jueves, 27 de diciembre de 2012

PICO DELLA MIRANDOLA

Juan Pico de la Mirándola (Mirándola 1463-Florencia 1494) ha sido llamado el Fénix del Renacimiento y su corta vida pero apasionado trabajo ha sido capital para el italiano y el europeo pues con razón se lo considera el fundador de la Cábala cristiana (seguido por su discípulo alemán Juan Reuchlin), habiendo recibido las enseñanzas hebreas de Elía del Médigo y a través de las traducciones de Flavius Mithridates, de Abulafia entre otros.
[Ver el capítulo sobre Ficino y Pico de la obra La Cábala del Renacimiento, publicada posteriormente]. 


Pico della Mirándola fue una cúspide del pensamiento renacentista y una muestra viva de la explosión de energías e inteligencia que se produjo en aquella época primero en Italia y luego en todo el mundo, cuando una civilización terminaba y otra se abría paso.
“Tendrás el poder de degenerar en las formas más bajas de la vida, que son bestiales. Tendrás el poder de volver a nacer en las formas más altas, que son divinas”, se puede leer en “De hominis dignitate”, su obra fundamental, en que quien recibe estas palabras de Dios es Adán, síntesis del poder, la libertad y el nuevo significado que los renacentistas descubrieron en el ser humano.

Pico fue discípulo de Marsilio Ficino en la Academia Platónica de Florencia, la que trajo de nuevo a la vida los textos de la filosofía antigua y le permitió “renacer” y puso la mirada en las doctrinas de los neoplatónicos, como Plotino, en que se ejercieron influencias hindúes.
Se interesó en los filósofos clásicos griegos y en los medievales, en la Kaballah judía, en la exégesis bíblica, la teología, la poesía, la magia y la alquimia.
Cuando estaba intentando conciliar el aristotelismo con el platonismo, algo no logrado todavía, lo sorprendió la muerte a los 31 años de edad
Su “De hominis dignitate” fue muy famoso en su época e inspiró corrientes de pensamiento que siguen vivas, en el existencialismo y el humanismo.

