sábado, 26 de enero de 2013

Fórmulas para dilatar el tiempo

Publicado en El Periódico. Por Gaspar Hernández

Francis Galton, psicólogo inglés del siglo XIX, llevó a cabo un experimento: escribió las palabras «carruaje», y «mediodîa», y prestó atención a  los pensamientos y recuerdos que le suscitaba su lectura.
Conclusión: realizó un total de 505 asociaciones en el intervalo de 11 minutos. Eso arroja una media de 50 pensamientos o recuerdos por minuto. Galton afirmo que se trataba de una cantidad «miserablemente baja» en comparación con la velocidad de los pensamientos en circunstancias normales.

Ahora mismo podemos hacer nuestro sencillo experimento: cerrar los ojos y observar nuestra mente. Transcurridos unos instantes, seremos conscientes del murmullo de pensamientos que hay en ella. Pensamientos sobre lo que vamos a hacer este fin de semana, sobre lo que hicimos ayer, sobre el ruido de la calle, etcétera.

Como dice Steve Taylor en su libro Creando el tiempo (La Llave): «Es como si en nuestra mente se proyectase en todo momento una película, solo que esa película está dirigida por un director loco, contiene 10 escenas por segundo, carece de guión y es totalmente azarosa y caótica». No es de extrañar, según él, que James Joyce dedique más de 50 páginas en su novela Ulises a describir el diálogo interno que tiene lugar en la mente de su protagonista, Molly Bloom, mientras yace acostada en la cama esperando conciliar el sueño.

Siempre que nuestra atención no se halla centrada en algo externo, experimentamos el parloteo de los pensamientos. Y la mente corre a mucha velocidad. Demasiada. Sin embargo, se da la paradoja que el tiempo parece transcurrir más despacio. Y otra paradoja: al cabo de meses, años incluso, cuando pensamos retrospectivamente en estas situaciones «desocupadas», nos parecen más breves de lo que han sido en realidad.

El psicólogo William James escribió que un largo mes de convalecencia nos parece interminable en el momento, pero se reduce prácticamente a nada en nuestra memoria.
«Los periodos de aburrimiento e inactividad dejan muchos menos recuerdos que los periodos de actividad. Dado que no nos ocurren demasiadas cosas, tampoco almacenamos demasiados recuerdos al respecto», afirma Steve Taylor.

Taylor es antropólogo y profesor de la Universidad de Manchester. Estudia por qué el tiempo transcurre a diferentes velocidades y como controlarlo. Según él, una cosa es cómo vivimos el tiempo ahora mismo -si estamos en la consulta del dentista, o esperando unas pruebas médicas importantes, quizá se nos haga eterno- y otra es como lo habremos vìvido realmente.

Steve Taylor sostiene que si queremos dilatar el tiempo, necesitamos vivir experiencias nuevas.
Cuando éramos niños, todas nuestras impresiones y percepciones eran frescas, nuevas, y parecía como si no existiese el tiempo. Un día era eterno.

Pero a medida que nos hacemos mayores, nos desconectamos de la realidad. Nos repetimos una y otra vez nuestra película mental. Hay una conexión entre la información que recibimos -la sensorial, no la de los medios de comunicación- y el transcurrir del tiempo. Si queremos que el tiempo pase más despacio, Taylor recomienda viajar, ir al trabajo tomando rutas nuevas, comprar nuevas revistas, conocer nueva gente y hacer cosas que hasta ahora no habíamos hecho, acomodados a la rutina.

En definitiva, se trata de vivir. Se trata de cambiar la forma de percibir el mundo. Una percepción más fresca. La vida es efímera, pero sus dias pueden ser inmortales.

  ¿Por qué a veces el tiempo se nos pasa volando y sin embargo hay semanas que se nos hacen interminables? La percepción del tiempo juega un papel importante, todos percibimos el tiempo de forma distinta, pero todos podemos aprender a expandirlo y a disfrutarlo.

