que es importante a tener en cuenta y 
que es necesario combinar con los ejercicios, tales como los baños de 
sol, el aire libre, el agua fría, la gimnasia y una buena alimentación. 
La óptima observación de la respiración es otro elemento irreemplazable 
para la buena visión, no sólo por su papel en la relajación sino porque 
aumenta la circulación de sangre oxigenada que llega a los ojos. La poca
 importancia que se le da a la respiración no responde a su capacidad 
para ofrecernos una buena calidad de vida. Podría probarse durante un 
tiempo, durante el cual tomar consciencia de la respiración y probar qué
 diferencia hay si en un momento de nervios hacemos una respiración 
entrecortada, o una profunda, lenta y regular. Durante la realización de
 los ejercicios, hay que mantener una respiración profunda y acompasada,
 ya que a menudo, cuando se hace un esfuerzo ocular tiende a disminuirse
 o parar a intervalos la respiración, como si de esta manera se 
atendiera mejor lo que se está mirando, cuando es al contrario, ya 
perjudica a los ojos. Si se está leyendo un texto que resulta pesado, o 
extremadamente interesante, se tiende a minimizar la respiración, pero 
también en el acto de lectura normal la respiración acostumbra a ser 
poco profunda. Si durante una lectura se siente dolor en los ojos, sólo 
hay que probar de leer haciendo respiraciones profundas e inmediatamente
 se notará la diferencia, el dolor prácticamente desaparece y mejora la 
capacidad visual. Asimismo, los ejercicios de respiración son también un
 complemento excelente para los ejercicios visuales ya que, ayudan a la 
vez a la relajación. Los ojos se ponen en forma cuando el juego visual 
es distendido, sin tensiones ni cansancio.
Estas 
sencillas directrices de prevención son un soporte imprescindible, hay 
que, en contra de las clásicas afirmaciones del oftalmólogo, hacerse 
cada uno responsable del desequilibrio de sus ojos. Tomar consciencia y 
estar atento durante un tiempo de todo aquello que afecta la visión, de 
aquellos factores positivos y de aquéllos que agotan los ojos. Es 
posible que en un principio sea difícil determinar las sensaciones 
sutiles de los ojos, pero a medida que se vaya poniendo atención, 
crecerá la sensibilidad.
Ejercicios activos
Mirada
 analítica. Uno de los malos hábitos de los ojos defectuosos es 
pretender abarcarlo todo en una sola ojeada, hecho que provoca una 
fijación de la mirada. Los ojos de los aborígenes de tribus en estado 
más primitivo tienen una movilidad continua. No fijan los ojos en ningún
 punto, sino que recorren todos los detalles y extraen una visión de 
conjunto. Esta es la forma saludable de mirar. La sociedad industrial ha
 propiciado la modificación de la visión natural que se traduce 
básicamente en una fijación de la mirada. Para impedirlo, es necesario 
que los ojos estén en continuo movimiento, tomando cada vez un pequeño 
detalle del conjunto y que la mirada se vaya moviendo rápidamente de un 
lugar a otro. De esta manera, el conjunto se dibujará de una manera más 
nítida a la vez que no representará un esfuerzo extraordinario para los 
ojos. Hasta que no se adquiera ese hábito, es un ejercicio muy 
beneficioso practicarlo con una imagen, un paisaje o fragmento, 
analizando sus partes poco a poco, moviendo rápidamente los ojos.
Acomodación.
 Con una revista o un libro en la mano iniciar la lectura manteniéndolo 
lo más cerca posible de los ojos, empezar a alejarlo lentamente hasta 
tener el brazo estirado, volver a aproximar la página sin interrumpir la
 lectura, y así hasta veinticinco veces consecutivas. Después dejar el 
libro y colocar el dedo índice entre los ojos, los más cerca que sea 
posible de la cara, en posición vertical, alejarlo paulatinamente. 
Finalmente volver a acercarlo, pero siempre muy lentamente. Repetir unas
 veinticinco veces.