De sus obras señalamos: Del Ser y del Uno, Heptaplus, y las 900 Conclusiones (mágico-cabalísticas, teológicas, filosóficas, etc.), de las que este texto es el prólogo y en el que hace honor a su título de Conde de la Concordia, en este caso la de las Tradiciones, o sea la Tradición Unánime desde el punto de vista occidental, uniendo las corrientes aristotélica, platónica, pitagórica, hermética, pagana, hebrea y cristiana. La presente versión es la publicada por Editora Nacional, Madrid, en 1984, con edición y traducción de Luis Martínez Gómez, cuyas notas se han incorporado al texto entre paréntesis cuadrados.
Antología de Textos Herméticos
DE LA DIGNIDAD DEL HOMBRE
JUAN PICO DE LA MIRANDOLA
[1] Tengo leído, Padres honorabilísimos, en los escritos de los Árabes, que Abdaláh sarraceno, interrogado qué cosa se ofrecía a la vista más digna de admiración en éste a modo de teatro del mundo, respondió que ninguna cosa más admirable de ver que el hombre. Va a la par con esta sentencia el dicho aquél de Mercurio –"Gran milagro, oh Asclepio, es el hombre". Revolviendo yo estos dichos y buscando su razón, no llegaba a convencerme todo eso que se aduce por muchos sobre la excelencia de la naturaleza humana, a saber, que el hombre es el intermediario de todas las criaturas, emparentado con las superiores, rey de las inferiores, por la perspicacia de sus sentidos, por la penetración inquisitiva de su razón, por la luz de su inteligencia, intérprete de la naturaleza, cruce de la eternidad estable con el tiempo fluyente y (lo que dicen los Persas) cópula del mundo y como su himeneo, un poco inferior a los ángeles, en palabras de David. Muy grande todo esto ciertamente, pero no lo principal, es decir, que se arrogue el privilegio de excitar con justicia la máxima admiración. ¿Por qué no admirar más a los mismos ángeles y a los beatísimos coros celestiales? A la postre, me parece haber entendido por qué el hombre es el ser vivo más dichoso, el más digno, por ello, de admiración, y cuál es aquella condición suya que le ha caído en suerte en el conjunto del universo, capaz de despertar la envidia, no sólo de los brutos, sino de los astros, de las mismas inteligencias supramundanas. Increíble y admirable. Y ¿cómo no, si por esa condición, con todo derecho, es apellidado y reconocido el hombre como el gran milagro y animal admirable?
[2] Cual sea esa condición, oíd Padres con oídos atentos, y poned toda vuestra humanidad en aceptar nuestra empresa. Ya el gran Arquitecto y Padre, Dios, había fabricado esta morada del mundo que vemos, templo augustísimo de la Divinidad, con arreglo a las leyes de su arcana sabiduría, embellecido la región superceleste con las inteligencias, animado los orbes etéreos con las almas inmortales, henchido las zonas excretorias y fétidas del mundo inferior con una caterva de animales y bichos de toda laña. Pero, concluido el trabajo, buscaba el Artífice alguien que apreciara el plan de tan grande obra, amara su hermosura, admirara su grandeza. Por ello, acabado ya todo (testigos Moisés y Timeo), pensó al fin crear al hombre. Pero ya no quedaba en los modelos ejemplares una nueva raza que forjar, ni en las arcas más tesoros como herencia que legar al nuevo hijo, ni en los escaños del orbe entero un sitial donde asentarse el contemplador del universo. Ya todo lleno, todo distribuido por sus órdenes sumos, medios e ínfimos. Cierto, no iba a fallar, por ya agotada, la potencia creadora del Padre en este último parto. No iba a fluctuar la sabiduría como privada de consejo en cosa así necesaria. No sufría el amor dadivoso que aquél que iba a ensalzar la divina generosidad en los demás, se viera obligado a condenarla en sí mismo.
Decretó al fin el supremo Artesano que, ya que no podía darse nada propio, fuera común lo que en propiedad a cada cual se había otorgado. Así pues, hizo del hombre la hechura de una forma indefinida, y, colocado en el centro del mundo, le habló de esta manera: "No te dimos ningún puesto fijo, ni una faz propia, ni un oficio peculiar, ¡oh Adán!, para que el puesto, la imagen y los empleos que desees para ti, esos los tengas y poseas por tu propia decisión y elección. Para los demás, una naturaleza contraída dentro de ciertas leyes que les hemos prescrito. Tú, no sometido a cauces; algunos angostos, te la definirás según tu arbitrio al que te entregué. Te coloqué en el centro del mundo, para que volvieras más cómodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que hay en ese mundo. Ni celeste, ni terrestre te hicimos, ni mortal, ni inmortal, para que tú mismo, como modelador y escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra, te forjes la forma que prefieras para ti. Podrás degenerar a lo inferior, con los brutos; podrás realzarte a la par de las cosas divinas, por tu misma decisión." ¡Oh sin par generosidad de Dios Padre, altísima y admirable dicha del hombre! Al que le fue dado tener lo que desea, ser lo que quisiere. Los brutos, nada más nacidos, ya traen consigo (como dice Lucilio) del vientre de su madre lo que han de poseer. Los espíritus superiores, desde el comienzo, o poco después, ya fueron lo que han de ser por eternidades sin término. Al hombre, en su nacimiento, le infundió el Padre toda suerte de semillas, gérmenes de todo género de vida. Lo que cada cual cultivare, aquello florecerá y dará su fruto dentro de él. Si lo vegetal, se hará planta; si lo sensual, se embrutecerá; si lo racional, se convertirá en un viviente celestial; si lo intelectual, en un ángel y en un hijo de Dios. Y, si no satisfecho con ninguna clase de criaturas, se recogiere en el centro de su unidad, hecho un espíritu con Dios, introducido en la misteriosa soledad del Padre, el que fue colocado sobre todas las cosas, las aventajara a todas. ¿Quién no admirará a este camaleón? o ¿qué cosa más digna de admirar? No sin razón dijo Asclepio ateniense que el hombre, en razón de su naturaleza mudadiza y trasformadora de sí misma, era representado en los relatos místicos por Proteo. De ahí aquellas metamorfosis de hebreos y pitagóricos. Porque la teología más secreta de los hebreos, ya trasfigura al santo Enoch en un ángel de la deidad, a quien llaman  ya en diversas realidades divinas. Y los pitagóricos trasforman a los hombres malvados en brutos y, si creemos a Empédocles, en plantas. Imitando lo cual, Mahoma tenía frecuentemente en la boca aquello de que: «Quien se apartare de la ley de Dios, se hace un bruto», y con razón, porque a la planta no la hace la corteza, sino su naturaleza obtusa e insensible, ni a los jumentos su pellejo, sino su alma de bestia y sensual, ni al cielo el cuerpo redondo, sino la recta razón, ni el ángel lo es por no tener cuerpo, sino por su inteligencia espiritual. Así, si vieres a uno entregado a su vientre, arrastrándose por el suelo, es una planta, no un hombre lo que ves; si vieres a alguien enceguecido, como otra Calipso, con vanas fantasmagorías y embadurnado con el halago cosquilloso de los sentidos, esclavo de ellos, bruto es, y no hombre lo que ves; si a un filósofo discerniéndolo todo a la luz de la recta razón, a éste venerarás, animal celeste es, no terreno; si a un puro contemplativo olvidado del cuerpo, recluido en las intimidades del espíritu, ese no es un animal, terrestre ni celeste, es ése un superior numen revestido de carne humana.
¿Quién no admirará al hombre? En las sagradas Letras, mosaicas y cristianas, para nombrarle se habla de «toda carne» o «toda criatura», pues es así que él mismo se forja, se fabrica y transforma en la imagen de toda carne, en la hechura de todo ser creado. Por ello escribe Evantes Persa, al exponer la teología caldea, que el hombre no tiene de por sí y por nacimiento una figura propia, sí muchas ajenas y advenedizas; de ahí aquello de los caldeos            es decir, el hombre, animal de naturaleza multiforme y mudadiza.
[3] Pero ¿a qué viene todo esto? Para que entendamos que, una vez nacidos con esta condición dicha, de que seamos lo que queremos ser, hemos de procurar que no se diga de nosotros aquello de: "Estando en honor, no lo conocieron, hechos semejantes a los brutos y jumentos sin entendimiento", sino más bien aquello del profeta Asaph: "Dioses sois todos e hijos del Altísimo", y que por usar mal de la benevolentísima generosidad del Padre, no vayamos a convertir en perniciosa la saludable opción libre que nos otorgó. Que se apodere de nuestra alma una cierta santa ambición de no contentarnos con lo mediocre, sino anhelar lo sumo y tratar de conseguirlo (si queremos podemos) con todas nuestras fuerzas. Desdeñemos lo terrestre, despreciemos lo celeste y, finalmente, dejando atrás todo lo que es mundo, volemos hacia la corte supermundana próxima a la divinidad augustísima.
Allí, como nos dicen los oráculos sagrados, se aventajan los Serafines, los Querubines y los Tronos. Emulemos la dignidad y la gloria de éstos, puestos ya en no retroceder a un segundo puesto. Si nos empeñamos, en nada seremos inferiores a ellos.
[4] Pero ¿cómo y con qué género de acciones? Veamos lo que ellos hacen, qué clase de vida vivan. Si esa misma vivimos nosotros (pues podemos), igualaremos su suerte. El Serafín arde en fuego de amor, el Querubín brilla con el esplendor de la inteligencia, inconmovible esta el Trono con la firmeza del juicio. Si, pues, sumergidos en una vida de actividad externa, tomamos con ponderado juicio el cuidado de los inferiores, nos afirmamos con la misma solidez de los Tronos; si, liberados del afán de la acción, granjeamos el ocio contemplativo, considerando en la obra al Artífice y en el Artífice a la obra, resplandeceremos con luz querúbea por todo nuestro ser; si con el amor nos apegamos ardientemente al mismo y solo Artífice con aquel fuego devorador, nos inflamaremos de repente en forma seráfica. Sobre el Trono, es decir, sobre el juez justo, descansa Dios, Juez de los siglos; sobre el Querubín, o sea el contemplativo, aletea | El, y con su calor incubador, como que lo hace germinar, pues el Espíritu del Señor se cierne sobre las aguas, las de sobre el firmamento, las que en Job alaban a Dios con himnos matinales. El que es Serafín, o sea amante, en Dios está y Dios en él; más, Dios y él son una misma cosa. Grande el poder de los Tronos, que alcanzaremos juzgando, insuperable la sublimidad de los Serafines, que tocaremos amando.
Mas, ¿cómo será posible juzgar o amar alguien aquello que no conoce? Moisés amó a Dios a quien vio y administró justicia en su pueblo por lo que antes contempló en la montaña. Diremos, pues, que el Querubín, mediando en nuestro empeño, nos prepara con su luz para el fuego seráfico, y nos ilumina igualmente para el juicio de los Tronos. Este es e1 lazo de unión de las más altas inteligencias, el trámite de Minerva que gobierna la filosofía especulativa, el que hemos nosotros de emular y ambicionar primero, y de tal manera asimilar, que de allí pasemos a escalar las más altas cumbres del amor, y así, bien enseñados y preparados, descendamos a poner por obra las exigencias de la acción. Todavía era preciso, para conformar nuestra vida con el ejemplar de la vida querúbea, tener bien presente y a punto, qué clase de vida sea la suya, cuáles sus acciones, cuáles sus obras. Y como no nos es dado conseguir esto por nosotros mismos, que somos carne y sólo gustamos lo que hay a ras de tierra, acudamos a los Padres antiguos que podrán darnos abundantísima y segura cuenta de todo esto, como de cosas de casa y a ellos familiares.
[5] Preguntemos a Pablo Apóstol, vaso de elección, cuando fue arrebatado al tercer cielo,qué es lo que vio hacer a los ejércitos de los Querubines. Responderá, por su intérprete Dionisio, que, lo primero, se purifican, luego son iluminados y por fin llegan a perfectos. Nosotros, pues, emulando en la tierra la vida querúbea, purgaremos nuestra alma, refrenando, por medio de la ciencia moral, los ímpetus de nuestras pasiones, disipando con la dialéctica las tinieblas de la razón, expeliendo así las inmundicias de la ignorancia y de los vicios, de forma que, ni se desboquen indómitos nuestros afectos, ni caiga inconsideradamente nuestra razón en trances de delirio. Entonces venga la filosofía natural a bañar con su luz nuestra alma, ya bien recompuesta y purificada, y, finalmente, la lleve a la perfección con el conocimiento de las cosas divinas. Y para no quedarnos en los nuestros, preguntemos al patriarca Jacob, cuya figura resplandece en trono de gloria. Nos instruirá este sapientísimo Padre, dormido acá en el suelo y vigilante allá en la altura; y lo hará por modo de alegoría (así les acontecía en todo), diciéndonos que hay una escala apoyada en la Tierra y alargada hasta el último Cielo, señalada con un gran número de gradas, con el Señor arriba sentado en lo alto, y los ángeles contemplativos alternativamente subiendo y bajando por las gradas.
Si, pues, hemos de emplearnos en lo mismo, codiciando esa semejanza con la vida angélica, ¿quién, pregunto, llegará a esa escala del Señor con sórdido pie o con manchadas manos? Al impuro, como dicen los sagrados textos, no le es lícito tocar lo puro. Pues ¿cuáles son esos pies y esas manos? Diremos que los pies del alma son aquella porción despreciabilísima, con la cual se asienta en la materia, como en el suelo de la Tierra, quiero decir, la potencia nutricia y tragona, incentivo de placer y maestra de molicie. Las manos del alma, ¿no diremos que son la potencia irascible, que lucha por ella, aliada del apetito, y que cobra su presa al polvo y al sol, presa que ella, dormitando a la sombra, engulle y se refocila? Estas manos y estos pies, a saber, toda la parte sensual, en la que tiene su asiento el halago del cuerpo, que retiene al alma (como dicen) agarrándola por el cuello, hemos de lavar con la filosofía moral, como con un chorro de agua fluyente, para no ser apartados de la escala como profanos y manchados. Y ni esto bastará si queremos ser compañeros de los ángeles discurriendo por la escala de Jacob, si previamente no somos entrenados e instruidos para avanzar debidamente de peldaño en peldaño, para no salimos nunca de la escala y para acertar en nuestros movimientos alternativos por ella. Y cuando ya, por el arte sermocinal o racional, hayamos conquistado esto, entonces, vivificados por el espíritu querúbeo, filosofando por los grados de la escala, es decir, de la naturaleza, yendo por todas las cosas con un movimiento de centro al centro, o bien descenderemos, disolviendo el Uno en la multitud, con fuerza titánica, como a Osiris, o bien ascenderemos, recogiendo los miembros de Osiris, tornándolos a la Unidad, con fuerza apolínea, hasta que, finalmente, lleguemos a la consumación, descansando con felicidad teológica en el seno del Padre, que está en lo más alto de la escala.
[6] Preguntemos también al justo Job, que selló un pacto con el Dios de la vida antes de venir él mismo a la vida, qué es lo que principalísimamente desea el altísimo Dios en aquellos millones que le asisten; responderá ciertamente que la paz, según aquello que leemos en él: "el que hace la paz en las alturas". Y como los imperativos de un orden supremo los interpreta para los órdenes inferiores un orden intermedio, que nos interprete Empédocles, filósofo, las palabras del teólogo Job. Aquél distingue una doble naturaleza en nuestras almas; por la una, somos elevados a lo celeste; por la otra, somos empujados a lo bajo, lo que nos traduce él con los nombres de la discordia y amistad, o bien, de guerra y de paz, según lo muestran sus poemas; y se duele él de que, zarandeado por la discordia y la guerra, semejante a un loco, huyendo de los dioses, se ve lanzado al abismo.
Varia es, en efecto, Padres, entre nosotros la discordia, graves e intestinas luchas tenemos en casa, más que guerras civiles; y si no queremos que las haya, si anhelamos aquella paz que nos levante a lo alto, hasta ponernos entre los próceres del Señor, sólo la filosofía nos contendrá y pondrá en paz de veras dentro de nosotros. Primero, la moral, si tan sólo nuestro hombre busca una tregua con los enemigos, enfrenará las desbocadas salidas del multiforme animal que llevamos dentro y quebrantará las trifulcas, las furias y asaltos del león de fuera. Después, si más cuerdamente mirando por nosotros, deseamos la seguridad de una paz duradera, aquélla misma estará a punto y colmará generosamente nuestros deseos. Pues, herida de muerte una y otra fiera, como puerca sacrificada, sellará un pacto inviolable de paz santísima entre la carne y el espíritu. La dialéctica calmará las tropelías de una razón nutrida de incoherencias verbales y los engaños envueltos en silogismos de un adversario atosigante y alborotado. La filosofía natural calmará las discordias de la opinión, los desacuerdos que atormentan, dislocan y dilaceran el alma inquieta. Pero de tal manera los calmará, que haremos bien en recordar aquello de Heráclito, que la naturaleza fue engendrada por la guerra y, por lo mismo, fue apellidada lucha por Homero. Por esto, no es ella, la filosofía, la llamada a darnos el verdadero sosiego y paz firme; ese es oficio y privilegio de la Teología santísima. Hacia ésta nos mostrará aquélla el camino y aun nos acompañará haciendo de guía; la cual Teología, viéndonos de lejos acudir a ella, "Venid a mí –clamará– los que os fatigasteis, venid y yo os aliviaré; venid a mí y yo os daré la paz que el mundo y la naturaleza no os pueden dar".
[7] Tan blandamente llamados, tan benignamente invitados, volando con pies alados como otros Mercurios terrestres, a los abrazos de la madre bienhadada, gozaremos de la deseada paz, paz santísima con unión indisoluble, en amistad unánime, en que todas las almas no sólo concuerdan con una Mente que es sobre toda mente, sino que en un cierto modo inefable, se hacen por completo una cosa con ella. Esta es aquella amistad que dicen los pitagóricos ser el fin de toda la filosofía. Esta aquella paz que se labra Dios en sus alturas, la que los ángeles, descendiendo a la tierra, anunciaron a los hombres de buena voluntad, para que, por ella, los mismos hombres, ascendiendo hasta el Cielo, Se hicieran ángeles. Esta paz deseemos para los amigos, ésta para nuestro tiempo, ésta para toda casa en que entremos; ésta deseemos para nuestra alma, de forma que, por la misma, se haga ella morada de Dios; que después de haber lanzado, por virtud de la moral y la dialéctica, todas sus inmundicias, tras haberse embellecido con las diversas partes de la filosofía como con un atuendo de corte, y haber coronado los dinteles de las puertas con las guirnaldas de la Teología, descienda el Rey de la gloria, quien, viniendo con el Padre, ponga en ella su morada. Si se hace digna de tan gran huésped, más bien inmensa clemencia suya, engalanada con un vestido de oro, como manto nupcial, rodeada de la multicolor variedad de las ciencias, recibirá al hermoso huésped no ya como huésped, sino como esposo, para nunca más separarse del cual deseará antes ser arrancada de su pueblo y de su casa paterna, más aún, olvidada de sí misma, ansiará morir así para vivir en el esposo, a cuya vista es preciosa la muerte de sus santos, aquella muerte, si cabe llamarla muerte, mejor plenitud de vida, en cuya consideración pusieron los sabios el oficio de la filosofía.
[8] Citemos también al mismo Moisés, poco inferior a la fontal plenitud de inteligencia sacrosanta e inefable, de la que los ángeles sacan para apurar su néctar. Oigamos al juez venerando quien, a los que habitamos la desierta soledad de este cuerpo, así promulga sus leyes: «los que, manchados, aún necesitan de la moral, moren con el pueblo al aire libre, como los sacerdotes de Tesalia, alejados de la tienda de la alianza, en régimen de expiación. Los que ya arreglaron sus costumbres, admitidos al Santuario, todavía no toquen las cosas santas, sino antes, como cumplidos Levitas de la filosofía ejercitando el servicio dialéctico, sirvan aún fuera, a los ritos sagrados. Luego, ya admitidos a participar en éstos, como ejercicio sacerdotal de la filosofía, contemplen ya el ornato polícromo de la corte de Dios supremo, es decir, el Cielo sideral, ya el celeste candelabro de siete lámparas, ya los otros ornatos de piel del Santuario; y así, al final, por virtud de la sublimada Teología, recibidos en lo más secreto del Templo, sin velo alguno de imagen interpuesto, gocemos de la gloria de la Divinidad». Esto nos lo manda Moisés, y mandando, nos amonesta, acucia e invita a que, por la filosofía, mientras podamos, nos preparemos el camino a la futura gloria del cielo.
