viernes, 29 de abril de 2011

EL CORAZON : segun el sufismo y el budismo tantrico


El corazón: ojo y templo de lo imaginal
Según el sufismo y el budismo tántrico

/2010    - Autor: Hugh Urban - Fuente: Revista Sufí

La imaginación del alma parece algo inexistente, pero ¡contempla este mundo conducido por la imaginación!

Guerra y paz, orgullo y tristeza, todos derivan de la imaginación.

Pero las imágenes que cautivan a los santos reflejan las bellezas de rostro de luna del Jardín de Dios. (Yalal ad-Din Muhammad Rumi)


Detalle del mandala de los cinco Dhyani-Budas.
Detalle del mandala de los cinco Dhyani-Budas.
La imaginación es el poder de transformación y la transición entre estados de existencia. Mediante la imagen creativa, las realidades invisibles pueden revestirse de formas visibles, los pensamientos y las emociones pueden manifestarse con palabras o números, y los objetos sensibles se pueden elevar a ideales transcendentales e inmateriales. Así pues, en el contexto de una tradición religiosa, la imaginación es el poder de transformación entre los niveles del cosmos, el poder de manifestar realidades divinas bajo formas terrenales, y de transmutar objetos físicos en arquetipos espirituales. Sin embargo, debido a esta profunda potencia, la imaginación conlleva también un carácter esencialmente dual y ambivalente. Se trata de un poder que puede ser utilizado tanto para el bien como para el mal: puede llevar al alma humano hacia lo más alto, elevando al ser humano hasta las imágenes del Espíritu puro y de la Divinidad; y puede arrastrar al alma hacia lo bajo, atrayéndola y haciéndola apegarse a las imágenes ilusorias del mundo, de la carne y de sus propios deseos egoístas. En resumen, puede decirse que hay una imaginación del ‘corazón’ —el verdadero centro espiritual e intelectual del hombre— y una imaginación de la «cabeza» —la psique y las fantasías engañosas de la mente humana limitada.


En el mundo occidental contemporáneo, sin embargo, el término «imaginación» se reduce generalmente a una única dimensión, al nivel del pensamiento subjetivo y de las fantasías soñadoras de la psique individual. Los productos de la imaginación se consideran ilusiones «irreales» y se contraponen al mundo «real» de la materia y del hecho científico. Lamentablemente, en el mundo moderno, el aspecto más elevado y divino de la imaginación está olvidado por completo o incomprendido. En la visión moderna del mundo, se ha vaciado y desacralizado el universo hasta una abstracción fría, materialista, despojada de su contenido imaginal sagrado; y se ha reducido al propio ser humano a un organismo psico-físico, confinado a las fantasías huecas de su mente y de su ego.


El hombre moderno necesita desesperadamente que se le recuerde que la imaginación también conlleva una realidad transcendental y objetiva, una realidad divina, tanto en el macrocosmos de la creación como en el microcosmos humano. Necesita que se le muestre como la imaginación, en las culturas tradicionalmente religiosas —y por supuesto también en el Occidente tradicional—, ha sido siempre un elemento vital en la comprensión del hombre, del cosmos y de la Divinidad. Se trata, de hecho, de una realidad universal y transhistórica, que presenta una estructura común en las culturas humanas más diversas. Aunque Occidente ha tenido su propia filosofía de la imaginación, con personas como Paracelso, Boehme y Blake, quizá deban buscarse en Oriente las enseñanzas más importantes y más completas; y quizá las doctrinas de la imaginación más elaboradas de todas son las del maestro sufí Ibn ′Arabi (1165-1240), y las de los maestros indotibetanos del Tantra budista (siglos VI a XIII). A pesar de sus considerables diferencias filosóficas y metafísicas, Ibn ′Arabi y el budismo tántrico han desarrollado doctrinas de la imaginación francamente parecidas. Lejos de considerarla como un mero poder ilusorio de la fantasía, se ve a la imaginación como un poder cósmico divino, el poder mismo creativo que se manifiesta en el universo. Y simultáneamente, la imaginación es un poder divino en el ser humano, el poder visionario del corazón, el receptáculo y el «Templo» de la Presencia divina en el hombre.


Tanto la tradición sufí como la del budismo tántrico han sido siempre conscientes de la naturaleza dual de la imaginación, pues ambas tradiciones giran alrededor de una Realidad Absoluta, absolutamente desprovista de imagen, inefable, inconcebible e inabarcable por cualquier imaginación. Por una parte, la imaginación es un velo engañoso, que recubre y oculta la Unicidad perfecta de la Esencia divina (lāhut), de la Nada (śūnyatā). Por otro lado, sin embargo, la imaginación es también el medio por el que se manifiesta y se revela esta Realidad Absoluta desprovista de imagen. En su aspecto positivo y divino, la imaginación es el órgano de la creación, el poder cosmogónico por el cual lo Uno se proyecta y emana el universo de las formas y la multiplicidad.


