lunes, 16 de enero de 2012

CELULAS emiten LUZ - ENERGIA DE CAMPO PUNTO CERO - ETER


Las células utilizan señales de luz para comunicar entre ellas
Todos los organismos vivos, incluidas las células, emiten una luz ultra débil, fotones de origen biológico que se los conoce como: biofotones, y por medio de estas emisiones de luz se comunican entre sí.

Según las investigaciones que desde los años 70 realiza el biofísico Fritz-Albert Popp, con sólo unos pocos biofotones se producen efectos cuánticos.
Esto tiene que ver con una radiación electromagnética coherente. 
La radiación provoca que las interferencias en el espacio intercelular sean mayores. 
Las células utilizan las interferencias  como una forma de comunicación. 

En la mecánica ondulatoria la interferencia es el resultado de la superposición de dos o más ondas, resultando en la creación de un nuevo patrón de ondas. Este tipo de interferencias da lugar a patrones de interferencia, ya que dependiendo de la fase, la interferencia será destructiva (las ondas se encuentran desfasadas y se cancelan) o constructiva (tienen la misma fase y aumentan su amplitud).

La palabra “destructiva” se refiere a que las ondas cambian de forma al unirse con otras y después de la interferencia normalmente vuelven a ser las mismas ondas con la misma frecuencia.
Los biofotones emitidos por las mismas células, crean fenómenos ondulatorios y patrones de interferencia. Estas variaciones en el campo permiten que las células realicen sus complejas actividades con orden y coherencia.

Las amplitudes de los campos eléctricos provocan, principalmente interferencias destructivas, así que la radiación entre las células, desaparece, mientras que la intensidad dentro de las células es mayor porque se tiene que conservar la energía
Es decir, en el instante que se cancela la onda en el exterior de la célula, aumenta la energía en el interior de la misma.
Esta es la forma de comunicación entre las células. Todas las células se comunican con patrones ondulatorios específicos. 

Se observan patrones de interferencia específicas, y si las células son idénticas, se dice que tienen el mismo patrón de frecuencia. Esto es como decir, más o menos, que tienen el mismo patrón de interferencia. Y esta también es una forma de identificación entre ellas: cancelar la luz entre ellas es la mejor manera que tienen para comunicarse porque crean algo así como un canal, crean una zona de quietud, o dicho de otro modo, crean una zona libre de sonido entre ellas, de modo que cuando cualquier pequeña perturbación surge la perciben inmediatamente como una señal. Este tipo de interferencias entre las ondas de luz funciona a la manera de un código de barras.


Las zonas más claras reflejan las interferencias constructivas (mayor intensidad) y las oscuras las destructivas (cancelación)
Este tipo de comunicación lumínica es responsable de la formación de los tejidos y órganos, ya que las células utilizan esta forma de comunicación también para crear fuerzas que las atraen o para decirse que es lo que deben hacer. 
La información se manifiesta de esta manera.

En una misma célula se producen cerca de 100.000 reacciones químicas por  segundo, Incluso la información acerca del lugar y del momento exacto en que estas reacciones químicas han de producirse, se llevan a cabo mediante unos pocos biofotones, que son coherentes, y como son coherentes pueden provocar mejores interferencias para transmitir una cantidad enorme de información. Un verdadero láser endógeno.
En un sistema vivo, los campos y la materia constituyen una unidad. 
El avance de uno depende de la reacción del otro. Para conseguir una reacción química se necesita un biofotón. Uno de los componentes de esta reacción química tiene que ser estimulado o excitado por ondas electromagnéticas. Se deben excitar los estados electrónicos del sistema. Esta excitación sólo puede darse mediante la absorción de un fotón.
De hecho, este es un acontecimiento muy común que puede encontrarse en los libros de texto de química. Este es el motivo por el que la velocidad de las reacciones químicas aumenta en función de la temperatura: si aumentamos la temperatura se consigue un aumento del número de reacciones químicas por segundo, porque se producen más fotones disponibles.
Pero la principal diferencia es que en un sistema biológico no se genera calor en esta pequeña reacción, sino fotones. Más que una reacción térmica es una reacción lumínica.

