Hildegard Von Bingen
Hildegard fue monja, mística, farmacéutica, enfermera y compositora de preciosas músicas religiosas. Vivió de 1098 a 1179 en Alemania.
Santa
Hildegarda vivió en la Edad Media, época en que las mujeres ni siquiera
recibían instrucción, por mencionar sólo una cosa acerca de como era
la vida de las mujeres en el medioevo.
Fué una mística, canalizadora, poeta, compositora, médica, política,
predicadora y fundadora de comunidades religiosas femeninas.Patricia Sahade
"
Hildegarda tomó la decisión de establecer a sus monjas en un monasterio
propio, sin ninguna dependencia de la abadía de monjes de
Disibodenberg, para lo que fundó un convento en Ruperstberg , cerca de
Bingen. Fue el primer monasterio de monjas autónomo, pues hasta
entonces siempre habían dependido de otro de varones Entre 1147 y 1150
las monjas se trasladan a su nuevo monasterio. Los monjes de
Disibodenberg se opusieron a este traslado, pues veían disminuidas las
rentas y la influencia de su monasterio, pero la tenacidad y energía de
Hildegarda venció todas las dificultades y en 1150 el Arzobispo consagró
el nuevo monasterio, que siguió atrayendo numerosas vocaciones y
visitantes"
Hildegard
von Bingen (Alemania, 1098-1179) fue una polifacética abadesa, física,
filósofa, naturalista, compositora, poetisa y lingüista del medievo.
A
pesar de que su trabajo no sería considerado ciencia como tal en el
mundo moderno, brilló con luz propia durante la época medieval.
Intervención divina
Hildegard von Bingen nació en una familia noble alemana en 1098.
Ella fue la décima de sus hermanos y pasó enferma la mayor parte de su infancia.
Sus
padres eran muy creyentes y la entregaron a la Iglesia como un diezmo
(por ser la menor de sus diez hijos) cuando ella tenía ocho años.
Este
tipo de abandono sería impensable hoy en día, sin embargo, en aquella
época era un símbolo de los tiempos (su nacimiento coincidió con la
Primera Cruzada que llegó a Jerusalén en 1099) y parece que esto encajó
con su ferviente disposición desde niña.
Hildegard
von Bingen (Alemania, 1098-1179) fue una polifacética abadesa, física,
filósofa, naturalista, compositora, poetisa y lingüista del medievo.
A
pesar de que su trabajo no sería considerado ciencia como tal en el
mundo moderno, brilló con luz propia durante la época medieval.
Cuando
fue adulta, Hildegard expresó su gratitud hacia su familia por haberla
entregado a la Iglesia en un momento en que “el espíritu religioso
crecía lentamente”.
Siendo ya abadesa, afirmaba haber tenido visiones a una edad muy temprana, que continuaron a lo largo de su vida.
Estas
visiones hicieron que se le tratara como una persona en conexión con lo
divino, lo que explica en parte cómo fue capaz de deshacerse de las
restricciones de la iglesia medieval con las mujeres predicadoras y
dedicarse a la filosofía y a la ciencia.
De hecho, la mayoría de las obras de Hildegard von Bingen se presentan en forma de visiones.
En
1141, cuando tenía 42 años, experimentó una visión que recibió como una
instrucción directa de Dios, en la que se le instaba a “escribir todo
cuanto viera y oyera”.
Sus días de abadesa
Hildegard avanzó rápidamente en las filas de la iglesia.
En
1136 fue elegida por unanimidad como magistra entre sus hermanas y
compañeras y llegó tan lejos como para convencer a la iglesia de su
época de que tomara una medida inusual y le permitiera fundar dos
monasterios en 1150 y 1165.
Esta particular mujer era también una compositora consumada y sigue siendo conocida por ello hoy en día.
Entre
los años 70 y 80 se rescataron sus composiciones musicales y es autora
de uno de los repertorios de música medieval más extensos.
Una de sus obras, Ordo Virtutum, dedicada a la virtud, es uno de los primeros ejemplos de drama litúrgico.
Además, Hildegard escribió textos teológicos, botánicos y medicinales, así como cartas y poemas.
El talento natural
A
diferencia de sus otros escritos, los cuales presentó en forma de
visiones, las obras científicas de Hildegard no se describen como
profecías.
Hildegard escribió Physica, un texto sobre las ciencias naturales, así como el tratado médico Causae et Curae.