[9] Pero ni sólo Moisés, o los misterios cristianos, también la teología de los Antiguos nos muestra los bienes y la dignidad de las artes liberales, en cuya discusión estoy metido. ¿Qué otra cosa significan, en efecto, los grados de los iniciados observados en los misterios de los griegos? En los cuales, purificados primero mediante aquellas, que hemos dicho artes expiatorias, a saber, la moral y la dialéctica, les llegaba la recepción en los misterios. ¿Qué otra cosa puede ser eso sino la investigación de los secretos de la naturaleza mediante la filosofía natural? Entonces, ya así preparados, venía aquella , es decir, la contemplación de las cosas divinas mediante la luz de la Teología. ¿Quién no anhelará ser iniciado en semejantes misterios? ¿Quién, despreciando todo lo humano, hollando los bienes de la fortuna, descuidado del cuerpo, no deseará, todavía habitante de esta tierra, ser comensal de los dioses, y embriagado con el néctar de eternidad, mortal animal aún, recibir el regalo de la inmortalidad? ¿Quién no querrá ser arrebatado por los transportes aquellos de Sócrates que describe Platón en el Fedro, y, remando con pies y alas, en velocísima carrera, huir de aquí, de este mundo, todo dominado por el maligno, y ser llevado a la Jerusalén celestial? Seremos transportados, Padres, seremos arrebatados por los entusiasmos socráticos, que nos sacarán de tal manera fuera de nosotros mismos, que pondrán a nuestra mente y a nosotros mismos en Dios. Seremos así llevados, si antes hubiéremos hecho lo que está en nuestro poder. Si, efectivamente, por la moral, las fuerzas de los apetitos van dirigidas por sus cauces regulares según las debidas funciones, de modo que resulte de ello un concierto acordado, sin disonancias perturbadoras; y, si, por la dialéctica, se mueve la razón avanzando hacia su propio orden y medida, tocados por el arrebato de las Musas, henchiremos nuestros oídos con la armonía celeste. Entonces el corifeo de las Musas, Baco, revelándonos a nosotros filosofantes, en sus misterios, es decir, en los signos de la naturaleza visible, lo invisible de Dios, nos embriagará con la abundancia de la casa de Dios, en toda la cual si somos, como Moisés fieles, haciendo su entrada la Teología, nos enardecerá con un doble ímpetu: por un lado encumbrados a aquel elevadísimo mirador, midiendo desde allí con la eternidad indivisible lo que es, lo que será y lo que fue, y contemplando la Primera Hermosura, seremos amadores alados de ella como apolíneos vates, y por otro, pulsados como por un plectro por el amor inefable, convertidos en encendidos Serafines, fuera de nosotros, henchidos de Divinidad, no seremos ya nosotros mismos, seremos Aquel mismo que nos hizo.
[10] Si alguien se pone a escudriñar los sagrados nombres de Apolo, sus ocultos y misteriosos sentidos, verá que aquel dios, tanto representa a un filosofo como a un poeta. Y, pues, ya Ammonio lo trató y concluyó suficientemente, no hay por qué lo lleve yo ahora por otros caminos. Pero evocad, Padres, los tres preceptos deíficos imprescindibles para aquéllos que han de penetrar en el sacrosanto y augustísimo Templo, no ya del figurado, sino del verdadero Apolo, de Aquel que ilumina a toda alma que viene a este mundo; veréis que no otra cosa nos inculcan sino que tomemos a pechos, con todas nuestras fuerzas, esta filosofía tripartita, en torno a la cual gira nuestra presente disputa. Porque aquello de , es decir, "nada en demasía", viene a dar norma y regla a todas las virtudes con el criterio de la mediedad, de la que se ocupa la moral. Y aquel , es decir, "conócete a ti mismo", nos incita y estimula al conocimiento de toda la naturaleza, cuyo broche y como resumen es la naturaleza del hombre; pues quien se conoce, conoce todo en sí, como escribieron ya, primero Zoroastro, y luego Platón en el Alcibíades. Finalmente, iluminados por este conocimiento mediante la filosofía natural, muy cerca ya de Dios, pronunciando el EI, es decir, "Eres", con invocación teológica, nombraremos, tan familiar como felizmente, al verdadero Apolo.
[11] Preguntemos también al sapientísimo Pitágoras, sabio, ante todo, porque nunca se consideró digno del nombre de sabio. Nos ordenará primero que no nos sentemos sobre el celemín, es decir, que no perdamos por desidia, ni aflojando por vagancia, la parte racional con la que el alma todo lo mide, lo juzga y lo escudriña, sino que con el ejercicio y regla dialéctica, asidua mente la dirijamos y excitemos. Y luego nos pondrá en guardia contra dos cosas; una, mear contra el sol, y otra, cortarnos las uñas durante el sacrificio. Sólo cuando, por la moral, hayamos expulsado fuera las apetencias lúbricas de los desbordados deleites, y hayamos cercenado los rebordes, como afilados salientes, de la ira y las púas del alma, entonces, y sólo entonces, entremos a tomar parte en los ritos sagrados, a saber, en los misterios antes mencionados de Baco, cuyo padre y guía con razón se dice ser el Sol; entonces será nuestro vacar a la contemplación. Lo último, nos mandará que echemos comida al gallo, quiere decir, que alimentemos la parte divina de nuestra alma con el conocimiento de las cosas divinas como con manjar sólido y ambrosía celeste. Este es el gallo a cuya vista el león, es decir, toda potestad terrena, tiembla y reverencia; éste es aquel gallo al que leemos en Job [38, 36] haberle sido dada inteligencia; al canto de este gallo el hombre descarriado vuelve en sí. Este gallo, al alborear el crepúsculo matutino, cuando cantamos a Dios con los luceros de la mañana, viene cada día a sumarse al concierto. Este gallo, Sócrates [Fedón 118a], ya a punto de muerte y en la espera de unirse la divinidad de su alma a la divinidad del gran mundo, dice deberlo a Esculapio, como a médico de las almas, aun fuera ya de toda contingencia de enfermedad.
[12] Reseñamos también los testimonios de los caldeos; veremos (si les damos fe) que está abierta a los mortales, por las mismas artes, la vía a la felicidad. Escriben los exegetas caldeos haber afirmado Zoroastro que el alma era alada, y que, desprendiéndose las alas, cayó precipitada en el cuerpo; pero, volviendo aquéllas a crecerle, remontó el vuelo hacia los dioses; preguntándole los discípulos por qué vía conseguirían ellos unos ánimos voladores con alas bien plumadas: "regad, dijo, las alas con las aguas de la vida". De nuevo, insistiendo ellos, de dónde obtendrían tales aguas, por vía de parábola (como era su estilo) les respondió [ver Génesis 2, 10-14]: "Con cuatro ríos es bañado y regado el paraíso de Dios; de allí sacaréis para vosotros aguas saludables; el que viene del Septentrión se llama Pischón, que quiere decir lo recto; el que viene del Poniente, Dichón, que significa expiación; el que viene del Oriente, Chiddekel, que suena a luz, y el que viene del Sur, Perath, que puede traducirse por piedad". Fijaos, Padres, mirad atentamente lo que significan estas enseñanzas de Zoroastro; con seguridad no otra cosa sino que, por la ciencia moral, como con baños recios del Septentrión, expiemos las impurezas de nuestros ojos; por la dialéctica, como con una regla boreal, untemos su pupila para lo recto. Entonces por la consideración de la filosofía natural, vayamos acostumbrándonos a aguantar la luz, aún tenue, de la verdad, como los primeros destellos del sol en su nacimiento, hasta que, por fin, por la devoción teológica y culto santo de Dios, sostengamos esforzadamente, cual águilas de altura, el fortísimo resplandor del sol en su cenit meridial. Estos pueden ser aquellos saberes matinales, meridianos y vespertinos, cantados, primero, por David [Salmos, 55 (54)] y explicados más ampliamente por Agustín. Esta es aquella luz de fuego de mediodía que hiere en la cara e inflama a los Serafines y que igualmente ilumina a los Querubines. Esta es la región hacía la cual dirigía siempre sus pasos el vicio patriarca Abraham. Este! aquel lugar donde, según la opinión de los cabalistas y de los moros, no hay lugar para los espíritus inmundos. Y si de los muy secretos misterios es lícito sacar algo a la luz pública siquiera sea bajo velo de enigma, puesto que la repentina caída del cielo hirió de vértigo la cabeza de nuestro hombre y, según Jeremías [9, 10], colándose la muerte por las ventanas, dañó el hígado y el corazón, invoquemos a Rafael, el médico celestial, que nos curará con los saludables fármacos de la moral y de la dialéctica. Ya de nuevo restablecidos a buena salud, vendrá a morar con nosotros Gabriel, la fuerza de Dios, quien, llevándonos a través de los milagros del orden natural, mostrándonos por doquier la virtud y el poder de Dios, finalmente nos entregará al sumo Sacerdote, Miguel, el cual, a los que dimos buena cuenta de nosotros, sirviendo bajo las banderas de la filosofía, nos marcará, como con corona de piedras preciosas, con el sacerdocio de la Teología.
[13] Estas son las cosas, Padres respetabilísimos, que, no sólo me animaron, sino me empujaron al estudio de la filosofía. Cosas que de cierto no pensaba decir si no tuviera que responder a los que suelen proscribir el estudio de la filosofía, máxime para las personas principales, o, en general, para los que viven con una fortuna pasable. Pues todo esto que es filosofar (tal es la desgracia de nuestro tiempo) tira más a desprecio e injuria que a honor y gloria. Hasta este grado penetró ya en la mente de casi todos esta nefasta y monstruosa creencia de que en modo alguno hay que filosofar, o sólo por pocos, como si en el explorar hasta lo último y hacerse familiar las causas de las cosas, los usos de la naturaleza, el sentido del universo, los designios de Dios, los misterios de los cielos y de la Tierra, no hubiera más que el interés de granjearse algún favor o de proporcionarse algún lucro. Se ha llegado (¡oh dolor!) hasta no tenerse por sabios sino a los que convierten en mercenario el cultivo de la sabiduría, y se da así el espectáculo de una púdica Minerva, huésped de los mortales por regalo de los dioses, arrojada, gritada, silbada. No tener quien la ame, quien la ampare, a no ser que ella, como prostituta y cambiando por unas monedas su deflorada virginidad, eche en el cofrecito del amante la mal ganada paga. Todo lo cual yo, no sin grandísimo dolor e indignación, lo digo, no contra los príncipes, sino contra los filósofos de este tiempo, los que piensan y proclaman que no vale la pena filosofar, porque para los filósofos no hay establecidos ningunos premios, ninguna paga, como si no bastara esto para demostrar con ello que no son filósofos. Pues, si toda su vida está puesta en la ganancia o en la ambición, claro es que no abrazan el conocimiento de la verdad por sí misma. Me concederé esto a mí, y no me avergonzaré de alabarme por no haberme puesto a filosofar por otra causa sino por el filosofar mismo, ni esperar o buscar de mis estudios y de mis elucubraciones otra recompensa o fruto que el cultivo del espíritu y el conocimiento de la verdad, siempre y en alto grado deseada. Tan deseoso y apasionado por ella siempre fui que, desechado todo cuidado de asuntos privados y públicos, me entregué todo al ocio de la contemplación, del cual ningunas murmuraciones de los envidiosos, ningún dicterio de los enemigos de la sabiduría me pudieron hasta ahora, ni en lo futuro me podrán apartar. Me enseñó la misma filosofía a depender de mi propio sentir más que de los juicios de otros, y a cuidar, no tanto de no andar en las lenguas maldicientes, cuanto de no decir ni hacer yo mismo algo malo.
[14] Ciertamente, no se me ocultaba, Padres respetabilísimos, que esta mi Disputa iba a ser tan grata y agradable para todos vosotros que favorecéis las buenas artes y que quisisteis honrarla con vuestra augustísima asistencia, como pesada y molesta para muchos otros, Sé que no faltan quienes reprobaron ya antes mi propósito y lo condenan ahora con muchos apelativos. Fue ya usual no tener menos, por no decir más, detractores lo bueno y santo que se hace para la virtud, que lo inicuo y perverso que va para el vicio. Hay quienes no aprueban todo este género de disputas y de debatir en público temas doctrinales, afirmando que es más para la pompa vana del ingenio y la ostentación del saber que para el aumento del conocimiento. También hay quienes, sin reprobar este género de ejercicios, de ninguna manera lo aprueban en mí; que yo a mi edad, a mis veinticuatro años, haya osado proponer tal Disputa sobre altísimos misterios de la Teología cristiana, sobre pasajes profundísimos de la Filosofía, de disciplinas desconocidas, y esto en una celebérrima Urbe, ante una lucidísima asamblea de doctísimos varones, a la vista del senado apostólico. Otros todavía, concediéndome esto, que baje a la Disputa, no acceden a que abarque las novecientas cuestiones, incriminándome, tanto la superfluidad y ambición, como el emprender lo superior a mis fuerzas. A decir verdad, me hubiera rendido en seguida a estas objeciones, si en este sentido me hubiera guiado la filosofía que profeso; y de aconsejarme ella así, no respondería en esta hora, si creyera que la tal Disputa entablada entre nosotros, lo era sólo por el afán de pelea y de contienda. Por ello, quede fuera todo propósito de atacar o de herir, y la mala sangre, que dice Platón estar siempre ausente del concierto divino [Fedro 247a], huya también de nuestras mentes, y pongámonos amistosamente a considerar si vale la pena mi Disputa y si vale discutir de tal número de cuestiones.
[15] Lo primero, pues, a los que recriminan este uso de la Disputa pública no les voy a decir muchas cosas, dado que esta culpa, si es culpa, no sólo me es común con vosotros todos, doctores excelentísimos, que muchas veces, y no sin extremada loa y gloria, habéis cumplido con este oficio, sino común también con Platón y Aristóteles, y con autorizadísimos filósofos de todos los tiempos. Tenían éstos por averiguadísimo que nada era tan importante para alcanzar el conocimiento de la verdad, en cuya busca se afanaban, como frecuentar al máximo este ejercicio de disputa. Porque, así como por la gimnasia se robustecen las fuerzas del cuerpo, así, sin género de duda, en esta palestra literaria, las fuerzas del alma se tornan incomparablemente más fuertes y más lozanas. Y pienso yo que los poetas, cuando cantan las armas de Minerva, o cuando los hebreos ponen al  hierro como símbolo de los hombres sabios, no otra cosa quieren darnos con ello a entender sino los limpísimos combates de esta clase, como imprescindibles para adquirir la sabiduría. Y por la misma razón, de seguro, también los caldeos, en la crianza del que va a ser filósofo, quieren que Marte mire a Mercurio con una triple mirada, como si, quitando estos encuentros, estas luchas, cayera en sopor y somnolencia toda filosofía.
[16] Bien veo, ciertamente, que me es más difícil salvar la razón de mi desacuerdo con aquéllos que me achacan mi incompetencia en este terreno. Pues, si afirmo la competencia, veo caer sobre mí la nota de inmodesto y engreído; si me reconozco incompetente, cargaré con el reproche de temerario y desaconsejado. Ved en qué apuros me he metido, en qué lugar me he colocado, donde no puedo, sin faltar, prometer de mi lo que, sin faltar, no puedo dejar de dar. Por ventura me valdrá aquello de Job que "el espíritu está en todos" [32, 8], y lo de Pablo a Timoteo, "nadie desprecie tu juventud" [I, 4, 12]. Pero con mucha más verdad diré, desde la sinceridad y convicción de mi ánimo, que nada hay en nosotros de grande ni singular. No negaré que soy estudioso y amante de las buenas artes, pero nombre de docto, ni lo tomo ni me lo arrogo. Por lo cual, el haberme echado sobre los hombros un tan gran peso, no fue porque no fuésemos conscientes de nuestra debilidad, sino porque sabía que esta suerte de peleas, es decir, literarias, tiene de peculiar, que ser vencido en ellas es ganar. De lo que resulta que el más pobre de, luces puede y debe no sólo emplearse en ellas, sitio adelantarse a desearlas. Puesto que el que cae recibe del vencedor beneficio, no daño. Por él, en efecto, torna a casa más rico, es decir, más docto, y más pertrechado para ulteriores encuentros. Con ello confortado yo, soldado bisoño, no he temido entablar tan recio combate con los más diestros y valerosos. Que si en esto ha habido temeridad o no, más atinadamente lo dirá quien juzgue más por el éxito de la pelea que por nuestra edad.
[17] Resta, pues, en tercer lugar, responder a aquellos a quienes ofende tan numerosa serie de cuestiones propuestas, como si la carga fuera a pesar sobre sus hombros y no sobre los míos, que habrán de soportar a solas todo el trabajo. Poco razonable, en verdad, y sobremanera impertinente querer poner medida al empeño ajeno y, como afirma Cicerón, afectar medianía en aquello que tanto es mejor cuanto más es. En definitiva, al arrostrar tan colosal hazaña, preciso era o sucumbir en ella o darle cima. Si salía con ella adelante, no veo por qué lo que es para alabar, acertando en diez cuestiones, sea vituperable acertando en novecientas. Si sucumbía, tendrían, los que me quieren mal, de dónde acusarme, y los que me quieren bien, de dónde excusarme. Pues en asunto tan grande y tan desmesurado, que un adolescente falle, por cortedad de talento o por poquedad de doctrina, más es digno de indulgencia que de acusación. El mismo poeta dirá [Propercio, Eleg., lib. III]:
si fallan las fuerzas, la osadía será un honor, en lo grande vale ya el querer.
Pues si en nuestro tiempo muchos, imitando a Gorgias Leontino, no sin aplauso, acostumbraron a proponer disputas, no digo ya sobre novecientos temas, sino sobre todas las cuestiones de todas las artes, ¿por qué no va a serme a mí permitido, sin faltar en nada, disputar sobre multitud de cosas, muchas, sí, pero ciertas y determinadas?
Pero eso, dicen, es superfluo y ambicioso. Yo, por el contrario, sostengo que no he hecho esto a la ligera, sino por necesidad, como, aun a su pesar, se verán ellos forzados a reconocer, si se ponen a considerar conmigo la naturaleza del filosofar. Porque los que se adhieren a alguna de las familias de filósofos, inclinándose a Tomás, por ejemplo, o a Escoto, que son ahora muy leídos, sólo pueden arriesgar sus propias opiniones en la discusión de unas pocas cuestiones. Pero yo de tal manera me formé que, no jurando en palabras de nadie, me he internado por todos los maestros de la filosofía, he revuelto todos los pergaminos, he pasado revista a todas las escuelas. Y como tenía que pronunciarme sobre todas ellas, no fuera que si, por defender una opinión particular, posponía las otras, pareciera vinculado a aquella, no pudo ser sino que, aun diciendo poco de cada una, fuesen muchas las cosas que se ofrecía decir, al mismo tiempo, de todas. Y nadie me reproche que haga asiento allí dondequiera me empujan los vientos de la hora, pues fue ya uso de todos los Antiguos revolver toda clase de escritos, y no dejar por leer, en lo posible, los comentarios de otros. Principalmente desde Aristóteles que, por esta causa, era apellidado por Platón el "", es decir, el lector. Y, a decir verdad, de bien estrecho espíritu es encerrarse sólo en el Pórtico, o sólo en la Academia, ni es posible escogerse con tino para sí una familia propia, entre todas, quien no ha tenido antes trato familiar con todas. Juntad a ello que en cada familia hay algo sobresaliente que no tiene de común con las demás.
[18] Y para comenzar con los nuestros, a los que en el último tiempo llegó la filosofía, hay en Juan Escoto cierta lozanía y sutileza, en Tomás solidez y equilibrio, en Egidio diafanidad y justeza, en Francisco lo incisivo y agudo, en Alberto lo añejo, vasto y grandioso, en Enrique, es mi opinión, siempre lo sublime y venerando. Entre los árabes, en Averroes hay firmeza irrebatible, en Avempace, en Alfarabi, seriedad y ponderación. En Avicena se echa de ver lo divino y lo platónico. En los griegos, en general, siempre la filosofía es clara y acendrada. En Simplicio abundosa y rica, en Temistio elegante y compendiosa, en Alejandro coherente y erudita, en Teofrasto elaborada a conciencia, en Ammonio, suelta y amena. Y si volvemos a los platónicos, para citar unos pocos, en Porfirio te deleitarás con la abundancia de materias y una religiosidad polifacética, en Jámblico venerarás una filosofía más oculta, y con los misterios y ritos de los bárbaros, en Plotino no hay al pronto qué admirar en particular, pues siempre resulta admirable, ya hable divinamente de lo divino, ya de lo humano sobrehumanamente, con una sutil ambigüedad de estilo, que sudan los platónicos para, a duras penas, entenderle. Paso por alto a los más recientes, a Proclo, con su desbordante fecundidad asiática, y a los que de él derivaron, Hermias, Damascio, Olimpiodoro, y muchos otros, en todos los cuales aquel "", lo divino, brilla siempre como divisa propia de los platónicos.
[19] Además, si alguna secta hay que ataca las proposiciones más evidentes y se mofa con malsana agudeza de las buenas causas, esa confirma la verdad, no la debilita, igual que al revolver el rescoldo no se apaga, sino se aviva la llama mortecina. Movido yo por estas razones, quise traer a cuento las opiniones, no de una en particular (como hubiera agradado a algunos), sino de cualesquiera escuela o doctrina, a fin de que, con el cotejo de muchas y con la discusión de las más variadas filosofías, luciera más claro a nuestras mentes aquel fulgor de la verdad, del que habla Platón en sus Cartas [VII, 341d], como el Sol naciente emergiendo de las profundidades. ¿Qué sería si sólo tratáramos de la filosofía de los latinos, de Alberto, de Tomás, de Escoto, de Egidio, de Francisco y de Enrique, omitiendo a los filósofos griegos y a los árabes? Siendo así que toda la sabiduría derivó a los griegos de los bárbaros, y de los griegos a nosotros.