Gimnasia directa. Este ejercicio 
tiene la finalidad de habituar el ojo a mirar en todas direcciones y 
recuperar así la flexibilidad de la musculatura, a la vez que afloja la 
tensión. Con la cabeza y los hombros relajados pero sin moverse, empezar
 a mirar primero a la derecha y después a la izquierda y viceversa. A 
continuación de arriba a abajo. Seguidamente se mirarán las cuatro 
esquinas de una habitación, i después de unos cuantos días se pasará a 
la rotación visual recorriendo un círculo con los ojos unas veinte veces
 en cada sentido. Otra forma de gimnasia directa es cruzar los ojos. En 
contra de las amenazas maternas de que podrían quedarse así de por vida,
 mirarse la nariz es una forma de estirar la musculatura. Estos 
ejercicios pueden resultar al comienzo un poco dolorosos, incluso 
producir como una especie de mareo debido a que los ojos se encuentran 
en tensión. Este dolor irá desapareciendo a medida que avance el 
ejercicio, pero es importante no forzar los ojos en exceso.
Alternancia.
 Dirigir la mirada a un lugar oscuro, mantenerla allá unos segundos y 
mirar hacia un lugar muy iluminado. Efectuar una pausa en esta posición 
antes de mirar otra vez al lugar oscuro y así sucesivamente.
Balanceo.
 Este ejercicio se practica de pie, con los pies separados unos 30 cms. y
 dejando que los brazos caigan libremente, a continuación se inicia un 
suave balanceo moviendo el cuerpo de un lado a otro. Hay que mover todo 
el cuerpo, no sólo la cabeza o el tronco, e ir levantando los pies 
alternativamente. Este ejercicio dispone de dos posibilidades: el 
balanceo corto y el amplio. En el balanceo corto los pies se separan 
unos 50 cm. aproximadamente. Hay que situarse delante de una ventana o 
paisaje, de manera que se disponga de un objeto cercano y otro más 
alejado. La oscilación debe ser lenta y acompasada. Hay que mantener la 
mirada en el objeto cercano. Al oscilar hacia la derecha parecerá que el
 paisaje se mueve hacia la izquierda en relación con el objeto cercano. 
Cuando se haya observado durante un buen rato, cerrar los ojos, y, sin 
dejar el movimiento, evocar la imagen, con los mismos movimientos. En el
 balanceo amplio los pies deben estar más separados y la oscilación debe
 ser mayor oscilación mayor.
Este ejercicio es especialmente beneficioso para los miopes.
El
 guiño. Es uno de los ejercicios más sencillo, y puede hacerse en 
cualquier momento, ya que simplemente se trata de eso, de guiñar el ojo.
 Guiñar el ojo permite eliminar los cuerpos extraños, al mismo tiempo 
que asegura una buena distribución de las secreciones lagrimales, es 
como un masaje. En el momento de cerrar el ojo, debe apretarse al 
máximo, tensando toda la musculatura ocular, y en el momento de abrir, 
relajar.
La puerta. Situar el dedo índice a un palmo de
 los ojos y mirar a un punto lejano. Al cabo de un rato el dedo se 
desdoblará y formará una puerta sin travesaño superior, es decir, que el
 objeto lejano que se está enfocando quedará enmarcado por la imagen de 
los dos dedos. En el momento en que intentemos enfocar los dedos, la 
imagen doble desaparecerá y sólo encontraremos uno de ellos. 
Probablemente
 una de las dos imágenes aparecerá más borrosa que la otra, eso 
significa que el ojo contrario está menos relajado o es más débil. A 
medida que se vaya practicando este ejercicio, los dos dedos tienen que 
ir adquiriendo la misma intensidad.
Adaptación. En este
 caso son necesarios dos calendarios, uno grande colgado en la pared y 
uno pequeño para tener en la mano. Fijar la vista, primero con un ojo y 
después con el otro, en el número uno del calendario pequeño y 
seguidamente en el del grande, y así con cada número de los dos 
calendarios. La adaptación resulta especialmente beneficiosa para los 
ojos miopes, ya que les acostumbra a cambiar de enfoque y visualizar, a 
partir del calendario pequeño, los números del calendario mayor.