En
ambos textos, describe el mundo natural y muestra un particular interés
en las propiedades curativas de las plantas, los animales y las rocas.
Physica
es una obra extensa de nueve volúmenes que se ocupa principalmente del
uso medicinal de las plantas, los árboles, las piedras preciosas, los
metales y los animales.
Por
ejemplo, en una de las entradas, describe a las flores Cinquefoil como:
“…. beneficiosas para la salud y útiles para combatir la fiebre causada
por la mala alimentación.”
Los cinco volúmenes del Causae et Curae son esencialmente un tratado de medicina, mezcla de influencias griegas y cristianas.
Junto
con algunos inverosímiles remedios (tales como sumergir a una perra en
agua y usar este agua para humedecer la frente como una cura para la
resaca) hay algunos que parecen bastante razonables.
Estos
incluyen consejos rudimentarios sobre cómo mantener los dientes sanos y
firmes o cómo enriquecer la dieta de las mujeres que sufrían amenorrea
(ausencia de menstruación), algo habitual en la época debido a la
desnutrición.
Logros cientificos
Desde
el punto de vista actual, la ciencia de Hildegard von Bingen se parece
más a la superstición, pero hace casi un milenio, sus puntos de vista
fueron considerados sabios.
Hildegard poseía una verdadera curiosidad por entender el mundo natural que existía a su alrededor.
Además,
en un momento en el que estaba prohibida la interpretación de las
Escrituras por parte de las mujeres y su participación en la sociedad,
esta mujer se comunicó con el papado (incluyendo los papas Eugenio III y
AnastasioIV), hombres de estado, emperadores alemanes como Federico I y
otras figuras notables como san Bernardo de Claraval.
Hildegard
von Bingen fue muy por delante de su tiempo en sus opiniones sobre la
importancia de la gratificación sexual para las mujeres.
A
pesar de que es lógico pensar que como abadesa conservaría su
virginidad, ella bien podría ser la primer mujer europea en describir el
orgasmo femenino.
Puede resultar contradictorio considerar a una religiosa como una mujer de ciencia.
Sin
embargo, en el contexto histórico en el que Hildegard von Bingen
desarrolló su trabajo, se le puede considerar una mujer excepcional en
este campo, no solo por su condición de mujer si no también por ser
capaz de aportar un poco de luz a ese oscuro tramo de la historia que
fue la Edad Media.
Su Música y Su Fama
La mayoría de sus composiciones son audaces y se apartan de los estilos de la época.
Son
obras que abarcan amplios registros, con melodías muy trabajadas, donde
la música es tan importante como la poesía. Puede decirse que
constituyen construcciones como las tracerías góticas hechas música.
Entre
sus creaciones más conocidas se encuentra el bellísimo ciclo de
canciones de la “Sinfonía de la armonía de las revelaciones
celestiales”.
Hoy
los musicólogos valoran mucho su obra, existen grabaciones de su obra
completa y curiosas mezclas de sus melodías con ritmos Techno y New age
que pueden gustar, o no, pero demuestran lo universal de su genio.
Durante sus últimos años su fama continuó extendiéndose por todo el
continente.
Ocupada en mil tareas,
desplegando una actividad imparable, aconsejando sobre temas
espirituales, transcribiendo sus visiones, componiendo música y poesía,
viajando y curando enfermos, fundando un nuevo monasterio…
Fue
la primera y única mujer en siglos autorizada por la Iglesia a
predicar, cosa que hizo en numerosas giras por pueblos y templos de
Alemania.
A la edad de ochenta años llegó la que fue tal vez su peor experiencia: un conflicto con las autoridades eclesiales.
La abadesa había permitido la sepultura de un noble excomulgado en el cementerio de Rupertsberg.
El hombre, poco antes de morir, se había reconciliado con la Iglesia, acción que escapó al conocimiento del alto clero.
Hildegard
se negó a cumplir la orden episcopal de exhumar el cadáver y alejarlo
de tierra consagrada, alegando la final reconciliación del fallecido con
Dios.
Pasaron meses de amenazas y prohibiciones contra su comunidad intentando hacerla ceder.
Finalmente, casi un año después, el arzobispo, al conocer los detalles, levantó los castigos.
Fue la postrera victoria de una mujer excepcional en una época difícil.
Fallecería pocos meses después, el 17 de septiembre de 1179.