Así fue constante proceder de los nuestros, al hacer filosofía, al apoyarse en descubrimientos ajenos y cultivar los campos de otros. ¿Qué sería ocuparse de los peripatéticos en la filosofía natural si no se traía también a cuento la Academia de los platónicos, cuyas enseñanzas, en especial sobre las cosas divinas, se han tenido (testigo Agustín) entre todas las filosofías como la más santa, y, por primera vez, que yo sepa (y que no se tome a mal la palabra), después de muchos siglos, ha sido traída por mí a público examen y disputa? ¿A qué venía el tratar de las opiniones de los otros, sin exclusión, si, convidados a este banquete de sabios, entráramos sin escotar lo nuestro, sin aportar nada propio, ningún parto del ingenio y trabajo de nuestra parte? Ciertamente, no es de bien nacidos (como dice Séneca) [Cartas a Lucilio, 33, 7] el saber circunscrito a glosas, como si los descubrimientos de los mayores nos hubieran cerrado los caminos a nuestro ingenio, como si se hubiera agotado en nosotros el vigor de la naturaleza, sin fuerza ya para engendrar por sí mismo algo nuevo que, si no vale para demostrar la verdad, sí al menos para insinuarla siquiera de lejos. Pues si en el campo el agricultor y en la mujer el marido aborrecen la esterilidad, no menos aborrecerá al alma infecunda una mente divina a ella pegada, cuando sobre todo espera de ella una mucho más noble prole.
[20] Por todo ello, no contento yo con haber añadido a las doctrinas comunes otras muchas de la antigua teología de Mercurio Trismegisto, muchas de las enseñanzas de los caldeos y de Pitágoras, muchas de las más arcanas de los misterios de los hebreos, propusimos a disputa también una multitud de cosas halladas y meditadas por nosotros tocantes a asuntos naturales y divinos.
[21] Propusimos primeramente una concordia entre Platón y Aristóteles, por muchos creída, por ninguno suficientemente demostrada. Prometió hacerla Boecio entre los latinos; no se ve que llevara nunca a cabo lo que siempre quiso. Entre los griegos Simplicio, que se propuso lo mismo, ojalá lo hiciera igual que lo prometió. Escribe Agustín en los Académicos [Contra Académicos, III, 19] que no faltaron muchos que con sutilísimas disquisiciones intentaron demostrar lo mismo, a saber, que la de Platón y la de Aristóteles son una misma filosofía. Juan el Gramático, bien que asegure que las disidencias entre Platón y Aristóteles sólo existen para aquellos que no entienden las expresiones de Platón, pero luego dejó el probarlo a los venideros. Añadimos muchos pasajes en los que los pareceres de Escoto y Tomás, los de Averroes y Avicena, que se tienen por discordantes, afirmamos que concuerdan entre sí.
[22] En segundo lugar hemos puesto lo que pensamos de la filosofía, tanto aristotélica como platónica, más otras setenta y dos nuevas tesis físicas y metafísicas, las cuales, si alguien las sostiene, podrá (si no me engaño), como será para mi en breve manifiesto, resolver cualquier cuestión de las cosas naturales y divinas, mediante un razonamiento muy distinto de aquel que hemos aprendido en la filosofía que se enseña en las escuelas y que se cultiva por los doctores del tiempo.
Ni era tanto, Padres, cosa de admirarse el que yo, en mi tierna edad, cuando apenas me fue dado el leer los comentarios de otros (como algunos alegan), quisiera traer una nueva filosofía, cuanto de alabarla si se defendía bien, o de condenarla si era reprobable, y, en fin, puestos a juzgar nuestras invenciones y escritos, no tanto contar los años del autor, cuanto sus méritos o servicios.
[23] Existe además, aparte de la que hemos aducido, otra forma nueva de filosofar por vía de números; forma antigua que fue practicada por los teólogos primitivos, por Pitágoras el principal, por Aglaofemo, Filolao, Platón y los primeros platónicos, pero que en este tiempo, como otras cosas preclaras, por la incuria de los posteriores, tanto cayó en desuso que apenas se hallan de ella vestigios. Escribe Platón en la Epínomis [977a ss.] que entre todas las artes liberales y ciencias especulativas, la principal y máximamente divina es la ciencia de los números. Preguntándose por qué el hombre es un animal sapientísimo, se responde: porque sabe contar. De esta afirmación se hace eco Aristóteles en los Problemas [20, 6, 956 a 12]. Escribe Abumasar que fue un decir de Avenzoar babilonio que aquél que sabía contar sabía todo. Lo cual no puede en modo alguno ser verdadero si por arte de contar entendemos el arte ese en el que, por encima de todos, nuestros mercaderes son peritísimos, lo que corrobora Platón cuando nos advierte, poniendo énfasis en el dicho, que no pensemos que esta divina aritmética es la aritmética mercantil. Creyendo, pues, que tras muchas elucubraciones, he llegado a explorar esa aritmética tan enaltecida, lanzado ya a esta aventurada empresa, prometí responder públicamente, utilizando los números, a setenta y cuatro cuestiones que cuentan entre las principales de la ciencia física y la ciencia divina.
[24] También hemos introducido proposiciones mágicas, en las cuales aclaramos que hay dos clases de magia; una consistente toda ella en obra y poder de los demonios, cosa, por Júpiter, execrada y horrenda; otra que, si bien se examina, no es sino consumada filosofía natural. De una y otra haciendo mención los griegos, nunca otorgan el nombre de magia a aquella primera, a la que denominan "", hechicería, a la segunda llaman con propia apelación: "", como perfecta y suprema sabiduría. Porque lo mismo suena, según Porfirio [De Abstinencia, IV, 16], mago en lengua persa, que entre nosotros intérprete y aficionado a las cosas divinas. Grande y diré que extremada es, Padres, la disparidad y desemejanza entre ambas artes. Aquella primera es condenada y execrada no sólo por la cristiana religión, sino también por todas las leyes, por toda bien establecida república. Esta segunda la aprueban y abrazan todos los sabios, todos los pueblos interesados por las cosas celestes y divinas. Aquélla es la más fraudulenta de todas las artes, ésta es la más alta y santa filosofía. Aquélla nula y vana, ésta firme, fiel y sólida. Aquélla, los que, la cultivaron, siempre lo encubrieron, por ceder en ignominia y deshonra de su autor; de ésta derivó en la antigüedad, y casi siempre, gran lustre y gloria del saber; de aquélla nunca se ocupó el varón dado a la filosofía, ni el codicioso de iniciarse en buenas artes; para aprender ésta navegaron Pitágoras, Empédocles, Demócrito, Platón, la predicaron a su vuelta y la guardaron entre sus secretos como la más estimable. Aquélla, como no se prueba con argumentos ciertos, tampoco tiene seguros patronos; ésta honorable por los que llamaríamos sus ilustres progenitores, tiene como adalides principalmente a dos: Zamolxides, al que siguió Abbaris, el hiperbóreo, y Zoroastro, no el que quizá pensáis, sino el hijo aquél de Oromaso. Si preguntamos a Platón qué género de magia es el de ambos, nos responderá en el Alcibíades [I, 120de ss.] que la magia de Zoroastro no es otra cosa que la ciencia de las cosas divinas, con la que los reyes persas educaban a sus hijos, a fin de que, con el ejemplo delante de la república del mundo físico, aprendieran a regir su propia república. Responderá en el Cármides [156] que la magia de Zalmoxides es la medicina del alma, a saber, que por ella se proporciona al alma el equilibrio, como mediante aquella otra la salud al cuerpo. En las huellas de éstos se afirmaron después Caranda, Damigerón, Apolonio, Hostanes y Dárdano [Tert. De anima, 57]. Las siguió Homero, del cual algún día demostraremos en nuestra Teología poética que, bajo capa de los viajes de su Ulises, encubrió, igual que las demás, también esta sabiduría. Las siguieron Eudoxo y Hermipo, las siguieron, puede decirse, todos los que se adentraron en los misterios pitagóricos y platónicos.
Entre los más recientes que hayan seguido su rastro por el olfato encuentro tres, Alkindi árabe, Rogerio Bacon y Guillermo Parisiense. La evoca también Plotino [En. IV, 42-43] cuando muestra que el mago es un servidor y no un artífice de la naturaleza; esta clase de magia la aprueba y confirma, varón sapientísimo, de tal manera detestador de la otra, que invitado a tomar parte en los misterios de los malos demonios, dijo que más justo sería que ellos vinieran a él que no él a ellos, y con razón. Porque así como aquélla hace al hombre atado y esclavo de los malignos poderes, ésta, a la inversa, le vuelve soberano y dueño de ellos. Aquélla, finalmente, no puede arrogarse el nombre de arte ni de ciencia; ésta, inmersa en misterios altísimos, abarca la contemplación profundísima de las cosas más secretas y, en conclusión, el conocimiento de toda la naturaleza. Esta, buceando a través de las fuerzas esparcidas por don gratuito de Dios, y las insertas a modo de semillas en el mundo, como sacándolas de los escondrijos a la luz, más que realizar milagros, sirve diligentemente a la naturaleza que los hace; entrando escrutadoramente en la armonía del universo, tan significativamente apellidada por los griegos "", y con un conocimiento perspicaz y respectivo de las diferentes naturalezas, para lo que pulsa arteramente los caprichos de cada una, lo que suele decirse los "" sortilegios de los magos, saca afuera los milagros escondidos en los escondrijos del mundo, en el seno de la naturaleza, en las despensas y arcanos de Dios, como si ella fuera el Artífice; y a la manera como el labrador junta los olmos con las vides, así el mago casa el Cielo con la Tierra, es decir, lo inferior con las dotes y virtudes de lo superior. De lo cual resulta que todo lo que aquélla es de fantasiosa y nociva, ésta lo es de divina y saludable. Por esto principalmente, porque aquélla, haciendo esclavo al hombre de los enemigos de Dios, los aparta de Dios; ésta despierta admiración de la obra de Dios, que tiene como secuela certísima la rendida caridad, la fe y la esperanza. Pues nada contribuye más a la religión y a la adoración de Dios que la asidua contemplación de sus maravillas; pues cuando las hubiéremos explorado con esta magia natural de la que hablamos, espoleados más ardientemente a un gran amor del Artífice nos veremos impulsados a cantar aquello de: "Llenos están los cielos, llena la tierra toda de la majestad de tu gloria" [Isaías, 6, 3]. Y esto baste sobre la magia, de la cual hemos dicho todo esto porque sé que hay muchos que, igual que los canes ladran siempre a los extraños, éstos muchas veces condenan y detestan lo que ignoran.
[25] Vengo ahora a aquello que mencioné como deducido de los antiguos misterios de los hebreos para confirmar nuestra sacrosanta y católica fe, no sea que también para aquellos que lo ignoran, aparezcan ocurrencias lúdicas y fábulas de feria; quiero por ello que todos sepan qué y qué tales son esas cosas, de dónde se toman, por quiénes y cuán ilustres autores están respaldadas, y cuán asentadas, cuán divinas y cuán necesarias sean para servir de apoyo a nuestros hombres en la defensa de nuestra religión contra las importunas calumnias de los hebreos. No sólo celebrados doctores hebreos, también entre los nuestros, Esdras [Esdras IV, apócrifo], Hilario, Orígenes, escriben que Moisés no sólo recibió de Dios en la montaña la ley que dejó a la posteridad redactada en cinco libros, sino además una más secreta y la verdadera explicación de la ley, y que le fue mandado por Dios que promulgase, sí, la ley ante el pueblo, pero que la interpretación de la ley no la pusiese por escrito ni la publicase, y que sólo a Jesús Nave, y éste a los principales de los sacerdotes que se sucedieran después, se la revelase, con una sagrada obligación de silencio. Bastaba el simple relato de los hechos para dar a conocer, ya la omnipotencia de Dios, ya su cólera contra los malvados, su clemencia para los justos y para todos su justicia, y, por medio de divinos y saludables preceptos para el recto y dichoso vivir, establecer el culto de la verdadera religión. Pero revelar al pueblo llano los misterios más íntimos y los arcanos de la altísima Divinidad, latentes debajo de la corteza de la ley y en la tosca envoltura de las palabras, ¿qué otra cosa hubiera sido sino echar las cosas santas a los perros y arrojar las margaritas a los puercos? [Mateo, 7, 6]
[26] Así pues, tener esto oculto al vulgo y comunicarlo sólo a los perfectos, entre los cuales únicamente dice Pablo [I Cor., 2. 6] hablar él la sabiduría, no fue recomendación humana, sino precepto divino. Esta costumbre la guardaron religiosísimamente los antiguos filósofos; Pitágoras nada escribió, salvo unas cosillas que legó al morir a su hija Damo; las esfinges esculpidas en los templos egipcios advertían de esto, que las enseñanzas secretas se guardaran invioladas de la profana multitud mediante los nudos de los enigmas. Platón, escribiendo a Dionisio [Carta II, 312d e] algo sobre las sustancias supremas, dice que "se ha de expresar por medio de enigmas, no sea que, si por fortuna cayera la carta en manos extrañas, otros entiendan lo que te escribimos". Aristóteles decía que los libros de la Metafísica, en que habla de cosas divinas, estaban publicados y no publicados. ¿Qué más? Orígenes afirma que Jesucristo, maestro de vida, reveló muchas cosas a los discípulos, que ellos no quisieron escribir por no hacerlas accesibles y comunes al vulgo. Lo corrobora entre todos Dionisio Areopagita, quien dice que los más secretos misterios fueron trasmitidos por los autores de nuestra religión "", de mente a mente sin escritura, por mediación de la palabra. Cuando exactamente del mismo modo, por mandato de Dios, se había de revelar aquella auténtica interpretación de la ley confiada por modo divino a Moisés, se llamó a eso Cábala, que para los hebreos es lo mismo que para nosotros recepción. Por esto justamente, porque aquella doctrina no había de ser trasmitida por documentos escritos, sino pasando de uno a otro, como por cierto derecho hereditario, a través de la serie regular de las sucesivas revelaciones.
[27] Pero cuando una vez vueltos los hebreos de la cautividad de Babilonia por obra de Ciro, y restaurado el Templo bajo Zorobabel, se aplicaron a restablecer la ley, Esdras [ibid.], al frente entonces de la asamblea, una vez corregido el libro de Moisés, comprendiendo claramente que, en razón de los destierros, matanzas, huidas, cautiverio del pueblo de Israel, no era posible conservar la costumbre establecida por los antepasados de trasmitir la doctrina de mano en mano, y que llegaría el tiempo en que se perderían los secretos de la celeste doctrina divinamente a él confiada, cuya memoria no podría durar mucho, faltando las glosas, determinó que, reunidos los sabios que aún quedaban, pusiese cada uno en común lo que recordase de memoria tocante a los secretos de la ley, y que, bajo la fe de escribanos, se redactase todo ello en setenta volúmenes (a tenor del número usual de los sabios del Sanedrín). No me creáis a mí solo en esto, Padres. Oíd a Esdras mismo que habla así: "Pasados cuarenta días, habló el Altísimo diciendo: Lo que escribiste primero hazlo público, que lo lean los dignos y los indignos, pero los últimos setenta libros los conservarás para entregarlos a los sabios de tu pueblo. Pues en éstos está la vena del intelecto, la fuente de la sabiduría y el río de la ciencia. Y así lo hice." Así Esdras al pie de la letra. Estos son los libros de la ciencia de la Cábala. Esdras comenzó diciendo con perceptible voz que en los libros se encerraban la vena del intelecto, a saber, la inefable Teología de la superesencial Deidad, la fuente de la sabiduría, a saber, la rigurosa Metafísica de las formas inteligibles y angélicas, y el río de la ciencia, a saber, la solidísima Filosofía de las cosas naturales.
[28] Estos libros Sixto cuarto, Pontífice Máximo, que precedió inmediatamente al felizmente reinante Inocencio octavo, procuró con todo cuidado y empeño que se publicasen en lengua latina para pública utilidad de nuestra fe. Y cuando él murió, tres de ellos estaban ya a disposición de los latinos. Estos libros son tenidos hoy en tanto respeto por los hebreos que nadie por debajo de los cuarenta años es autorizado a tocarlos. Habiéndomelos yo procurado, con no pequeño gasto, y habiéndolos leído con suma diligencia, sin reparar en fatigas, descubrí en ellos (Dios me es testigo), no tanto la religión de Moisés, cuanto la de Cristo. Allí el misterio de la Trinidad, allí la Encarnación del Verbo, allí la divinidad del Mesías; sobre el pecado original, sobre la reparación de él por Cristo, sobre la Jerusalén celestial, sobre la caída de los demonios, sobre los coros de los ángeles, sobre el Purgatorio y sobre las penas del infierno, cosas leí iguales a las que a diario leemos en Pablo y en Dionisio, en Jerónimo y en Agustín. Y en lo que atañe a la Filosofía, estaréis oyendo ni más ni menos a Pitágoras y a Platón, cuyas doctrinas tan afines son a la fe cristiana, que nuestro Agustín no se cansaba de dar gracias a Dios por haber venido a sus manos los libros de los platónicos. En conclusión, apenas hay tema de controversia entre nosotros y los hebreos, en que no se les pueda retorcer el argumento y convencerles a base de estos libros de los cabalistas, de modo que no quede rincón alguno donde se parapeten. Para lo cual me apoyo en el testimonio fundadísimo de Antonio Crónico, varón eruditísimo, el cual, estando yo en su casa en un banquete, oyó con sus propios oídos a Dáctilo, hebreo perito en esta ciencia, terminar entregado de pies y manos coincidiendo con la doctrina cristiana de la Trinidad.
[29] Pero volviendo a la reseña de los principales capítulos de mi Disputa, pusimos nuestra propia manera de interpretar los himnos de Orfeo y de Zoroastro. Orfeo entre los griegos se lee casi entero, Zoroastro entre ellos, mutilado, entre los Caldeos más completo. A ambos tengo por padres y fundadores de la sabiduría antigua. Pues, callando de Zoroastro, cuya mención nunca ocurre en los platónicos sin suma veneración escribe Jámblico calcidio que Pitágoras tuvo la teología órfica por modelo y, a tenor de ella, plasmó y conformó su filosofía. Y no por otra razón miran como sagrados los dichos dé Pitágoras, sino porque derivaron de las tradiciones órficas; de allí la doctrina oculta de los números; y cuanto de grave y sublime tuvo la filosofía griega, de allí fluyó como de su primer manantial. Mas conforme al uso de los antiguos teólogos, también Orfeo entretejió los secretos de sus doctrinas con aderezos de fantasía y los encubrió con ropaje poético, con el fin de que quien leyere sus himnos pensase que contienen sólo cuentecillos de fábula y purísimas chanzas. Lo que quiero quede dicho para que se aprecie bien cuánto trabajo, cuánta dificultad me supuso el sacar de las envolturas de los enigmas, de los escondrijos de las fábulas, los ocultos sentidos de una filosofía arcana, sobre todo, en cosa tan grave, tan escondida y tan inexplorada, sin ayuda alguna de la labor y diligencia de otros intérpretes. Y, sin embargo, me ladraron esos mis perros, achacándome el amontonar cosas minúsculas y sin fuste, sólo para pomposidad del número, como si no hubiera traído a cuento todas las más enredosas y controvertidas cuestiones, sobre las que se pelean las principales Academias, como si no hubiera introducido multitud de cosas completamente desconocidas e intocadas por aquéllos que me impugnan y se tienen por filósofos consumados. Más diré: estoy tan lejos de ese reproche que he procurado contraer cuanto pude el número de capítulos de la Disputa. Que si hubiera querido (como otros hacen) partirla en sus miembros y desmenuzarla, hubiera alargado el número hasta lo innumerable. Y para omitir los otros, ¿quién hay que no sepa que un solo tema de los novecientos, el de conciliar las filosofías de Platón y Aristóteles, podría, sin sospecha de empeño en la numerosidad, haber sido diluido en otros seiscientos, por no decir aún más, con sólo reseñar uno por uno todos los lugares en los que piensan otros que disienten, y yo juzgo que concuerdan? Y todavía (lo diré, aunque ni con modestia ni según mi estilo) lo diré, sin embargo, pues me fuerzan a ello los malévolos, quise con este certamen mío dar fe, no tanto de que es mucho lo que sé, cuanto de que sé lo que muchos no saben.
[31] Y para que esto salga ya a luz, Padres honradísimos, para que vuestro deseo, doctores excelentísímos, a los que, no sin gran complacencia, veo preparados y ceñidos esperando el combate, no lo demore más mi Oración, augurándolo feliz y fausto, como al son de trompa de guerra que nos llama, vengamos ya a las manos.