Ojo
 de pirata. Las gafas acostumbran a graduarse para cada ojo de forma 
separada. Esta práctica desajusta todavía más el equilibrio y la 
coordinación de los ojos. Un buen ejercicio para profundizar en el 
trastorno de cada ojo y posibilitar así el restablecimiento de la 
coordinación es la utilización de un parche durante espacios cortos de 
tiempo a lo largo del día. Los parches para los ojos pueden adquirirse 
en cualquier farmacia. Tapar un ojo con el parche y hacer los ejercicios
 visuales, o simplemente efectuar las actividades cotidianas, siempre 
que el ojo descubierto no fuerce su capacidad, ya que en este caso sería
 contraproducente. Tapar el mismo ojo cada día un rato, mientras se está
 en casa tranquilamente o dando un paseo, tomando consciencia de cuáles 
son las sensaciones y sentimientos que provoca. Al cabo de una semana, o
 el tiempo que se crea necesario, cambiar el parche al otro ojo, 
comprobando cuáles son las diferencias en la percepción del mundo, las 
respuestas emocionales y físicas. Es posible que un ojo tenga la 
capacidad visual muy por debajo del otro, y por este motivo no realice 
determinados movimientos a la hora de mirar. Con este ejercicio cada ojo
 realizará de este modo todos los movimientos necesarios para la visión.
Ejercicios de relajación
La
 relajación es el componente indispensable que persiguen muchos de los 
ejercicios destinados a mejorar la vista. Muchos de sus trastornos se 
deben a la tensión y la fijación de la mirada, por lo que la relajación 
constituye un paso imprescindible para la curación. Los ojos, para su 
buen funcionamiento, deberían estar siempre en un estado de relajación 
dinámica, pero muchas veces eso resulta imposible ya que el cuerpo no se
 encuentra relajado. Es por eso que debe atenderse no sólo a la 
relajación de los ojos sino al estado general del cuerpo. Si es posible,
 se recomienda hacer ejercicios de relajación o meditación antes de los 
ejercicios visuales para que el cuerpo esté y siga relajado.
Al
 ser éste un punto tan importante para el buen funcionamiento de la 
vista, en los momentos en que los ojos no son necesarios en la actividad
 que se esta efectuando, tenerlos cerrados o simplemente en un estado de
 pasividad que permita que estén distendidos.
Rotación 
del cuello. Los movimientos rotativos del cuello constituyen una buena 
relajación, ya que a menudo ése es un punto en el que se acumula tensión
 y queda agarrotado. También un breve masaje en la nuca hace un efecto 
similar. Es una buena manera de empezar los ejercicios, o también 
durante un descanso en el trabajo o durante la lectura. También pueden 
masajearse los puntos de acupresura de la nuca relacionados con la 
visión. Éstos se encuentran las protuberancias al final del cuello, 
donde empieza la cabeza; presionando estas zonas se estimula la 
circulación de la energía de los ojos.
Palmeado. Este 
es un ejercicio básico destinado al descanso de los ojos. Consiste en 
poner las palmas de las manos sobre los ojos cerrados, con los codos 
encima de la mesa. Las manos no deben efectuar ninguna presión, se trata
 e relajar, pero como más oscuridad se consiga mejor. De esta manera 
durante unos diez minutos se relajarán los ojos. En el caso de que la 
visión sea normal o casi normal se verá el campo visual totalmente 
negro, si no es así es probable que aparezcan manchas grises o de color,
 franjas luminosas… pero a medida que mejora la vista, estas franjas van
 desapareciendo. Sea como sea, no debe atenderse a las manchas, ya que 
en ese caso los ojos no se relajarían. 
Parpadeo. Es un
 ejercicio que consiste en abrir y cerrar los ojos, tal y como se 
parpadea normalmente pero a más velocidad. Los párpados tienen un papel 
primordial en la protección de los ojos, del buen funcionamiento de 
éstos depende en gran parte de que la vista sea buena o mala. Parpadear 
tiene dos funciones: conceder cierto descanso a los ojos, aunque sea de 
forma instantánea, aislándolos de la luz, y humedecer los ojos. Cuando 
la visión es normal, el parpadeo es constante, aproximadamente cada 
cinco segundos, pero cuando se fuerzan los ojos y se fija la mirada, la 
tendencia es a disminuir la frecuencia del parpadeo. La práctica 
repetida estimulará su asimilación insconciente. Este ejercicio, al ser 
tan sencillo puede practicarse tan a menudo como uno quiera.
Acupresura.