Buena
parte de las noticias sobre su persona las debemos a su biógrafo,
Godofredo de Disibodenberg. Tras su fallecimiento se iniciaron los
procesos necesarios para elevarla a los altares.
Se le atribuyeron varios milagros en vida e incluso otros después de su muerte.
Durante
los siglos XIII y XIV, acrecentada su fama, se intensificaron los
esfuerzos para declararla santa: varios papas, como Gregorio IX e
Inocencio IV, ordenaron un proceso de información con vistas a estudiar
su posible canonización.
Más tarde harían lo propio Clemente V y Juan XXII.
Pero
los intentos para formalizar su canonización quedaron en nada, a pesar
de lo cual, merced a su excelente reputación, extendida especialmente
por toda Alemania, las diócesis alemanas aprobaron su culto (el cual,
según parece, se remontaba ya al siglo XIII).
Hildegard fue abadesa de un convento bendictino -ora et labora- y se enfrentó a las autoridades eclesiásticas cuando impedían a ella y sus monjas cumplir con la voluntad de Dios. Desde los tres años tuvo visiones mísitcas y su preocupación por la salud y la alimentación de las componentes de su comunidad le llevaron a investigar la nutrición y las propiedades de las plantas. En este blog sobre la cocina alemana también hablan de ella:
http://germanfood.about.com/od/introtogermanfood/a/Hildegard_von_Bingen.htm
Hildegard compuso 72 canciones y 70 poemas y se le considera iniciadora de lo que llegará a ser la opera y el drama lírico con su "Ordo virtutum", la primera moralidad que se escribió y la única que se conserva entera. Su autora crea un papel para el demonio.
Como casi toda la música medieval, es difícil encontrar una versión buena de la música de Hildegard dado el vicio de interpretar à la bel canto canciones que fueron compuestas mucho antes de que está técnica vocal se desarrollase. Como casi todos los cantantes actuales aprenden antes que nada el canto lírico italiano, cuando interpretan otras músicas suelen notarse su influencia incluso a los que tratan de disimularlo. También es facilísimo encontrar versiones new age de las más famosas piezas medievales con la consabida grima que producen en la mente pensante las nuevas supersticiones post-hippiosas. Por fin, hay que andar con cuidado con las remezclas para chillout también muy extendidas. Un poco de información sobre esta versión aquí:
http://www.vox-animae.org.uk/
La obra musical de Hildegarde que es excepcional respecto a la música medieval en muchos aspectos, como por ejemplo en los intervalos entre notas que, en vez de ser lineales como gustaba entonces, eran extremados con intención de que la música sirviese para conectar el cielo con la tierra. En este link se analiza la música de Hildegard:
http://www.hildegard.org/music/music.html
Hildegard von Bingen (1098-1179) destacó no sólo en el terreno de la composición musical; a la par que componía sus propios cantos, escribía obras sobre teología; tratados sobre historia natural; tratados sobre los poderes curativos de las plantas, los animales, los árboles y las piedras; y poesía. Además, ella misma iluminaba sus libros con notables ilustraciones.
Nacida en Bermersheim, décima hija de una familia acaudalada, muy pronto fue enviada a la iglesia junto a una suculenta dote. Escogieron para su tutela y educación a una anacoreta llamada Jutta, que llevaba su vida contemplativa en una celdilla anexa a un monasterio benedictino en Disibodenberg. A pesar de enseñarle a recitar el Salterio, a leer y a escribir, cuando tras su muerte se refirió a ella, afirmó Hildegard haber sido educada por "esta indocta mujer". Pero esta indocta mujer fue la única a quien Hildegard confió sus más insólitos secretos. La niña precoz, bien sea por las migrañas que padecía (y a esto se atribuye actualmente su preciado don), bien sea por la obsesión de su entorno, experimentaba visiones divinas desde los tres años. Tal como ella misma escribe en 1141 tuvo una gran visión que habría de cambiar el curso de su vida; en ella se le presentó dios y le mostró el camino para comprender el significado de los textos religiosos, con el mandato de registrar por escrito sus visiones.
Con el permiso del papa Eugenio III este trabajo fue concluido y se publicó con el nombre de "Scivias". Este libro está compuesto por tres partes que describen y explican en total 26 visiones, acompañadas por iluminaciones de la propia Hildegard; tanto las visiones como los dibujos han sido estudiados y analizados por personalidades de la talla de Carl Jung, por ejemplo. Aparte de Scivias, Hildegard concluyó dos trabajos más sobre teología:
Liber Vitae Meritorum y Liber Divinorum Operum.
