“Por desgracia, la leyenda de San Fermín no es más que una composición tardía y totalmente desprovista de veracidad” (“Historia de los obispos de Pamplona”, tomo I, pág. 32, Ed. EUNSA e Institución Príncipe de Viana,
No es que fuese o no hijo putativo del gobernador Firme, que fuese o no obispo de Pamplona, que pasase o no a las Galias, que le azotaran y degollaran o que le arrastrase un toro por las calles, o que su vieja leyenda se desdibuje en la nebulosa de los tiempos… no: Es que no existió.
A nuestro ilustre autor le avalan, entre sus fuentes principales,
“Vies des Saints et Bienhereux” ( PP. Benédictins de Paris, tomo IX, Ed. Letouzey et Ané, Paris 1950), así como el
“Dictionnaire d´Histoire et de Géographie Ecclésiastiques”, (tomo XVII, Ed. Letouzey et Ané, Paris 1971), inmenso y exhaustivo trabajo donde los haya, empezado en 1912 y que va actualmente por los 30 volúmenes, manantial de información obligatorio para cualquier interesado en la Historia de la Iglesia.
Pues eso: una mera “composición tardía y totalmente desprovista de veracidad”.
Más recientemente, otro insigne historiador, José Mª Jimeno Jurío, en “Historia de Pamplona y de sus lenguas” (págs. 42-51, Ed. Pamiela, 1995) ,vuelve a dejar bien claro el engaño, cerrando el capítulo -tan buenazo siempre él- con que, al fin y al cabo, “errare humanum est”.
Hace pocos años, Roldán Jimeno Aranguren, su hijo, zanjó definitivamente la cuestión en “Los orígenes del cristianismo en la tierra de los vascones” (págs 123-143, Ed. Pamiela, 2003), que viene a ser una síntesis y conclusiones de su Tesis Doctoral (con 26 págs. de Bibliografía).
Revela todo tipo de inconsistencias, arbitrariedades y falsedades de la leyenda: el mutismo absoluto durante casi XII siglos; la imposible concordancia de las fechas; la historiografía amienense y la navarra. El relato en su conjunto, la documentación toda, en fin, que deja al descubierto la mentira.
Ese es el “respeto” que merece semejante “brillante palmarés de San Fermín”, y no el solicitado por José Mª Romera, (“No me toquen al Santo”, ganador del III Concurso Periodístico Internacional San Fermín 1982).
Por no abrumarte con más citas librescas, lector amigo, sólo añadiré que en los últimos años no han faltado los artículos serios en periódicos y revistas que, para ser de divulgación, rebosan información y autoridad en su género, retratando claramente la mentira de San Fermín. Destacaré solo el del historiador Pello Guerra “SAN FERMIN. El santo que no existió” (ZAZPIKA/Gara, 28.6.2009).
Mª Raquel García Alarcón lo señala en su Prólogo a la obra citada de Roldán Jimeno con estas palabras: “El caso de San Fermín es el paradigma de una devoción medieval, cuya base histórica…. sigue siendo aún hoy en día mayoritariamente ignorada por el gran público”.
No ha habido una investigación seria, rigurosamente histórica, hasta hace cuatro días y, claro, una mentira mil veces repetida…
A estas alturas, se preguntará el lector por qué y cómo pudo surgir la leyenda. Aunque no hay respuesta segura, los historiadores vienen a coincidir en la hipótesis de que la "historia" partiese probablemente, de algún clérigo medieval que, en su afán por dotar al cristianismo navarro de la más sólida tradición apostólica -ser “cristiano viejo” era más que un grado-, se saltó mil años de silencio en la historia, sacándose de la teja -que es como la chistera de los curas- la gloriosa (?) leyenda de San Fermín, entre una sarta de burdas contradicciones y tal cúmulo de falsedades que, como va dicho, no resiste la crítica histórica más elemental.
Total :
reliquias de S. Fermín, sepulcro de S. Fermín, capilla de S. Fermín, imágenes de S. Fermín; tesoro de S. Fermín; parroquia de S. Fermín; cofradía de S. Fermín; patronato de S. Fermín; hornacina de S. Fermín, S. Fermín de Aldapa; calle S. Fermín; S. Fermín de los navarros…
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