 Para mejorar la circulación y en contra de las tendencias del 
endurecimiento del tejido muscular se ha demostrado la eficacia de la 
acupresura diaria; estimula los nervios y los puntos de energía 
relacionados con los ojos. Consiste en realizar un masaje, apretando 
ligeramente con los dedos o los nudillos en movimiento circular a los 
laterales del nacimiento de la nariz; encima de la ceja, en la parte 
central; por debajo de los extremos exteriores de las cejas, las sienes y
 la parte superior de los pómulos. Hay otro punto situado en la mano, en
 el pliegue entre los dedos pulgar e índice, allá donde con la mano 
cerrada, acaba la arruga. Cuando hay tensión acumulada, se nota una 
pequeña bola. La acupresura afloja la tensión de la musculatura, y es 
una buena práctica para relajar los ojos durante largos períodos de 
lectura o esfuerzo ocular.
No es necesario hacer todos 
los ejercicios que se han descrito. Cada persona debe elegir aquéllos 
que le parezcan más adecuados a sus circunstancias y que pueda practicar
 con más facilidad. Es conveniente realizar cada día dos de los 
ejercicios como mínimo, dependiendo de la disponibilidad de tiempo. 
Cuando se domina perfectamente un ejercicio, es oportuno pasar a otro o 
alternándolos de manera adecuada. Muchos de ellos pueden asimilarse en 
la vida cotidiana y llevarlos a término a ratos perdidos o mientras se 
lleva a cabo otra actividad.
Por otro lado, hay más factores que benefician la capacidad visual y resultan de gran ayuda durante el proceso de recuperación.
Baños
 de sol. La moda de las gafas de sol empezó hacia 1914, antes de aquella
 época había muy poca gente que llevara, y el que lo hacía despertaba la
 compasión de los demás, ya que consideraban que padecía alguna 
enfermedad o que era ciego. Mantener el sol alejado nos lleva al 
aislamiento de nuestro entorno y aumenta el abismo entre el mundo 
interior y el exterior. Además, impide la carga del hipotálamo al 
cerebro a través de los nervios de la vista, que se abre al mundo 
exterior al globo ocular. De manera que el uso de las gafas de sol no es
 nada recomendable, ni para los ojos sanos, a no ser en casos 
excepcionales. 
El sol es un regenerador del cuerpo en 
general, y muy beneficioso para los ojos. Aumenta la vitalidad y relaja 
los órganos. Para los baños de sol oculares, se cierran los ojos y se 
dirige la cara hacia el sol, desplazando muy lentamente la cabeza de 
derecha a izquierda y viceversa. Después palmear durante unos segundos y
 se repite la exposición al sol. También se pueden abrir los ojos muy 
levemente de vez en cuando, como en un flash. Los baños de sol son 
recomendables con bastante frecuencia y de corta duración.
Agua
 fría. Es recomendable lavar los ojos con agua fría varias veces al día.
 Así se estimula la circulación sanguínea de los ojos y su entorno de 
una manera similar como con la acupresura.
Alimentación.
 La nutrición juega un papel preponderante en las enfermedades de la 
vista. Es pues, un elemento imprescindible para la recuperación, así 
como también para el mantenimiento de una vista sana. En principio, 
debería hacerse un replanteamiento general que condujera a un proyecto 
de cambio, o simplemente ajustar la dieta para mantener un régimen de 
alimentación saludable. Dependiendo de las condiciones de cada uno, la 
adaptación tendría que ser mayor o menor. Actualmente se consume una 
cantidad desmesurada de proteínas, por tanto es recomendable efectuar 
una dieta de eliminación de proteínas o un ayuno de proteínas. Eso se 
puede hacer durante un período de unas 8 ó 10 semanas, en el que se 
excluirán de la dieta la carne, el pescado, los huevos y los productos 
lácteos de cualquier tipo. A partir de entonces será suficiente efectuar
 una modifición de la dieta normal, ingeriendo estos productos de forma 
moderada (1 ó 2 veces por semana) procurando que éstos sean de la mejor 
calidad. Así se cubre la necesidad de proteínas sin producir 
acumulación. Es necesario evitar grasas de origen animal, conservas, 
preparados a base de harina blanca, pasteles,, bombones y dulces en 
general, productos congelados, la sal refinada, el tabaco y el alcohol. 
Consumir frutas, verduras y hortalizas frescas y de temporada; cereales,
 especialmente integrales; frutos secos, hierbas aromáticas, ajo y 
perejil, miel pura…
http://pandalovesbambu.wordpress.com/
 
Una respuesta a “Fijación central” (central fixation)