De alguna manera Hildegard habría estudiado la cosmología griega y concretamente la obra de Galeno (médico griego del siglo II d.c.) que tipificó los comportamientos humanos en
cuatro temperamentos:
sanguíneo, flemático, colérico y melancólico.
Esta idea proviene de Hipócrates (siglo V. a.c.) que afirma que el cuerpo humano se compone de los cuatro elementos, aire, agua, fuego y tierra; y que tienen su correspondencia en la sangre, la flema, la bilis amarilla y la bilis negra.
Esta es la base de las obras científicas de Hildegard, que estudió minuciosamente los diversos temperamentos humanos y los elementos naturales que sofocan sus excesos. Así, decidió qué objeto se adapta mejor para la curación de enfermedades derivadas de los temperamentos. Por raro que pueda parecer en una abadesa, escribió también acerca de las relaciones sexuales. Sus dos obras científicas, conocidas como Liber Subtilatum son:
Physica, sobre historia natural; y Causae et Curae, sobre los poderes curativos de los diversos objetos.
La celda en que Hildegard se educó se encontraba anexa a un monasterio benedictino. A través de una ventana podía escuchar y aprender los cantos de los oficios divinos que se realizaban cada tres horas.
Aprendió de oído los modos gregorianos, los textos, los sonidos; con estos conocimientos, entre los que no se encontraban estudios en técnica de canto ni en notación musical, creaba cantos que luego eran copiados en un Scriptorium por copistas entrenados en la notación.
Su música pretendía ser una sinfonía de ángeles, un diseño oculto de las creaciones de la naturaleza y la unidad de las voces humanas alabando a dios desde la tierra.
Pero también en sus palabras hallamos rastros de lo que podría ser el primer intento de musicoterapia.
Hildegard pensaba que muchas veces al día nos desequilibramos. Por medio de la música podemos recuperar ese equilibrio y redirigir los corazones al cielo. Según ella, a través del canto y de la ejecución instrumental integramos mente, corazón y cuerpo, y con ello sanamos los desacuerdos internos.
La Sibila del Rin, como también era conocida, compuso principalmente dos libros de música:
Ordo Virtutum y Symphonia Armoniae Celestium Revelationum.
Ordo Virtutum es una obra de teatro en la cual un alma errante se debate entre las tentaciones del diablo y las virtudes. Dado que se trata de una obra de teatro con música se ha escrito incluso que estamos ante la primera ópera.
La Symphonia es una colección de cantos dedicados especialmente a la Virgen María y a Santa Úrsula; música escrita para las ocho horas del oficio divino donde se hacen lecturas y cantos de salmos e himnos. Las principales formas musicales que se hallan en la Symphonia son las del canto gregoriano, y cuyos enlaces dejo a continuación como muestra de la grandeza de esta mujer que vivió recluida en un convento a orillas del Rin, en pleno siglo XII:
1.- Antífona.- Es un recitado que se produce entre dos coros alternados. También es la forma vocal de un texto para cantar después del salmo.
Sequentia – O virtus sapientiae (Antiphona)
2.- Responsorio.- Tipo de canto en que el oficiante recita en voz alta la oración, y el conjunto de fieles responde sólo las palabras conclusivas.
Sequentia;Barbara Thornton;Benjamin Bagby – O Euchari, columba virtutem illius (Responsory, fol. 475v)
3.- Secuencias.- Un texto que se incorpora después del aleluya, y que se canta en determinadas fiestas.
Sequentia;Barbara Thornton;Benjamin Bagby – O Ecclesia (sequence, fol. 477)
4.- Himnos.- composiciones de textos propios en los que la melodía se aleja audazmente de la monotonía del canto silábico, manifestándose las frases de manera sinuosa y llamativa.
Kirsteen Rogers – O Virtus Sapientiae
http://erato.uvt.nl/files/imglnks/usimg/e/e2/IMSLP80324-PMLP162944-Symphonia_et_Ordo_virtutum.pdf
Quien quiera puede leer sobre Hildegard como Santa aquí:
http://en.wikisource.org/wiki/Catholic_Encyclopedia_%281913%29/St._Hildegard
Tengamos en cuenta que fue en el seno de una comunidad religosa donde ella llevó a cabo sus estudios, investigaciones y creaciones.