 

Antología
 
 
El pensamiento de Pico della Mirándola. ( 1463-1494 )--


Imagínate por un momento, que vives en una villa, donde 300 otros pobladores, te acompañan en una soporífera existencia.
Que todas las mañanas te levantas al alba para trabajar, hasta que anochece.
Al llegar a tu casa, no hay luz para leer. De todos modos no te hace falta, pues no tienes libros. Además, no sabes leer, ni escribir.
Por otro lado los pocos manuscritos a los que podrías tener acceso, solo tratan de temas de apariciones, milagros, dogmas y pecados.
Los domingos son de fiesta. En la mañana, ir a la iglesia, a escuchar las interesantes fábulas que el señor cura te platica.
En la tarde rezar el rosario, y un rato de esparcimiento con la familia.
Nunca has salido de este pueblo. Quizá un esporádico viaje a un villorrio mayor. Pero nunca a mas de varias leguas de distancia.
El mundo es estable. Las estaciones de año, son lo único que da variedad a tu vida. La cultura es algo desconocido.
El mundo es plano, y el cielo está sobre el. El infierno está en las entrañas de la tierra.
El universo es estable, a la vez que incomprensible. Las fuerzas naturales son generadas por espíritus del bien y del mal. Y la única manera de alterarlas, es mediante la oración.
Esto lo vives tú. Desde que naces hasta que mueres. Lo vivieron tus padres y abuelos. Y lo vivirán tus hijos y tus nietos.
Y aunque la mayoría comparten contigo este paupérrimo destino. En algunas ciudades de Europa, hay gente que lee y escribe. Y en su pequeño mundo, tratan de encontrar sentido al universo y al destino.
Algunos como Alberto Magnus y su discípulo Tomas de Aquino ( 1225-1274 ), pretenden amalgamar la visión Aristotélica del universo, para conformar lo que ahora conocemos como teoría escolástica.
Tratan de incorporar los efectos del mundo natural a la religión. Y crean al final de la edad media, un nuevo sistema teológico.
El extraordinario impacto que Aquino tuvo sobre el pensamiento occidental, descansa en la convicción de que bajo el juicioso ejercicio, de la mente racional y empírica del hombre, se puede servir a la causa del cristianismo.
Su pensamiento es elevado. Pero no innovador. Trata de ajustar la realidad del mundo, a los dogmas tradicionales del cristianismo.
Hablan de filosofía. Pero siempre subordinándola a la teología.
Y aunque aciertan en muchos temas. Su metodología esconde un halo de deshonestidad. Cuando la filosofía y la teología coinciden, exponen sus hallazgos. Cuando difieren, recurren a la fe y el dogma. Y callan sus divergencias
Pero ! Que importa !. Tu no los conoces, ni sabrás desde tu pequeño villorrio, de los problemas del teólogo, y del filósofo.
Sin embargo, para algunos cuantos, estos temas son de suma trascendencia.
Las discrepancias en los tópicos de: "El intelecto común de la humanidad", " La eternidad del mundo físico.", " Los intermediarios entre Dios y los hombres", ponen en contradicción la teología con la filosofía. Se requería nuevamente de la aceptación de una doble realidad.
Una verdad que se puede apreciar por los sentidos, y otra que es revelada. Desde luego que es mas importante la revelada.
Así se encontraba el pensamiento en la alta edad media. Y la teología tomística estaba muy elevada para el intelecto de la inculta y supersticiosa población de Europa.
Pero no todos los pensadores estaban ciclados en los asuntos de la religión. Algunos se sentían libres, y comenzaban a experimentar con un pensamiento innovador: " El Humanismo."
Es un fenómeno extraño. El hecho de que la cultura escolástica es remplazada por el humanismo.
Generalmente pensamos en el humanismo como un avance histórico en lo referente a la filosofía. Esto no es cierto, el pensamiento de Tomás de Aquino, se encuentra mas cercano a la filosofía contemporánea, que el humanismo. Este último significó un retroceso histórico de mil años.
Pero tenía la ventaja, de ser libre de la dictadura de la jerarquía, y del dogma.
El pensamiento escolástico, pretendía incorporar la ciencia y el razonamiento racional Aristotélico, en la teología cristiana de la alta edad media. Y en muchos sentidos lo logró.
Sin embargo, la metodología de Aquino, adolecía de un grave defecto, era como mencionamos anteriormente, filosóficamente deshonesta.
El talón de Aquiles de ese pensamiento medieval, fue el utilizar una herramienta filosófica, para justificar postulados que eran ya conclusiones preestablecidas de antemano. Y no como una disciplina cuya finalidad es buscar sus propias verdades.
La escolástica prostituyó a la filosofía, al utilizarla para justificar las verdades reveladas. Sin importar los resultados reales que arrojase esta disciplina.
El pensamiento filosófico tuvo que dar un inmenso rodeo, para encontrar nuevamente su propia identidad. Camino que no se retomará sino hasta siglos mas tarde.