Estos biofotones crean una red dinámica y coherente dentro de nuestro cuerpo que está conectada continuamente con el campo.
Normalmente se produce un pequeño número de fotones, y no es necesario tener muchos de ellos para conseguir un gran número de reacciones químicas.
¿Por qué ocurre esto? Porque en cuánto se da una reacción química el biofotón es devuelto hacia el campo, y en ese campo biofotónico las partículas de luz no desaparecen como radiación calorífica, es decir como calor, sino que son almacenados para que de esta forma estén siempre disponibles para la próxima reacción.
A este campo, con su bajo número de fotones, no le resulta difícil asumir toda la actividad que se da en una célula, aunque sea muy elevada. La información siempre queda almacenada en el campo y puede ser utilizada por otras células en otra ocasión.
En los sistemas vivos existe una unión estrecha entre el campo fotónico (podemos nombrarlo también campo de luz) y la materia bioquímica: uno es necesario para entender el comportamiento del otro, es imposible separar su estudio. Si se tiene en cuenta sólo una de las partes, se cometen muchos errores.
Es como si tratáramos de describir una moneda sólo con una de sus caras, hay que mirar ambos lados para tener la imagen completa.
Las radiaciones de biofotones son fundamentales en las primeras fases del desarrollo embrionario.
También se ha demostrado, que la frecuencia de pulsación de la señal lumínica afecta al comportamiento de los fibroblastos y de las células epiteliales. 

Los fibroblastos son células del tejido conectivo que sintetizan colágeno y matriz extracelular y son fundamentales en los procesos de cicatrización y curación de heridas.

El ADN y los biofotones

Al menos el 75% de esta actividad biofotónica celular se origina en el ADN.

La luz almacenada en la molécula de ADN se comporta de forma coherente, como un condensado de Bose-Einstein (CBE) y presenta características de superconductor.

El CBE es un estado de agregación de la materia que se da en ciertos materiales a muy bajas temperaturas.
La naturaleza ondulatoria de cada átomo está en fase con la de los demás, hasta tal punto que las ondas mecanocuánticas atraviesan la muestra entera y se observan a simple vista. Todos los átomos ocupan – a la vez- el mismo volumen de espacio, se mueven a la misma velocidad y dispersan luz del mismo color. 
condesado de Bose-Einstein
Erwin Schrödinger, que recibió en 1933 el premio Nóbel de física y es considerado como uno de los creadores de la física cuántica, postuló que un ser vivo sólo puede mantenerse en un nivel alto de orden porque recibe continuamente orden de su entorno.

Los campos actúan modelando y ordenando a la materia, pero es la luz del sol la que crea en definitiva este orden.


Somos seres luminosos. La iluminación es nuestra condición normal, nuestra verdadera esencia.
Lo mejor que podemos hacer con nuestras vidas es permitir que estos cuerpos transitorios brillen y manifiesten su luz universal.

El camino de la iluminación se encuentra en el interior de cada uno pero la luz que desprende ilumina a todos los seres más allá del tiempo y del espacio.



Distintos trabajos sugieren que las neuronas emiten e incluso conducen fotones. ¿Podría ser que los biofotones ayuden a sincronizar el cerebro?
En los últimos años, un creciente cuerpo de pruebas demuestran que los fotones desempeñan un papel importante en el funcionamiento básico de las células. La mayor parte de estas pruebas proceden del apagado de la luz, y recuento del número de fotones que produce la célula. Resulta que, para sorpresa de muchos, muchos células, quizá la mayoría, emiten luz mientras realizan su funcionamiento.