  En ocasiones tenemos la sensación de que la vida pasa muy rápido. Cuando éramos pequeños, el tiempo parecía infinito, los viajes en coche eran interminables, las vacaciones de verano parecían años. Sin embargo ahora en nuestra vida de adultos, el tiempo se acelera de una manera abrumadora. Las navidades y cumpleaños parecen llegar antes cada año. Nos pasamos meses esperando con ilusión unas vacaciones o un evento importante y, cuando por fin llegan, pasan tan rápido que no nos da tiempo a disfrutarlo. 
Parece que siempre vivimos con la sensación de falta de tiempo, siempre tenemos una gran cantidad de tareas que hacer sin el tiempo suficiente. Nos pasamos la vida intentando tener más tiempo libre en el que luego aprovechamos para realizar nuevas exigencias y cuando conseguimos que sea verdaderamente libre estamos demasiado estresados para poder disfrutarlo con plenitud.
Del mismo modo que intentamos llevar una dieta saludable y hacer ejercicio  para alargar nuestra vida también podemos aumentar la cantidad de tiempo que sentimos para vivir lo máximo posible.
¿Por qué el tiempo transcurre a distinta velocidad en diferentes situaciones?
La velocidad del tiempo  está determinada, en gran medida, por la cantidad de impresiones que registra la mente: 
a más percepciones, más despacio va el tiempo. Uno de los motivos por los que el tiempo discurre tan despacio para los niños es porque lo experimentan todo por primera vez, y en consecuencia, perciben toda clase de detalles que a los adultos nos pasan inadvertidos: sonidos, sombras de la luz en la pared, pequeños insectos..A medida que nos hacemos mayores, se dan cada vez menos experiencias nuevas, por lo que perdemos esa intensidad de percepción a medida que el mundo se  va convirtiendo en un lugar familiar. Como consecuencia parece que el tiempo discurra más rápido.
Este autor realizó una investigación en el aeropuerto de  Manchester y descubrió que las personas que habían tenido unas vacaciones más aventureras en lugares desconocidos para ellos tenían la impresión de haber estado más tiempo del que había pasado realmente, mientras quienes regresaban de unas vacaciones en complejos turísticos sentían que el tiempo había pasado rápidamente.
De esto podemos inferir que una persona que pasa la mayor parte del tiempo de su vida haciendo el mismo trabajo, viviendo en la misma casa, haciendo las mismas cosas con las mismas personas en su tiempo libre entonces es inevitable que experimente un paso veloz del tiempo.
Si uno cambia de trabajo regularmente,  viaja a nuevos lugares con frecuencia, se impone nuevos retos e investiga nuevas ideas, el tiempo le pasará más lentamente.

ALGUNAS CLAVES PARA DISFRUTAR MÁS EL TIEMPO
VIVIR EL PRESENTE
La plena conciencia es un término budista que implica  poner toda la atención en la experiencia, en lo que estamos viendo, sintiendo, probando, oliendo o escuchando, en lugar de ponerlo en nuestros pensamientos. Significa vivir usando los sentidos y la experiencia en vez del cerebro. Se trata de vivir las cosas que nos rodean con la frescura de un niño, hay personas que son capaces de detenerse en la calle a admirar la forma de los arboles, el brillo del sol, el sonido del mar con una intensidad tal como si nunca antes los hubieran visto.
Seremos capaces de disfrutar más el tiempo cuando podamos detener el flujo constante de pensamientos o distracciones como la televisión o los videojuegos y vivir el presente prestando atención a las experiencias que estamos teniendo y a todo cuanto nos rodea.
Al prestar más atención a lo que estamos viviendo, captamos más impresiones y por lo tanto alargamos el tiempo del mismo modo que lo haría una nueva experiencia.


RALENTIZAR EL TIEMPO EN MOMENTOS DE DISFRUTE: SITUARSE FUERA DE LOS HECHOS.
¿Por qué no nos damos cuenta del paso del tiempo cuando nos divertimos? Según Steve Taylor en su libro Creando el Tiempo nos explica que cuando se trata de situaciones que nos absorben por entero, el tiempo pasa más rápido. Por ejemplo cuando vemos un partido de futbol lleno de emoción o cenamos con unos buenos amigos podemos ralentizar el tiempo si liberamos nuestra atención de la conversación o el espectáculo que nos rodea y nos dedicamos simplemente, a observar, a ser plenamente conscientes de nuestro entorno y nuestra experiencia, sin dejar que nos absorban.


DESOCUPAR LA MENTE CON LA MEDITACIÓN.
Una de las claves más importantes para detener el reloj es  la meditación ya que agudiza nuestra conciencia del entorno y hace que tengamos más percepciones haciendo desaparecer provisionalmente nuestro ego, nuestros pensamientos, recuerdos, creencias y concepto de sí mismo que en ocasiones nos absorben y nos impiden disfrutar del tiempo.
La meditación detiene el incesante flujo de pensamientos ya que consiste en emplear algún recurso que nos ayude a concentrarnos, un mantra, la llama de una vela o nuestra respiración. Una vez que hemos logrado fijar la atención en una sola cosa conseguiremos reducir los pensamientos relacionados con el futuro o el pasado y nos centramos más en el presente. En consecuencia el tiempo se nos irá haciendo cada vez más lento.
Si desea profundizar en cómo disfrutar más del  tiempo y construir una vida valiosa puede acudir al magnífico libro de Steve Taylor. Creando el Tiempo. (Ed La Llave)

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