La Sociedad Internacional de Estudios sobre Hildegard von Bingen fue fundada en 1983 por el profesor Hozeski de Ball State University para reunir a los intelectuales y estudios interesados en dar a conocer la persona y la obra de la Santa.
http://www.hildegard-society.org/
“Sé como el sol en tu enseñanza, como la luna en la adaptación a tus oyentes, como el viento en la firmeza de tu magisterio, como una brisa gentil en tu mansedumbre, y como el fuego en la fulgurante e inspirada exposición de la doctrina. Todo debería comenzar con el primer resplandor de la temprana aurora y finalizar en la luz brillante, abrasadora”
.
“El alma es sinfónica; y lo mismo que la palabra designa al cuerpo, así la sinfonía designa al espíritu, porque la armonía celeste proclama la divinidad, y la palabra publica la humanidad del Hijo de Dios”
(Scivias)
.
“La mujer se parece a la Casa del Saber”
(Liber Vitae Meritorum)
-
“En la luz del Amor, la Sabiduría me enseña y me ordena decir cómo fui introducida en estas visiones. Las palabras que yo hablo no son mías, sino que la verdadera Sabiduría las pronuncia a través de mí y me dice así…”
“Y como por un espejo vi algunos de los que vestían un vestido de nube blanca, que parecía más pura que el éter puro que está arriba, y como entretejida de oro. También el adorno de su cabeza, es decir la corona que llevaban sobre la cabeza, era de electro, sus sandalias parecían de cristal y reflejaban una pureza más allá de las aguas más límpidas. De vez en cuando los rozaba un viento suave que procedía del arcano de la divinidad y que tenía el perfume de todas las hierbas y todas las flores. Entonces producían un sonido de dulce sinfonía, y sus voces repicaban como las voces de muchas aguas. Los demás adornos, que eran muchísimos, no pude verlos.”
(Liber Vitae Meritorum)
.
"Universal Man" illumination from Hildegard's Liber Divinorum Operum, 1165
“Percibí que en el claror que he descrito había un claror mucho mayor e infinito. Traté de observarlo, pero el resplandor de su fulgor fue tan deslumbrante que no fui capaz de verle bien ni tampoco ver nada de lo que en él se encontraba. Sin embargo pude entender que en él estaba toda la belleza de todos los adornos, las delicias de las delicias, los gozos de los gozos de la más completa beatitud en medida tal que ni el ojo del hombre ha podido nunca ver, ni el oído ha podido oír, ni el corazón ha podido alcanzar, mientras los hombres estén en su cuerpo frágil y corruptible. Por lo cual había delante de mí una especie de sello, por el que me fueron ocultados gozos más numerosos y todavía mucho más grandes que los precedentes que yo había visto. Y mi vista quedó deslumbrada.
Y por el Espíritu viviente vi y entendí esto. Y de la luz viviente que he descrito, de nuevo oí una voz que me dijo: “Los gozos que ves son verdaderos, y son tal como los ves y también hay más”.
(Liber Vitae Meritorum)
“Cada vez que el Cordero de Dios dejaba oír su voz, un soplo suave manaba del secreto de la divinidad y tocaba estos tubitos de modo que con el Cordero sonaban como la melodía de todo género de cítaras y órganos. A excepción de los que llevaban estas coronas nadie cantaba este canto, pero los demás lo escuchaban y se alegraban, como el hombre se alegra cuando ve el resplandor del sol que antes no podía ver.
Su calzado era tan brillante casi como si brotara de un manantial vivo. A veces caminaban sobre ruedas de oro, y entonces llevaban en las manos cítaras con las que tocaban. Comprendían, conocían y hablaban una lengua desconocida que ningún otro conoce ni podrá utilizar.”
(Liber Vitae Meritorum)
.
Hildegard also invented an
alternative alphabet. The text of her writing and compositions reveals Hildegard's use of this form of modified medieval
Latin, encompassing many invented, conflated and abridged words.
[6] Due to her inventions of words for her lyrics and a constructed script, many
conlangers look upon her as a medieval precursor. Scholars believe that Hildegard used her
Lingua Ignota to increase solidarity among her nuns.
[39]
Hildegard's musical, literary, and scientific writings are housed primarily in two manuscripts: the Dendermonde manuscript and the Riesenkodex. The Dendermonde manuscript was copied under Hildegard's supervision at Rupertsberg, while the Riesencodex was copied in the century after Hildegard's death.