De hecho, parece como si muchas células usaran luz para comunicarse. Ciertamente hay pruebas de esto en bacterias, plantas e incluso células renales. Distintos grupos incluso han demostrado que los cerebros de las ratas, literalmente brillan gracias a los fotones producidos por el funcionamiento de las neuronas.
Y esto genera una interesante cuestión: ¿qué papel desempeña la luz en el funcionamiento de las neuronas? El hecho de que las neuronas emitan luz no significa que puedan recibirla o procesarla.
Pero está empezando a surgir una interesante prueba de que la luz puede desempeñar perfectamente un papel importante en la función neuronal. Por ejemplo, a principios de año, un grupo demostró que las neuronas espinales en ratas, realmente pueden conducir la luz.
Hoy, Majid Rahnama de la Universidad Shahid Bahonar de Kerman en Irán y un grupo de colegas, sugieren cómo podría funciona esto. Y van incluso más allá, haciendo una predicción inicial sobre el papel que los fotones podrían desempeñar en la forma en que funciona el cerebro.
Para empezar, Rahnama y compañía, señalan que las neuronas contienen muchas moléculas sensibles a la luz, tales como anillos de porfirina, flavínico, anillos anillos piridínicos, cromóforos lípidos y aminoácidos aromáticos. En particular, las mitocondrias, las máquinas intracelulares que producen energía, contienen varios destacados cromóforos.
La presencia de moléculas sensibles a la luz hace difícil imaginar cómo podría ser que no se vieran influidas por los biofotones.
Pero los fotones también sería absorbidos por otros materiales de la célula, líquidos, membrana, etc, y esto debería hacer que la célula fuese opaca. Por lo que Rhanama y sus colegas teorizan que los microtúbulos pueden actuar como guías de onda, canalizando la luz desde una parte de la célula a otra.
Los microtúbulos son el andamiaje interior de las células, proporcionando apoyo estructural, pero también creando autopistas a lo largo de las cuales las máquinas moleculares transportan mercancías a través de la célula. Son unas cosas extraordinarias. ¿Podría ser que también funcionasen como fibras ópticas?
Tal vez. Pasan luego a sugerir que la luz canalizada a través de los microtúbulos puede ayudar a coordinar actividades en distintas partes del cerebro. Es cierto que la actividad eléctrica en el cerebro está sincronizada a lo largo de distancias que no pueden explicarse fácilmente. Las señales eléctricas viajan demasiado lentamente para hacer este trabajo, por lo que debe haber algo más.
Y, por supuesto, Rhanama y compañía no son los primeros en sugerir que los microtúblos desempeñan un papel clave en el funcionamiento del cerebro. Hace 15 años, Roger Penrose sugirió que la consciencia es, básicamente, un fenómeno de la mecánica cuántica y que los microtúbulos eran el medio en el que tenía lugar.
Es un gran salto asumir que los fotones realizan este trabajo. Pero la ciencia se construye con grandes saltos imaginativos como éste. Lo que Rhanama y sus colegas necesitan es que alguien compruebe esta idea por ellos, lo cual no será algo sencillo. Especular no hace daño, pero las pruebas son las reinas.
Lo que está claro es que la biofotónica es uno de los campos de movimiento más rápido y más emocionantes de la ciencia actual. Y en este tipo de entorno de rápidos cambios, pensar de este modo puede disparar una revolución.

Artículo de Referencia: arxiv.org/abs/1012.3371 : Emission of Biophotons and Neural Activity of the Brain
Fecha Original: 17 de diciembre de 2010
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CAMPO PUNTO CERO
Aether Omnipotens




Aparentemente olvidado, se yergue la majestuosa figura de Nicola Tesla, el científico mas prolijo que ha tenido la Humanidad y a quien se impidió por motivos mezquinos aplicar su inventiva a favor de los demás y en concreto la utilización del “difamado” éter como fuente universal e inagotable de energía.
En nuestra época, para alejarse del metafísico ETER, se acordó en los medios académicos la denominación de Campo Punto Cero. El tan pregonado Vacio ha sido permutado por la más consistente denominación de Campo.

Un Campo, entonces es una matriz o medio que conecta dos o más puntos del espacio, generalmente por medio de una fuerza como la gravedad o el electromagnetismo.

La fuerza suele estar representada por ondas o por olas del campo. Un campo electromagnético es un campo eléctrico y un campo magnético que interceptan y envían ondas de energía hacia afuera a la velocidad de la luz.


Fue James Clark Maxwell quien propuso por primera vez que el Espacio era un éter de luz electromagnética, teoría que prevaleció hasta 1881 cuando surgió Albert Michelson quien junto a Edward Morley, profesor de química “demostró”, falseando su experimento con la luz, que supuestamente no existía materia en una masa de éter. El mismo Einstein apoyó este experimento, constituyéndose en otro dogma del Vaticano Científico hasta que sus propias teorías tuvieron que vérselas con el denostado Éter o de lo contrario no tendríamos en el panteón de los dioses al mayor plagiador de la Historia.

Hubo que esperar hasta 1911 para que, gracias a Max Planck,, los físicos comprendieran que el espacio es un plenum, como ya había dejado sentado Aristóteles, una subestructura de fondo plena de cosas.

Ya Michael Faraday, a mediados del siglo XIX, había introducido el concepto de campo con relación a la electricidad y al magnetismo, proponiendo que el aspecto más importante de la energía no era su fuente sino el espacio que la rodea y la influencia de la energía en el espacio a través de algún tipo de fuerza (Mar de Luz).

Werner Heisenberg, con el principio de incertidumbre, implica que ninguna partícula está en completo reposo, sino en un estado de constante movimiento debido a un campo de energía básico que interactúa constantemente con la materia subatómica.

Las partículas subatómicas interactúan unas con otras, intercambiando energía a través de otras partículas cuánticas que aparecen de la “nada”, combinándose y aniquilándose mutuamente en menos de un instante, “partículas virtuales” que a diferencia de las “partículas reales” ´solo existen durante ese intercambio (que define el principio de incertidumbre).