Fue crucial para la cultura occidental, la aportación de Francisco Petrarca, (1304-1374 ) quien volvió la vista, mil años atrás, y redescubre a Platón. Pasando por alto un milenio de oscurantismo cristiano, y trayendo el inmenso bagaje, de la cultura Greco-Romana.
En oposición al objetivo de los escolásticos, de tratar de integrar el pensamiento Aristotélico en el cartabón de la revelación cristiana. Petrarca y sus seguidores, crearon una corriente de humanismo, basándose en la filosofía platónica, y en los ensayos clásicos de los pensadores de la antigüedad. Reviviendo así, la herencia de los griegos.
Petrarca inicia la reeducación de Europa. La tradición Platónica surtió a los humanistas, de un soporte filosófico compatible con sus aspiraciones, y desarrollo intelectual.
En Platón, encontraron una profunda tradición ética y espiritual, comparable a la que el cristianismo profesa.
Con ello aparece una nueva visión del hombre, de la naturaleza, y del Dios.
El neoplatonismo, fincado en la concepción del mundo de Plotinus, presenta a la naturaleza, como una entidad permeada por la presencia de Dios.
La antigua visión Pitagoreana del universo, regido por un sistema matemático trascendente, recobra nuevos bríos.
El concepto de humanidad, es exaltado mas allá de la concepción cristiana. El pecado original desaparece, para presentar a los hombres poseedores de una chispa divina, vicarios de Dios, como ángeles, y casi con el mismo estatus que el creador del universo.
Los humanistas tomaron la concepción grecorromana de la historia cíclica, en contraste con la posición Judeo cristiana, de la historia lineal.

 Así estaban las cosas cuando hace su aparición, el joven y brillante:
Pico Della Mirándola.
El humanismo y el nuevo espíritu de sincretismo religioso, encuentra en Pico, su mejor interlocutor.
Pico nació el 24 de febrero de 1463. Pertenecía a una familia acaudalada que poseía el castillo de Mirándola, en el ducado de Modena, Italia.
Renuncia a su herencia familiar, en favor de sus dos hermanos. Y a la edad de 14 años se dirige a Bolonia, a estudiar ley canónica, e ingresar en la carrera eclesiástica.
Los siguientes siete años de su vida, los dedicó a viajar por las universidades de Europa. Estudiando teología, filosofía, griego, latín, hebreo, siríaco y árabe.
En esa época, un estafador le vendió 60 supuestos manuscritos originales de Esdras, conteniendo los secretos de la religión, y la naturaleza. Éstos escritos contenían la Cábala, y se supone que de este manuscrito, se permearon ideas para sus futuros escritos.
Fue discípulo de Marsilius Ficinus, y como él, fincó sus tesis filosóficas en Platón.
En 1486, a los 23 años de edad, anuncia su intención de defender novecientas tesis derivadas de los escritos de varios autores Griegos, Romanos, Árabes y Hebreos.
Invita a escolares de toda Europa, para contender en ese debate filosófico. Y escribe para la ocasión, su celebrado ensayo ; " Oración por la dignidad del hombre."
En este ensayo, describe la creación: Usando como fuentes, el Génesis y el Timaeus, y agrega algo de su propia cosecha.
" Cuando Dios ha completado la creación del mundo, empieza a considerar la posibilidad de la creación del hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios.
Pero Dios no encontraba un modelo para hacer al hombre. Por lo tanto se dirige al prospecto de criatura, y le dice:
No te he dado una forma, ni una función especifica, a ti, Adán.
Por tal motivo, tu tendrás la forma y función que desees.
La naturaleza de las demás criaturas, la he dado de acuerdo a mi deseo.
Pero tú no tendrás limites.
Tu definirás tu propias limitantes, de acuerdo a tu libre albedrío.
Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea mas fácil dominar tus alrededores.
No te he hecho ni mortal, ni inmortal. Ni de la tierra, ni del cielo.
De tal manera, que tu podrás transformarte a ti mismo, en lo que desees.
Podrás descender a la forma mas baja de existencia, como si fueras una bestia. O podrás en cambio, renacer mas allá del juicio de tu propia alma, entre los mas altos espíritus, aquellos que son divinos."
En esta nueva concepción del universo, aparece el hombre con el brillo de la cultura clásica griega. Como un ser consciente de su propia gloria, con capacidad intelectual y estatura espiritual, no contaminada con el pecado original.
Y la manera de entender las cosas también se ha transformado. Ahora la imaginación predomina sobre el análisis racional.
La desterrada escolástica fincaba su epistemología en la razón, el empirismo y el concretismo.
Ahora los neoplatónicos humanísticos echan mano de la mitología, para definir sus verdades.
La astrología y los dioses paganos vuelven a reinar en la mente de los hombres.
El humanismo da al hombre una nueva dimensión, la naturaleza se ve divinizada y el cristianismo adquiere una nueva perspectiva, con una pérdida innegable en sus postulados absolutos. Con ello, los humanistas desafían al orden establecido, en una forma que ni ellos logran imaginar.  
Con el redescubrimiento de la sofisticada espiritualidad clásica. Dada como una opción viable y alterna al cristianismo ; La universalidad de la revelación judeo cristiana se ve mermada.
La autoridad moral de la iglesia, es colocada en entredicho, y los dogmas eclesiásticos son considerados obsoletos.
En la oración de Pico, se presenta al hombre como capaz y dotado de las cualidades, para situarse en el lugar de su conveniencia dentro del Cosmos, incluyendo su vínculo con Dios, sin mencionar la necesidad de un salvador intermediario, ni mucho menos de la participación institucionalizada de una jerarquía religiosa, ni tampoco de los rituales y dogmas que la acompañan.

No es de sorprender la reacción de la jerarquía de la iglesia, ¿Podrías adivinarla.?
A continuación, algunas propuestas:  
1- Les encantó.
2- Se hicieron de la vista gorda.
3- Sostuvieron un diálogo, para convencer a pico de sus errores.
4- Publicaron sus propios puntos de vista, en una serie de ensayos, tendientes a desacreditar la posición de pico.
5- Se retiraron a analizar las nuevas teorías, para aceptar sus puntos buenos.
6- El Papa Inocente VIII, condenó los puntos de vista de Pico, y prohibió el debate público al que éste había citado. El pobre Pico se retractó, pero aún así fue juzgado y enviado con sus huesos a la cárcel. Al poco tiempo fue liberado, y se dedicó a sus asuntos particulares. Juzgando que publicar sus ideas, podría ser dañino para la salud. 
Si escogiste, el punto número 6, te felicito por tu agudeza mental.
Sin embargo no todo fue conflicto, pues después de un tiempo, los papas se enamoraron de la parte artística de este movimiento, y le dan cabida en la cultura eclesiástica. Pero haciendo a un lado, la parte conceptual de esta filosofía.
En esta época, la moral era bastante amplia, y las mojigaterías no hacían aún, acto de presencia.
No fue sino hasta el advenimiento de la reforma protestante, en 1517, cuando las iglesias ( Católica y Protestante ), advierten los peligros del humanismo a la moral ortodoxa, y se dan los conflictos con el pensamiento secular de la época.
Después de salir de la cárcel, pico cambió sensiblemente de actitud, Quemó todos sus libros y ensayos, y se dedicó a viajar y  a defender la posición ortodoxa del catolicismo. En contra de los musulmanes, los judíos y los astrólogos. ( Escogió enemigos poco peligrosos, en ese tiempo.)
Desde luego, nada de lo que escribió después de su emprisionamiento vale la pena, pues su espíritu estaba abatido y humillado. Y la intención de Pico era apaciguar a los belicosos enemigos, que pululaban tras las faldas de la iglesia.
El movimiento autocastrante que desató el establecimiento católico, fue lo suficientemente riguroso, como para frenar cualquier intento de emancipación del pensamiento humano.

Pico no recobró la chispa de la originalidad que lo caracterizó en su juventud: 
Y nosotros perdimos algunos ensayos interesantes, que podríamos haber disfrutado.
Sin embargo, el legado cultural de este movimiento no desapareció. El movimiento antidogmático se permeó en las universidades.
Y permitió que la ciencia y la filosofía se emanciparan de la teología y la religión, dando paso con el tiempo, a nuevos espacios culturales, que culminaron con el liberalismo, que ahora disfrutamos.

Raúl Cadena Cepeda. ----29 Oct, 2,000

lunes, 17 de diciembre de 2012

DR. WALTER AND LAO RUSSELL - The Secret of Light

DR. WALTER AND LAO RUSSELL

"In the Wave Lies the Secret of Creation."

“Has science unwittingly helped to degrade the entire human race by multiplying the art of war to multiply man’s greed for empires by multiplied power to kill? Have these dreadful contributions of science to war not so thoroughly outweighed its contributions to peace that it might not have been better if the bow-and-arrow days were still here? What is the responsibility of science in this respect? And can science reverse the results which have grown out of its explosives made to kill men, and save the race by reversing man’s thinking? I think it can—and that is why both my wife, Lao, and I have so indefatigably been working to give this new knowledge to science now, when the world is threatened with destruction.”
~Dr. Walter Russell – A New Concept of the Universe


Unit 1



Unit 2



Unit 3

Unit 4



Unit 5



Unit 6



Unit 7



Unit 8



Unit 9



Unit 10



Unit 9 & 10 Addendum - Cubic Wave Field Model of Creation



Unit 11



Unit 12



Unit 13



Unit 14


Unit 15
View the entire series mirrored at "Free Energy and Free Thinking" along with preview clips here.




2012 - The Conscious Choice

by matt presti
Here we are fast approaching the most mysterious point of existence perhaps our humanity has ever known.  No matter what happens, no matter what has been predicted, and no matter what we all feel personally about this period of time, we must ever remember, that the “old way” of life (war, greed, killing, taking, voluntary slavery) must come to an end if we are to “make” anything of a new world for ourselves.  New thought must preSEED new form. 
More than anything, this time is a chance; a chance for real change upon this planet, within this human race.  No changes of human behavior have ever come without agitation.  The desire must be kindled as it has been over the last 50 years or better.  The desire must initiate action as it has over the last 50 years and more.  We have seen the rise of human consciousness with intent to “make” changes a part of our daily affairs.  Our dealings with other men must have balance in them.  Our interchanges with each other must be equal in the knowing that we promote the balance of Universal Brotherhood and Sisterhood upon Spaceship Earth and stop creating “violence” through beliefs. 
The Mayan calendar, the warnings of prophets and visions of tribal elders from antiquity foresaw great upheaval in man's world at this time.  The breaking of control systems before our eyes, and the ever mantric threat of new forms of human behavioral control by “the powers that were” through more and more disgusting displays of imbalance that only become more odious and hideous with every law passed beckons for our participation in throwing off the chains of our voluntary slavery and at last standing together as one race of Humanity; rising up and declaring with one single voice “WE ARE NO LONGER GOING TO PARTICIPATE IN THIS BARBARIC SYSTEM!”
We have jointly re-declared our right to sovereignty over ourselves and recognize no other authorities as valid entities in our collective eyes.  The Creator gives man this inalienable right to declare his intent through the mutual desire to “LIVE FREE” Universally.  Those who do not head our call be warned.  You stand in the way of the intent and desire of the Creator, and of His Creation whom fully intend to manifest our Creator with purpose in this world.  Millions of years of progression toward this purpose cannot be stopped by anyone.  It is suicidal folly to attempt to stop this natural progression.   You will only hurt yourself if you resist mankind's destiny.  Nothing can stop our right and desire to LIVE FREE!  IF YOU REFUSE TO CHANGE THEN GET OUT OF OUR WAY!
In these last days of the 5th sun, no matter what happens, no matter whose predictions come to pass or do not, no matter what we believe or do, one thing is clear from here on out.  WE CONSCIOUSLY CREATE OUR WORLD TOGETHER WITH INTENT.  ALL MEN ARE EXTENSIONS OF THE ONE CREATOR AND THEREFOR ARE EXTENSIONS OF EACH OTHER.  WHAT YOU DO TO ANOTHER YOU DO TO YOURSELF.  WE HAVE THE POWER TO CREATE THE WORLD WE DESIRE.  WE MUST STAND FOR WHAT WE MAKE—FOR WE MAKE IT IN OUR OWN IMAGE.  MAKE IT GOOD.
Babylon - The SOL Project - http://www.youtube.com/watch?v=jrWpMzZYDA8

The Myth of Old Age – Why You Cannot Die - Part 1

by matt presti
In every man’s life, there is no escape from aging.  All bodies in motion as Russell beautifully conveyed, preponderantly charge for one half of their life cycle and preponderantly discharge for the last half of their life cycle.  Man has always been terrified of death and masks that fact by foolishly attempting to cover up what should be expressed freely.  You could go as far to say, that coloring your hair, beard, electing for plastic surgery and masking the very natural course of a human body is a form of schizophrenia if you consider the anti-aging industry and the sheer amount of money made by the fear of old age.  In the allopathic fields of mainstream pharmacological medicine, the natural process of aging has been deemed “unnatural” and is ever so quick to offer their many chemicals to interrupt, alter and so deny the natural aging process.  A whole industry has grown up around man’s fear of death and capitalizes on man’s vanity. 
In my personal life, I was able to convince my beautiful woman and partner to let her hair alone (not an easy task).  Since however, she has expressed the thankfulness of being able to “be herself” and has let her hair naturally express the beauty of change and age.  She is free from having to conform to the social psychopathy of body sensed expectations and demands which dominate our culture.  Women and men alike, eventually develop grey as an expression of the unfoldment of their Divine beauty made flesh.  Grey/white is and has always been a sign of wisdom.  i fully intend to let the grey come in and hope one day to have a head of white hair if I am lucky.  If Gandalf had colored his hair in the Lord of the Rings, would he have been as believable or just a silly character trying to stay young?  Could you imagine the planet Saturn getting a facelift to remove her rings?  Is not Saturn best known for her rings?  When I see older women going about with an obvious covering up of their naturally beautiful hair it strikes me as silly.  If you are a man and desire the young woman instead of the beauty of your wife in her age and unfoldment, you are missing out on the beauty of the process of discharge and living for your body senses alone.  i term that “body dwelling”.  It is a form of self-imprisonment, and is really very childish and selfish.  Clinging to life and youth from fear will only produce an end result of fear.  Like begets like and attracts it.  It is high time we allow ourselves to be what we are.  Fighting against old age divides you from yourself.   The lines upon one’s face define the character of one’s life and experiences.  The reason Walter Russell quit painting portraits of children, for which he was famously known, was because he found them to be to easy to paint and they began to bore him.  He desired rather to paint older people—due to the lines of life written on their faces and the developed and expressed character that shows in the age of a human being. 
Aging should be honored and respected, yet culture tells us to hide it, to fear it, and to be ashamed of it.  We should praise the wisdom of our elders, instead we house them in homes and put them away as if they are great burdens to our youthful lives.  In medieval Europe, it was customary to cart by horse, the elder who was expressing senility, sickness or the effects of old age to the edge of town and “drop” them off to die.  This is the western man’s way of dealing with the old—to throw it away.  
On a positive note, there are many more people opening their hearts to the wisdom of our elders, as can be evidenced in the mass of information coming from these elders who are speaking all over the earth in the forms of media we thinkers enjoy.  If not for our elders, we would have no knowledge with which to live by.  The elders are the expression of wisdom in flesh.  Russell’s greatest flash came to him at 49 years of age.  He was seasoned by life before the Creator gave to him the words of “The Divine Iliad.”  Rarely does a wise young person come to the masses.  If one should, you can bet they had the support of elders around them who could see a special characteristic in this person that needed developing.  Without our elders and the beauty of wisdom they posses, this human race would have vanished long ago from the earth.  It is time that we put down the myth of old age and embrace the beauty of what growing old really means.  To become truly wise, one must accept the inescapable fact of death, which is simply the regiving of your body back to the Creator who so graciously extended life to you.  We will all rest from action until we unfold again into a new body. There is no death in all the universe of mighty stars and planets; only the illusion of disappearance.  The myth must not be stronger than the reality.  And that reality is—that we cannot die.  We only seem to.  Stay tuned for Part 2.