Mutterschaft aus dem Geiste und dem Wasser (Motherhood from the Spirit and the Water), 1165
Hildegard's visionary writings maintain that virginity is the highest level of the spiritual life; however, she also wrote about secular life, including motherhood. In several of her texts, Hildegard describes the pleasure of the marital act.
In addition, there are many instances, both in her letters and visions, that decry the misuse of carnal pleasures. She condemns the sins of same-sex couplings and masturbation.
[40] She argued that after confession, severe repentance expressed in fasting and bodily penance is needed to obtain forgiveness from God for such sins.
[41]
In her view, human beings demonstrate God's creative power, and man and woman have complementary roles in the world. She wrote:
Man and woman are in this way so involved with each other that one of them is the work of the other. Without woman, man could not be called man; without man, woman could not be named woman. Thus woman is the work of man, while man is a sight full of consolation for woman. Neither of them could henceforth live without the other. Man is in this connection an indication of the Godhead while woman is an indication of the humanity of God's Son.
[42]
35. Cumple ascender, pero no descender
“Quien se halle en un grado inferior podrá ascender a otro superior, pero el que esté en el superior no deberá descender al inferior. ¿Qué quiere decir esto? Mira: es posible que los condes lleguen a duques, y los duques, a reyes; no conviene, en cambio, que los reyes desciendan a duques, ni los duques, a condes (…)
Porque quien se revista de Mi Hijo, ¿de qué otro hijo semejante podrá revestirse? De ninguno, en verdad que de ninguno. Exultad, en cambio, en vuestro Padre, que muchas veces veo en lo pequeño lo grande, y en lo grande descubro lo pequeño: mirad que la soberbia caerá y la humildad será ensalzada.”
(Scivias)
“Así pues, el amor completó su obra, progresivamente, cierto, pero con toda claridad y con precisión para evitar todo punto débil y también para que reinara en este lugar una plenitud absoluta. No es, pues, trabajo humano, ya que el hombre, cuando tiene una pequeña posibilidad de hacer algo, mantiene su propósito con dificultad, y cuando consigue el resultado, está impaciente por mostrarlo a los demás.
Que el hombre reflexione sobre el pájaro, cuando sale del huevo y todavía no tiene alas, no se apresura a volar, espera a fortalecer las alas, pero en cuanto las plumas han brotado, vuela donde le parece.”
(Liber Divinorum Operum)
“Por qué en el libro Scivias la esfera del mundo se describe en forma de huevo, mientras en este se muestra parecido a una rueda.
III. La imagen en forma de huevo que se te manifestó en tus visiones anteriores apareció así porque aquella analogía te permitía entender mejor la distinción de los elementos del mundo. La estructura múltiple del huevo se asemeja a la multiplicidad de las divisiones del mundo. En ambos casos distinguimos elementos diferentes.
La rueda se refiere exclusivamente a la acción de girar, al exacto equilibrio de los elementos dentro del mundo. Pero en realidad ninguna de estas dos imágenes tiene una semejanza completa con la figura de este mundo, porque, siendo este en todas sus partes completo, redondo y que gira sobre si mismo, solo una esfera completa y giratoria imitaría la forma del mundo.”
(Liber Divinorum Operum)
La Trinidad en su íntegra Unidad, Scivias II, 2.
.
¡Hombre, hazte humano!
.
(Liber Vitae Meritorum)
…Del cielo abierto vino a mí una luz de fuego deslumbrante; inundó mi cerebro todo y, cual llama de fuego que aviva pero no abrasa, inflamó todo mi corazón y mi pecho (…) Y, de pronto, gocé del entendimiento de cuanto dicen las Escrituras…"
Así se expresaba, en uno de sus múltiples textos, la religiosa, escritora y mística alemana
Hildegarda de Bingen. Escribió tales palabras a mediados del siglo XII, y con ellas trataba de explicar las visiones sobrenaturales que, según su testimonio, venía sufriendo desde que tenía apenas tres años.
[Relacionado:
Hilma af Klint y las pinturas del Más Allá]
Convertida en santa —y propuesta para "Doctora de la Iglesia" por Benedicto XVI—, la monja germana sigue gozando hoy de una gran devoción, aunque los historiadores están más interesados en su abundante producción literaria y musical, realmente singular para una mujer del siglo XII.