Es el resultado de esta “danza” subatómica del universo el que da lugar a una inconmensurable energía contenida en nuestro mundo material. Intentar asir conceptualmente el “vacío”, tras el tupido velo impuesto por una época oscura del intelecto humano, requiere de un gran esfuerzo mental para colocar en su sitio al demonizado Éter/Vacio, hoy elevado a los altares de la nueva religión científica.
El Vacío o Campo Punto Cero recibió el nombre de “cero” porque sus fluctuaciones siguen siendo detectables en temperaturas de cero absoluto, el estado energético mas bajo posible donde toda la energía se ha retirado y supuestamente no queda nada que realice movimiento alguno.

La energía punto cero es la energía presente en el estado mas vacío del espacio al nivel energético mas bajo posible del que no se puede retirar más energía. Las partículas no pueden ser separadas del “espacio vacio” que las rodea.

En el Campo Punto Cero están contenidos todos los campos: un campo de campos. La comprobación de su existencia implica que toda la materia del universo está interconectada por ondas/cuerdas que se extienden por el espacio y el tiempo.

Las fluctuaciones de las ondas Campo Punto Cero impulsan el movimiento de las partículas subatómicas generando a su vez el Campo Punto Cero, una especie de retroalimentación (feedback), autogenerado que se extiende por la totalidad del Cosmos, un gran estado básico auto generador del universo, lo que puede significar que todos nosotros y toda la materia del universo estamos conectados a los mas distantes confines del cosmos a través de ondas del Campo Punto Cero de enormes dimensiones.
“Oh Dios mío, creo que acabo de derivar la ecuación F = m a”.

Era el mensaje dejado en el contestador telefónico de Bernie Haisch por parte del colombiano Alfonso Rueda, destacado físico y matemático de la Universidad de Long Beach, California

Bernie Haisch, astrofísico de la compañía Lockheed Martin, estaba inmerso en una investigación para la industria aeroespacial y conocía los trabajos de Hal Puthoff interesado en el Campo Punto Cero como fuente de energía para grandes viajes espaciales.

Haisch conoció a Alfonso Rueda en una conferencia y desde entonces lo alentó como matemático de alto nivel para llevar a cabo los cálculos en el análisis del Campo Punto Cero.

Figura/ Fuerza de Lorenz
La prestigiosa revista Physical Review publicó el trabajo de Rueda, Puthoff y Haisch en febrero de 1994, que demostraba que la propiedad de inercia poseída por todos los objetos del universo físico es simple resistencia a ser acelerados a través del Campo Punto Cero. Inercia en Física es lo que se denomina una Fuerza de Lorenz, es decir una fuerza que ralentiza las partículas que se mueven a través de un campo magnético.
Su descubrimiento traería serias consecuencia a la ecuación de Einstein E = mc2 que siempre ha implicado que la energía se convierte en masa.

Llegaron a la conclusión de que la relación de la masa con la energía es en realidad una descripción de la energía de los quarks o partones y de los electrones que aún se denomina materia causada por la interacción con las fluctuaciones del Campo Punto Cero, por lo que la ecuación de Einstein es sencillamente una receta que expresa la cantidad necesaria de energía para crear la apariencia de masa.

La materia por tanto no es equivalente a energía. La materia es energía "congelada".

El famoso escritor, especializado en temas científicos, Arthur C. Clark predijo que el trabajo de Haisch – Rueda –Puthoff seria algún día considerado un hito, rindiéndoles homenaje en “3001 The Final Odyssey” creando una nave espacial impulsada por un dispositivo cancelador de la inercia llamado SHARP (acrónimo de Sakharov, Haish, Rueda y Puthoff)
Poco después, Haisch, Rueda y Daniel Cole de IBM publicaron otro trabajo en el que planteaban que el Universo debe su estructura al Campo Punto Cero. De acuerdo a esta hipótesis, el vacío permite que las partículas se aceleren y a su vez que se aglutinen en una energía concentrada a la que denominamos materia.

Este equipo de investigadores logró lo que el propio Einstein no pudo conseguir. Había probado una de las leyes más fundamentales del universo y había encontrado una explicación para uno de sus mayores misterios.

De acuerdo a estas hipótesis se puede llegar a colegir que en el Campo Punto Cero está inmerso todo lo ocurrido desde el principio de los principios, como siempre han pregonado las principales fuentes de la Antigua Tradición de Conocimiento y Sabiduría del Planeta.

El Campo Punto Cero posee impreso todo lo ocurrido en el mundo mediante códigos de interferencias de ondas con lo que también podría haber una escala ascendente de estructuras de información, en forma de campos coherentes alrededor de los organismos que actúan como un banco infinito de memoria universal. Si todos permanecemos conectados a través del campo sería posible conectar con este vasto depósito de información energética y extraer información de él.

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