5 year old - Proof of Reincarnation?

This 5 year old has amazing abilities.  Reincarnation fits as a perfect explanation to the great advancement some children exhibit over others.  To the cosmic illuminate, reincarnation is obvious as a condition of Creation as expressed in Nature.

http://sorisomail.com/email/289445/tem-5-anos-e-toca-assim-piano.html

Also check out this older story of an 11 year old.

https://www.youtube.com/watch?v=OWCUjx4nI98

Building Bodies: A Lesson in Universal Law

by: matt presti
 
In order for Universal Mind, which is all that Creation is, to build a body, concentration (the inwinding half of the electric thought wave cycle; action) must focus the energy of desire toward the building of that body.  Nothing would exist in this Universe if the focus of concentration of that idea were not existent backed by desire to unfold it.  Man, like the Creator, must unfold his idea through his desire and concentration to construct a body for that idea.  However, idea does not exist nor will it ever in the electric simulations/reproductions we call bodies.  Idea exists in stillness (thus the saying ideas are bulletproof; of course they are).  Ideas are reproduced from the mind into form but the form is only a reflection of the eternal knowing mind from which that idea sprang.  Idea can be likened to the seed in nature.  Through the seed the idea unfolds a representative body of that which it contains even though as a seed it does not resemble that which it contains.  Within the acorn cannot be found a giant oak tree.  Idea therefore does not exist and cannot exist in its purely conceived form within the temporal universe. 
All concentration of bodily form is balanced by the open space of decentration (the unwinding half of the electric thought wave cycle; rest) that balances and interchanges with the winding half perpetually creating this Universe of illusion.  This is what is referred to as the “see-saw” of the illusory universe of motion.  The God Mind of pure light is the fulcrum upon which all motion extends and returns back to a state of rest in perpetual rhythmic balanced interchanges (cycles) or what is called the universal heartbeat.  These motions constitute our two way motion universe. 
So does it go that the Creator does not exist in our motion matter universe.  The temporal universe is but a projection, a simulation of the still idea of the Creator’s Mind.   It and It alone exists as the fulcrum or the unmovable stillness which all motions move upon yet cannot be known by the senses alone.  Our senses can only perceive motion and effect.  They cannot “know” anything. Only the Mind of man can “know” the Creator.  Only the mind can fathom stillness and silence.
Originality is lacking more these days and true genius is becoming a rare commodity.  Men who copy and remake the ideas of others are not original and therefore could be likened to plagiarists.  Using your art to sell products of this capitalistic system is not being an artist.  It is a form of selling your soul.  The system in which we live is rotting due to the lack of new ideas and the enforced medium of ideas which are imbalanced by greed, secrecy, and the many agendas of Globalist control and domination of the masses by a select few.  Ignorance of Universal Law will be mans undoing.  It always has been.    
In this two way Universe, the Creator’s ideas are the closest expression of perfection one can know.  The starry sky, the earth and sun are ideas mankind cannot possibly recreate due to the amount of mind power that man has yet to express.  No human mind could build such greatness with the least bit of unbalance in it, which proves the law of balance as being the only “law” in this Universe as it is.  Man can barely call himself civilized and yet he thinks he is so advanced.  He cannot even feed and clothe his own human race sufficiently and he continues to kill himself with eagerness and in greater numbers multiplying his arts of war and decreasing his true creative arts which have given all mankind its culture.  He has certainly not learned to share as is evidenced by his greed and inequality of knowing himself in every other self.  Man’s world and civilization will eventually collapse due to the lack of “balance” within it unless he desires otherwise.  “Do as thou willst shall be the whole of the law” and man’s doings shall be his undoing.  This is not the will of the Creator however; it is man’s will over Love which has created the balancing reaction for his imbalanced actions.  Only a race of advanced humans with new ideas and new ways of thinking that are in understanding of the law of “balance” will ever build an enduring civilization which is a balanced body. Due to man’s misunderstanding of building balanced bodies through Love like his Creator does, man’s inventions pollute, destroy, cause pain and suffering, resulting in the elevation of a few at the expense of the many, and is still barbarian in effect.  Until mankind understands the cause of all universal bodies in motion, his bodies will never endure.  Only the genius can build enduring bodies which we call works of art.  Those works of inspiration serve to reinspire others whose senses observe these creations.  And so, inspiration given is regiven accordingly.   To be inspired is to be in-spirit.
The more one can exist within the stillness of mind knowing, the more one can transfer that still idea into a more perfect body.  Life is a journey of becoming.  Being the center is the solution. Center yourself while on this see-saw called life and become the fulcrum of yourself thereby extending the power of the Creator to your every effort.  The closer man can envision the one law of Love, which is balanced giving for balanced regiving, the more orderly and perfect his inventions and world become.  It may take several thousand more years for man to comprehend the one law of “balance” which all bodies must obey before he can build an enduring civilization.  That is his choice.  That is his responsibility.  That is his purpose.  When mankind can manifest his Creator through more perfect ideas centered by love, then he may at last shed the skin of ignorance that keeps rearing its ugly head and destroying his civilizations one after the other (approximately 21 and counting). Mankind must eventually turn toward the Creator instead of away from It.  And this Creator is the representative of ALL MANKIND!  It is not for one race over another, nor is it for one sex to rule the other.  In that wise, we are all created equal.  It is for all whom seek to know It.  It awaits mankind to awaken to this fact.  It has made all power, presence, and knowledge available to the ones who seek It.  Those are the ones we have been waiting for.  Those ones are us.       

True God Worship

by: matt presti

It’s been said, that the term God is offensive. Well, I say mass man’s interpretation of God is offensive.  To deny the Creator, which all Cosmic Illuminates know intimately, is like denying the Sun in the sky.  What you’re denying is Love and the underlying oneness of all Creation, the nature of the Creator which is all that He is.   In this divided Universe of Light, God appears in sexed opposites that we call male and female; but in the reality of stillness and cause, God is undivided and sexless.  That means what we should worship and pray to, is neither male nor female, but the complete spectrum of Undivided light of mind; the radiant blinding white light that people see at death, and when they cross the bridge from consciousness into prosciousness. For indeed, to be illuminated, is to be wholly within the ecstasy of yourself, which is God.  Man will learn some day; it may be a thousand years from now as mass man is still a small child in this Universe. He has not yet learned to share his cookies. His beliefs blind his heart from knowing that just because a man’s skin is a different color, social status or income, it doesn’t mean they are less or more than himself.  We are all, a self; a part of the great "I AM", and that "I am", is in every one of us.  What makes some of us unable to share, unable to dream, unable to imagine, and unable to love, is the belief that we are our bodies alone; that we are somehow separate and disconnected from each other. Nothing could be further from the truth in the knowing mind of a cosmic illuminate. For indeed, the cosmic illuminate knows full well, that what he does to another he does to himself; therefore, love is very alive within the cosmic illuminate.  It could not be otherwise. All the great achievements of mankind are owed to the few mystics and geniuses among us.  We owe our greatest advancements to these ones among us, who know God. And we owe it to ourselves, to unfold our awareness in like fashion; that we may save ourselves from our own destruction.  For salvation will not come from beings in the sky.  It will not come from the circuses of political theaters, or corporatized media world views.  It will never come from the 1% who are jailed inside their own bodies.  It must come from ourselves, as an extension of our hearts. This is truth. To do so, we must be love in order to extend love.   You cannot extend what you do not possess inside of yourself.   Learn to love. Watch nature. It will teach you when you’re ready to learn. ~matt presti

You're Being Recorded!

by matt presti
Mind is the substance of this Universe.  Mind is at the heart of all life in this Universe.  Mind of the animal, fish, insect, plant or mineral is instinctual.  Mind of the human, has been freed from the grip of Nature’s control.  With that said, do you not see the great responsibility that mankind faces with all his actions?  Nature, not man, holds the right to all reactions. 
            God creates.  God creates all bodies which are in motion.  God centers all bodies in motion.  Bodies that exhibit a lack of balance find destruction and chaos. Truly, there is no order out of chaos.  There is only chaos when things are out of order or balance. 
All created things are recording through their senses, everything that happens to them and everything they do.  All thoughts are recorded in the Universal Mind as well as all actions.  It does mankind no good to declare his right to secrecy to commit evil acts upon his fellow mankind when the Creator is recording all the thoughts and motions of those engaged in that secrecy.  All the abuses, torture, rapes, murders, thievery, bribes, corruption, scheming and conspiracy are totally and one hundred percent RECORDED.  In this Universe, nothing is secret from the Creator.  Unless men get together and can stop their sight, hearing, smell, taste, sensing and thinking from occurring, it is being recorded by the Creator; and that recording of evil deeds is written as black lines into the soul seeds of those who participate in these despicable acts of evil.  Evil belongs to man alone.  Man created evil, not God.  There is no escaping the recording device of God.  The Creator uses your body, mind, and senses to record all things into the soul seed or what the ancients referred to as “The Akashic Records”.  The inert gases are the so-called “Akashic Substance” which records all deeds upon the seed of one’s soul.  So when you cheat on your husband or wife, it is all recorded.  When you take something that doesn’t belong to you, it is recorded.  When you speak lies from your mouth it is recorded.  When you commit murder, it is recorded.  When you sit in a secret bunker and plan an assassinations or kill by remote control (drones), it is recorded.  When you commit fraud, bribery, conspiracy, treason, torture etc, all of these acts are recorded.  There is no escaping the recording device that is the Universal mind of God.  And why should you care?
            If you knew every action, thought, word, deed, and desire was being recorded, how would that change the way you carry yourself in this world?  What would you allow yourself to be a part of if you knew this in your heart?  How would you proceed from this moment on if you knew that every single act or thought you have is 100% recorded?  And guess what?  The recording is stored in your own soul seed!  The Creator gives to all men, the sum total of their actions to be written upon the soul itself.  Your next incarnation in your many millions of unfoldings will ultimately reflect these recordings into your new body.  Mankind can imitate God, but he can never record all things simultaneously in the entire Universe.  Do you ever wonder why cameras and microphones are popping up all over the place?  Have you ever thought deeply on the fact that like our Creator, we seek to record ourselves to some degree the same way our Creator does?  What makes a man think he is safe in a secret meeting in some underground base plotting evil acts like our famous DELUMINATI?  Do they not know that everything they say and do is recorded onto the seeds of their very souls?  There is no escape from the Great Recorder!  God has endless storage capacity, endless power, endless knowledge and endless presence.  The Creator is everywhere at once.  You cannot think anymore, “oh, I’ll just do this little act of imbalance” and expect to “get away” with it.  In my life, i learned the hard way that there is no getting away with anything.  Eventually, a man will destroy himself to the same extent he sought to destroy another.  People think Bush and Cheney were let off the hook.  Nothing could be further from the truth.  The hook will come in the next life if not in this one.  No one escapes the hook of balance or as some call it, karma.  Mankind is tied to it.  His mind would not grow without it.  Balance is the great judge.  God creates perfect balance in this thought wave Universe.  There is naught else but.  Mankind creates imbalance in his actions and calls it evil although nature will right those imbalances.  What man does to another he does to himself.  That is irrevocable, inexorable and inviolate Law.  There is no escaping it.  So to all of you who have tortured, stolen, murdered, bribed, conspired, raped, cheated, plotted, schemed, or otherwise, you have been recorded!  And the recording is on your immortal soul seed forever.  The sooner you repent from your evil imbalanced actions, the sooner you correct the recorded data going onto your soul seed.  Why wait, start today (go and sin no more).  And the best part, it’s free!  ~matt presti