La idea de poner por escrito sus vivencias y aquel conocimiento "revelado" vino, precisamente, de la voz sobrenatural que acompañaba siempre a sus visiones, y que en 1141, le ordenó que a partir de ese momento dejara constancia escrita de todo lo que veía y escuchaba.
Tras pedir consejo por escrito a Bernardo de Claraval, quien le animó a continuar con su tarea mística, llegó también el visto bueno del pontífice.
Con el beneplácito de la Iglesia de Roma a sus actividades, Hildegarda de Bingen se dedicó a partir de entonces a la tarea de poner por escrito las "verdades" reveladas que recibía durante sus visiones místicas.
Al mismo tiempo comenzó un intercambio epistolar realmente notable con algunos de los personajes más influyentes y poderosos de su época. Al ya citado Bernardo de Claraval se sumaron después obispos, reyes y pontífices.
Todos ellos consultaban a la abadesa en busca de consejo pues, además de mística, Hildegarda tenía fama de ser una excelente profetisa. No en vano, fue conocida como "la sibila del Rin".
Una de las páginas iluminadas del 'Scivias' | Crédito: Wikipedia.Dejando a un lado sus pretendidas dotes visionarias, lo cierto es que Hildegarda nos dejó un importante legado literario que se ha convertido en un inmejorable testimonio sobre la visión religiosa del siglo XII.
Además —y esto es lo que más nos interesa—, las ilustraciones que acompañaron a sus descripciones místicas nos han dejado algunos de los
manuscritos iluminados más sugerentes y brillantes de toda la Edad Media.
En su producción literaria destacan de forma especial tres obras: la primera de ellas es
'Scivias', un manuscrito en el que refleja veintiséis de sus visiones, con alegorías sobre los dogmas del catolicismo.
La segunda, con el título de 'Liber vitae meritorum' o 'Libro de los méritos de la vida', recoge los distintos "vicios" espirituales y las virtudes opuestas, hasta un total de 35, a los que da forma de bestias monstruosas o figuras humanas, respectivamente.
El último trabajo es el 'Liber divinorum operum' o 'Libro de las obras divinas', en el que Hildegarda describió otras diez visiones místicas relacionadas con la cosmología, relacionando las partes del cuerpo humano con el universo conocido.
Y es quizá esta obra, de las tres, la que nos ofrece algunas de las imágenes iluminadas más bellas y enigmáticas, cargadas de un potente simbolismo que recoge ideas místicas y filosóficas que se remontan a la Antigüedad.
Una de las imágenes más conocidas procede de una copia del 'Liber divinorum…', el 'manuscrito 1942' que se conserva en la
biblioteca estatal de Lucca (Italia), y que constituye un fantástico ejemplo de la pervivencia en la Edad Media de las ideas paganas sobre la relación entre los astros y el ser humano.
El 'hombre microcósmico' de Hildegarda | Crédito: Wikipedia.
La imagen muestra a un hombre en el centro de las esferas celestes, con los brazos extendidos y tocando el círculo con la cabeza, manos y pies. La propia Hildegarda aclara su significado: "…la figura humana es tan alta como ancha si las manos y los brazos se extienden (…) Es así porque el firmamento también es tan largo como ancho".
La miniatura se convertía en un ejemplo perfecto de las doctrinas astrológicas de la Antigüedad y la idea del
microcosmos-macrocosmos, por la cual el Hombre era un reflejo a pequeña escala del Universo.
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Una imagen poderosa y sugerente que, por cierto, acabaría por convertirse en "semilla" —tanto en diseño como en significado— de otra obra magistral con el ser humano como medida de todas las cosas: el célebre
Hombre de Vitrubio de Leonardo.
-- DE LA LAVANDA.
La lavanda es caliente y seca, ya que tiene un poco de savia. No sirve al hombre para comer no obstante que tiene un fuerte olor. El hombre que tiene muchos piojos, si huele lavanda frecuentemente los piojos morirán. Su olor clarifica los ojos, porque contiene en sí las virtudes de las especias más fuertes y de las más amargas. Por eso, también, aleja muchísimas cosas malas y los espíritus malignos salen aterrorizados por ella. —Hildegarda de Bingen. Physica, Libro I, Cap. XXXV (Migne, PL. CXCVII, 1143)
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Hildegard von Bingen
El problema de algunos visionarios es que se adelantaron demasiado a su época. Aristarco de Samos formuló la teoría heliocéntrica unos doce siglos antes que Copérnico, pero sus libros se perdieron en el incendio de la Biblioteca de Alejandría y hoy su nombre es una mera curiosidad para los aficionados a la Astronomía. Algo parecido puede decirse de Demócrito de Abdera, quien alumbró los rudimentos de la teoría atómica a través de un pensamiento que mezclaba la intuición con la lógica. La hipótesis sonaba tan extravagante que hubo que esperar desde el siglo V a. C. hasta el siglo XIX para que el átomo entrara con todos los honores en la historia de la ciencia.