The Power of Mind

by: matt presti
In the beginning, was the word—or so it has been said.  Astrophysics for all its great self acclaimed achievements cannot escape the grasp of religion in this aspect—the need for a “beginning”.  The Big Bang theory proposed by Catholic Jesuit Priest, Georges Lemaitre, stands with its grip as the most widely accepted view of the origin of the Universe, taught in most schools and textbooks the world over.  This as of now little known fact ironically escapes many atheists to this day.  There is no “proof” other than the supposed red shifting of galaxies in a “seeming” moving away from each other.  In years to come, it will be widely known that just as many galaxies are seemingly moving toward each other as they are away from each other.  We may call that inescapable fact, “blue shift”.  It will also one day be widely known that we live in a continuous universe of illusion.  Man is but beginning to “know” the universe in which he lives—thanks to the illuminated ones among us who “know” with their minds instead of “think” with their brains/senses.  There is a little known science that deals with mind.  It is the science of mysticism; the science of Mind itself.
Mind is a peculiar subject.  It is thought to be an object (brain).  And in like fashionable descriptions, may i add, that mind is also a “noject”(neither subject nor object).  The power that mind offers is the ability to bridge the seeming opposites in nature (dualities) with a fathomable relationary mental image, which both unifies and makes still the see-saw of seeming opposite dualities.  One who works on this technique begins to unfold a “triality” of mind, which in alchemical texts could be called the marriage of the hemispheres of the brain, mind and body.  The more complete view of life, the world, the galaxy and the self one has, the more one may understand and think in 3 dimensions as opposed to 2 dimensional thinking which reduces the 3D Universe into 2D linear thoughts, terms and equations, and pervades our social structures today.  Currently, mind is considered to be the brain which is like to saying that the operator of any machine is “the machine”.  To understand this paper, you must “change” you preconceived notions about Mind. 
The oldest books ever written, deal with the seeming duality and man’s place and relationship to it.  It is well known in mystical circles, that Mind is the force of all Creation and the originator of all bodies in material existence.  One could ask, “How could it be otherwise?”  To remove any concepts of mankind from existence would be to remove his bodies of work with them, be it song, painting, poem, fork, car, house, city, or government.  For all things in Creation are first, an idea followed by a body or simulation to “house” that uncreated idea.  When man builds a body for his idea it lives; but not until then.  Like energy, idea is never created nor destroyed.  It lives in a simulation called a body to express in motion that which lies back of that motion; the Mind.  In science, the mind is considered to be local and non-causal.  In mysticism the mind is known as Omnipresent and causal.  The power of mind is the energy which never exists in the temporal universe.  The power of mind is the progenitor of all things temporal, and can only be simulated in word, thought, deed or action.  One who has a greater connection to mind, has a higher potential to be known as a greater man.  One who demonstrates the power of mind is known by others as a “ co-creator.”  This power, which the average man has no knowledge of, could change the face of the earth in a short number of years if taught to young children at schools and in universities.  Currently, there is no science dealing with mind except one; the science of the mystic.
Dr. Russell, unlike many who are falsely called geniuses, actually demonstrated his mind power to the world in all he did—unlike Einstein who is worshipped by the establishment and millions of humans as the greatest genius of the 20th century.  How can this be?  Let us compare the products both these men produced as a measure of their genius to be fair.  Russell produced thousands of paintings, sculpted many works, wrote many songs and compositions, several books, hundreds of advanced charts and drawings, designed several buildings still standing today, mastered figure skating, was a master horseman, lectured and taught for many years across the United States and was called the “most versatile man that ever lived” and “the modern Leonardo da Vinci of the 20thcentury” by Walter Cronkite the day of his refoldment (death).  Einstein invented a few arm chair theories, which have been thoroughly debunked in great detail (relativity, E=MC2) and a concrete refrigerator that did not even use electricity and failed to find appeal by anyone.  Clearly the genius of the two was Einstein, at least according to Time magazine.  (Hopefully you are rolling your eyes at this moment.)
The true genius does not rely on information for his ideas to unfold.  He talks with the Creator in the silences of himself in the language of light, there receiving his visions for the forthcoming body he will eventually unfold and build.  The genius rarely has need of external information in order to produce bodies for his ideas.  Many, many men who self-justifyingly claim to be intelligent are deceiving themselves as to what true power really is (the dot file extension egoic authoritarian man Ph.D).  What matter it one bit if man has no bodies to exemplify his power of mind?  Talk is cheap in this world.  Personally, no man is great who talks and boasts of his knowledge and fails to “demonstrate’ it.  The loudest man is the quiet one who builds bodies proficiently while other boast loudly and yet, for all their repeated and remembered intelligence have absolutely nothing to show for it.  Many are there who talk the talk and fail to walk the walk.  When one encounters such boasting brats, it is good to cut them off immediately and ask them right out “what have you built or created with all your intelligence?”  When they look at you with that dumbfounded stare, you abruptly tell them your late for an appointment and will have to catch up with them at a later date.  However, should a true man of genius be in your midst, you will probably find a strange attraction to him in the effect of noticing something he has made or done first, which draws you curiously toward him to find out what the inspiration you feel from his presence and work is.  This is a fundamental difference between the talker and the walker.  There are those coming out of the academic indoctrination as well however, who have opened the doors of themselves and have a love for art, music, philosophy and the beauty of life and are unfolding toward a deeper inner awareness of Mind.  These are the open minded folks who find inspiration in some part of their own existence and have begun to demonstrate that in small ways.   
That brings us to the process by which genius works.  It works not from text books, not from experiments, not from guess work, nor from arrogance.  It has no need of money (though it helps) and always finds a way to create the ideas of his imaginings.  The genius always finds a way to demonstrate his mind power firstly for his own delight in co-creating, then and sometimes surprisingly so, for the delight of others; for all genius loves to create the imaginings of their mind which brings ecstasy to his life.  This kind of ability is unfortunately unknown to the educational system.  It is not unlike the saying “the point of the journey is not to arrive”; in other words, the ecstasy of co-creating with God is the journey which gives the genius the feeling of ecstasy.  The finished product is not as important as the process.  For when a genius finishes a product of his imagining, he often starts putting the inspiration together for his next creation.  As others in the world are inspired and enjoying the body of work of any genius, the genius himself is back to work for the sake of the journey.  This is the ecstatic state of man made flesh; man and God working together as One.  This is the natural state of man, created in the imagination of his Creator, and extending in like fashion his own imagination upon the world stage in ecstasy.  The most important time to be alone is when you are inspired.  There you commune with the Holy One and work with that Divine Mind as an extension of It.
The cosmic or divine illumination is the rarest of all events that may happen to a person.  Dr. Russell experienced 39 days “in the light” of mind and brought a new seamless science to humanity that Lao Russell would later “balance” with the message of Love.  The failure of the establishment to accept their work is symptomatic of close-mindedness to new knowledge.  But thankfully, all illuminates speak the same language of light.  Only the words vary in difference.  It has been said that Albert Einstein’s greatest desire was to experience “divine illumination”.  That may be the smartest thing he ever said.  As for the rest of us, somewhere inside we all seek that rarest of human happenings.  If the desire be there, then eventually so shall the experience.  Namaste.  ~matt presti

To ask the question defeats the answer...

by: matt presti
What do your senses tell you?  There are many effects of motion which tell us many things about the Universe, but what they do not tell you is what the Universe is.  What is the only question needed to deduce the common theme of something.  Why is the reason what happens.  Who is the name of what.  When is the timing of what.  Where is the location of what.  And how is the way whatdoes it.  So really, the only question one need ask is what is what?  The only way you can answer that is to know what what is.  Knowing is something neither science nor religion has had the luxury of knowing.  Knowing is the omnipresence of mind.  It is far removed from sensing which only informs the brain of effects of motion.  Motion does not tell man of the causes of motion.  Man may know cause, but he cannot sense cause.
In order that man may better comprehend his Universe, he must first upgrade his knowledge of what it is.  This Universe is an Electric Universe.  Mankind has long held onto the sacred laws of Newton, Kepler, Claussius, Coloumb, all of which point to the Universe as being a gravitative one.  Gravity as man comprehends it is not correct.  It is not an inward pulling force as his senses seem to confirm.  Gravity is better defined as (Russell); “a point or shaft that can be located in the invisible Universe where Universal Mind desires to concentrate thought and thought power.  In this sense, gravity and God are One.  Where gravity is, stillness is.  An area of stillness always surrounds gravity shafts.  Gravity and magnetism are one, but each have a different connotation and usage that require two words to differentiate their meanings, such as an armchair and a rocking chair.  Both belong to the ‘zero’ Universe of stillness" (end Russell).  Gravity is not an attractive, inward pulling force as defined by academia.  Thoughts?  ~matt presti

Learning Russellian Science Correctly

The first thing you MUST do is suspend what you think you KNOW about science altogether.  The failure of most individuals to understand this science is proportional to their inability to erase the programmed views of this Universe they learned from academia.  An inability to successfully “clear your mind” of all preconceived notions and theories concerning cosmological origins, atomic & elemental structure, solar dynamics, sensing and other effects of motion only cause a further erosion of truly understanding and knowing the teachings of Dr. Walter Russell and his seamless Cosmology.
A way to envision learning openly is to imagine you are a child around a campfire of a tribal setting.  The Shaman (Russell) is going to tell you a story of how the Universe works from the smallest to the largest part.  It will be a story that he shares over a period of several months to several years.  If you can remain suspended, without judgment, and without preconceptions of what you think you know—as a child naturally does since they have no beliefs implanted already, you will come away with an accurate understanding of the Russellian Science and Cosmology.
            The minute you try to marry what you are studying with any concept taught in academia, you WILL FAIL to understand the science.  We have warned many on and off the net, who mix, rewrite, or twist the science with their own egos/agendas that they are doing a tremendous disservice to the simplicity of the message that Dr. Russell worked a lifetime to deliver to mankind as well as bar themselves from truly understanding the principles.  For instance, here is a list of several examples that demonstrate the differences we are referring to.
Russellian Science                                                         Academic Science
No Big BangBig Bang
No Nuclear AtomNuclear Atom
Gravity is stillnessGravity is an inward pulling force
Magnetism is planes of stillnessMagnetism is a force
No Opposites attractOpposites attract
No Fundamental Quantums of EnergyQuantum everything
Mind is CausalMatter is Causal
Universe is continuous two-wayUniverse is one-way expanding to death 
CreatorNo Creator
Electricity is the sole working force of CreationPositive and negative electricity = 2 forces
No negatively charged particlesNegatively charged particles
KnowingSensing

As you see from just this short list of differences, can you now understand why we have listed several internet sites to avoid if you want to come away with a correct understanding of Russellian Science?  It is our assertion, that those who correctly understand and explain Russellian science are rare and few.  Those who teach a bastardized version mixed with debunked theories and false concepts are many.  Despite our requests to many of them, not to use Dr. Russell’s name, writings and images with their own work, they stubbornly claim to have an understanding of the work of Dr. Russell all the while marrying it to many academic falsehoods that Russell utterly rejected.  This is called plagiarism and copyright infringement.  And there is NO INTEGRITY or justification in either. To do the service of delivering this message as it stands to the world, we have taken an oath of integrity first and foremost to strictly adhere to the foundational tenants as the Russell’s would have wanted.  We chose “Atomic Suicide” for its accuracy in the scientific principles that Dr. Russell refined in contrast to using “The Universal One” which he felt should be discarded as his refinements later showed conclusively.
Please bear in mind that academic theories are not remotely on par with Divine Illumination. The first is “thinking”  based on the illusions of the senses and memorized theories, the latter on “Knowing” which comes from the Creator’s still light of Omnipresence which centers every heart, atom, galaxy, solar system and spiraling electric motion which give form to the ever changing temporal motions of our Electric Universe.  It is with pure intentions that we remain true to the work of such Illuminates as a respect to their legacy of hard work and that we also point out those who do not.  In the age of the ending ego, we thank you for your understanding.  matt presti and Robert Otey

Atomic Suicide

Written in 1957, Atomic Suicide laid out the case why nuclear fission should never have been used as a world fuel and how man is giving this planet a "fever" by his continued use of fission.  It continues to surprise me that scientists on mainstream media outlets go on and on and on about global warming yet seem ignorantly deaf about the continued threat of nuclear radioactivity and the damage caused by all the atmospheric nuke testing of years past.  There is strontium in the atmosphere 8-12 miles up for which we have not yet received its bill.  i often wonder if that is the reason for all the chemtrail spraying.  Perhaps, the intent is to “latch on” to deadly strontium using aluminum or barium as a mate to pull these deadly radioactive particles back to the earth in an effort to stop the abnormal planetary expansion that is occurring from the atmospheric tests that were conducted which then would require aluminum/strontium/barium resistant seeds (Monsanto) in order to continue to grow food on the planet surface.  Thanks Edward Teller (Dr. Strangelove).  It is estimated that over 2000 nuclear bombs have been detonated since testing began which means WE HAVE ALREADY NUKED OURSELVES!  Physicians for Social Responsibility ( http://psr.org ) showed that increases in cancer rates and nuclear testing went hand in hand in the late 60’s.  It is not lightly that i state the following charge: “Nuclear fission & testing is arguably the STUPIDEST thing mankind has EVER done on this Earth.”  After interviewing Frieda Berryhill (April 4, 2010) on “The Exploration of Consciousness” which you can listen to for free ( http://mattpresti.com/uploads/TEC_Frieda_Berryhill_04_04_10.mp3 right click and save) i sought out to find someone on planet earth who shared my frustrations concerning these grievous idiotic mistakes that man has made all due to FEAR and GREED.  That is when i came across Robert Otey and www.feandft.com and we did the first interview (http://mattpresti.com/uploads/TEC_Robert_Otey_04_26_2010_mono.mp3 right click and save) that would eventually lead to the series of Units on Russellian Science and Philosophy.  He understood as i did, the moronic foolishness of our current scientific authorities and their negligent abuse of exploding fuels for world power use and was not afraid to say so.  (See “The Gospel According to Science -http://www.youtube.com/watch?v=9uJCxqzBh78 ).  To top it all off, i had a vision in November 2010 of a line of thousands of Japanese men carrying buckets of sea water and dumping them into a pit by the ocean.  As every bucket was dumped it just evaporated into steam and did nothing to stop an invisible fire that could not be quenched.  3 Months later – FUKUSHIMA.  Needless to say, i immediately contacted Robert and we agreed there was a dire need to present a new science to mankind immediately; one based on Nature and Natural Law; one that is verifiable in all of Nature’s motions; one that is seamless and much easier to understand than debunked and failed academic guesses and the ego worshiping entitlements that go with them; one that taught the construction and deconstruction of matter correctly; one that values others before themselves and the life of my own children as much as theirs; one that puts the Creator back into Creation.  That would be the Science of Dr. Walter & Lao Russell.  The book we would use; “Atomic Suicide”. The rest as they say, is history.  Hopefully, the import of this effort will not have been in vain.  As Chernobyl and Fukushima still quietly burn, i humbly carry on, matt presti