La cosa se complica en el caso de que el visionario nazca con el sexo equivocado, puesto que las mujeres nunca han pintado nada o casi nada en el ámbito científico, literario o artístico. Por eso, muy poca gente habrá oído hablar de Hildegard von Bingen, también conocida como la Sibila del Rin, una abadesa alemana del siglo XII a la que se considera precursora en campos tan variados como la medicina, la biología, la antropología, la lingüística y, sobre todo, la música. En los muchos libros que dedicó al origen y tratamiento de las enfermedades, y a las propiedades curativas de aves, reptiles, mamíferos y minerales, destaca el que dedicó a la clasificación de las plantas según sus virtudes terapéuticas. Experimentando con su propia mala salud, llegó a alumbrar los principios de la holística, una perspectiva totalizadora que la medicina occidental tardaría mucho tiempo en recuperar. También inventó un idioma artificial, la
lingua ignota , considerado el primer antecedente del esperanto, así como un alfabeto de uso propio cuya utilidad se desconoce. Entre sus intuiciones científicas, se incluyen embriones de lo que siglos más tarde desembocarían en la ley de la gravitación universal y la teoría heliocéntrica.
Nacida en Bermersheim, en las postrimerías del siglo XI, Hildegard, la última de los diez hijos de una familia noble alemana, fue entregada como diezmo a la iglesia según las costumbres de la época. Nunca lo lamentó, ya que en el seno de la iglesia no sólo recibió una amplia educación que incluía el latín y el canto gregoriano, sino que la fe religiosa le permitió interpretar las visiones que sufrió desde muy niña y que muy pronto la harían célebre. Sus revelaciones la llevaron a relacionarse con teólogos, monarcas y escolásticos de la talla de Bernardo de Claraval, el papa Eugenio III, Federico I Barbarroja o Leonor de Aquitania. En una época en que la mujer era poco más que una costilla de Adán, se atrevió a cuestionar la autoridad patriarcal fundando un monasterio exclusivamente femenino en Rupertsberg, a orillas del Rin, donde en 1150 fue nombrada abadesa. En sus escritos, declaró en favor de los derechos de la mujer, especialmente el derecho al placer sexual, y llegó a describir el orgasmo femenino en estos términos:
Cuando la mujer se une al varón, el calor del cerebro de ella, que tiene en sí el placer, le hace saborear a aquel el placer en la unión y eyacular su semen. Y cuando el semen ha caído en su lugar, este fortísimo calor del cerebro lo atrae y lo retiene consigo, e inmediatamente se contrae la riñonada de la mujer y se cierran todos los miembros que durante la menstruación están listos para abrirse, del mismo modo que un hombre fuerte sostiene una cosa dentro de la mano.
Con todo, donde la figura de Hildegard von Bingen alcanza cotas inexploradas es en el campo de la composición musical, que ella contemplaba, igual que tantos maestros anteriores y posteriores, como una manifestación de la divinidad y una forma de honrar a Dios. Ella misma explica que sus cantos monódicos son una prolongación acústica de sus visiones místicas, pero en la libertad que se tomó respecto a cuestiones melódicas, rítmicas y formales está el germen de muchas futuras revoluciones musicales, desde la polifonía al
leit-motiv . Por ejemplo,
Ordo Virtutum , que representa el diálogo entre el ser humano, el pecado y la virtud, podría ser considerada la primera ópera de la historia. Hace unos años fue canonizada y declarada doctora de la iglesia por Benedicto XVI, el gobierno alemán acuñó una moneda en su honor en 1998, hay un asteroide y un cráter lunar con su nombre, pero su figura aún no ha entrado en el imaginario popular con la fuerza de un Leonardo Da Vinci o un William Blake. Adivinen por qué.
Fuente:
https://blogs.publico.es/davidtorres/2019/08/23/mujeres-invisibles-1-hildegard-von-bingen/