Todo lo que ocurre en el macrocosmos del universo y en la emanación imaginal del mundo creado tiene su reflejo y su contrapartida en el microcosmos del ser humano. El hombre contiene en sí un espejo tanto de la Realidad Absoluta como del cosmos relativo; y tienen su reflejo en el alma humana, tanto la imaginación creativa divina, como la imaginación engañosa y negativa. En las tradiciones sufíes, como lo expresaron Avicena, Sohrawardi e Ibn ′Arabi, se cree que la imaginación tiene dos lados o «caras»; del mismo modo que el alma, la imaginación está situada como intermediario entre el mundo divino y el mundo físico, y puede dirigirse tanto hacia arriba como hacia abajo. Cuando se vuelve hacia la tierra y el ego humano ordinario, la imaginación se transforma negativamente hasta convertirse en «fantasía» humana egoísta. No es entonces más que la facultad ficticia y engañosa de la cabeza o de la mente. Sin embargo, cuando se vuelve hacia el cielo y el reino de las imágenes de lo Divino, puede transformarse positivamente para participar en la imaginación divina del mismo Dios. Es entonces el poder visionario del corazón —el lugar de las teofanías divinas y de las revelaciones.


En la psicología budista tántrica se considera a la imaginación como una de las causas principales del engaño humano y del apego al mundo, pero al mismo tiempo como un vehículo básico para su salvación. De hecho, nuestro sufrimiento y nuestros conceptos autodestructivos del ego y del universo son en gran medida producto de nuestro propio engaño y de nuestra fantasía. Pero al mismo tiempo, la imaginación es un poder que puede ser hábilmente redirigido, canalizado e incluso usado como método. Si el yogui puede alejar su imaginación engañosa de su ego y del mundo ilusorio, puede transmutarla en una fuerza liberadora de meditación y de visualización creativa. En lugar de usar la imaginación para crear la ilusión del mundo fenoménico y del ser finito, puede usarla para des-crear o deshacer esas ilusiones y para retornar a la Realidad sin imagen.


En su aspecto transcendente y divino, la imaginación se sitúa en el centro más profundo, en el núcleo, del ser humano. Se identifica con el órgano espiritual del corazón, no el órgano físico que la medicina moderna llama «corazón» sino el órgano central del ser humano total —cuerpo, alma y espíritu—, su raíz más interior y profunda. El corazón como órgano espiritual es ciertamente una de las enseñanzas más universales y más centrales en todas las tradiciones religiosas del mundo. Tanto en los Vedas, como en las tradiciones abrahámicas, o en las religiones chamanísticas arcaicas, el corazón se concibe como una facultad sutil de visión interior y de gnosis. Se experimenta con frecuencia al corazón como el «ojo» espiritual a través del cual el alma percibe la luz de Dios y por el que Dios ve, penetra e ilumina el alma. Es el poder de la unión visionaria con lo Divino.


El corazón es esencialmente un órgano de conocimiento y de gnosis; sin embargo, en aquellas tradiciones que acentúan el poder de la imaginación, el corazón puede ser también un órgano para la visión creativa, imaginal, un poder de revelación imaginal. Como facultad de la intuición espiritual, el corazón se relaciona con el poder de la experiencia creativa, mediante la cual el alma «imagina» la forma de Dios, o mejor dicho, el lugar en el que Dios se revela al alma bajo una forma imaginal, epifánica. Así, en la tradición sufí de Ibn ′Arabi, el corazón (qalb) es el órgano del hemma, del poder visionario creativo.


El corazón se convierte entonces en «Templo» de la Presencia divina, el tabernáculo de la Forma divina, que Ibn ′Arabi compara incluso con la sagrada Kaaba, «la casa más noble en el hombre de fe» (al-Fotuhāt III, 250,24).[1] Se transforma en «Templo místico de la Imaginación», el receptáculo perfecto de la Imagen divina, en el sentido más profundo delhadith qodsi: «Mi cielo y mi tierra no Me abarcan, pero sí Me abarca el corazón de mi siervo».


La enseñanza de que el corazón es el órgano tanto de la gnosis intelectiva como de la visión imaginal, es bien conocida igualmente en las tradiciones indo-tibetanas desde sus comienzos más remotos. Desde los tiempos de los rsis védicos con su visión poética, siguiendo con las tradiciones de los Upanishad y del yoga, hasta las religiones clásicas hinduista y budista, los sabios indo-tibetanos han experimentado el corazón (hrdaya) como facultad de la percepción divina, creativa, como «el órgano con el que se puede ver lo que está vedado al ojo físico» (Gonda 1963, p. 276). Fueron conscientes del poder, originado en el corazón, del pratibhā, que es al mismo tiempo un poder de visión divina, de inspiración poética y de imaginación creativa.


Nadie ha desarrollado más completamente el poder de la visión imaginal que las tradiciones tántricas indo-tibetanas, como por ejemplo las escuelas del Vajrayāna. En ellas, la ciencia del corazón da origen a un sistema preciso de meditación, a un uso de este órgano sutil para la transformación entre niveles de existencia. Como el propio reino de lo Imaginal, el corazón es el centro (chakra) psico-físico y espiritual que se sitúa en un punto intermedio entre la cabeza y los genitales, entre la mente y el cuerpo. Participa de, sintetiza e incluso transciende en cierto sentido ambos polos, la cabeza y el cuerpo; es el lugar de una «encarnación» visionaria de realidades transcendentes e invisibles, bajo formas visibles.


Los maestros Vajrayāna, al igual que Ibn ′Arabi, comparan también el corazón con un «templo» o «altar» en el que se manifiestan las visiones divinas y las deidades. «Contiene el altar del fuego del sacrificio, cuya llama sagrada transforma y purifica, funde e integra los elementos de nuestra personalidad» (Govinda 1960, p. 183). Sobre este altar, en este templo, o «palacio», descienden las deidades y los poderes divinos, que se realizan finalmente en la consciencia misma del individuo. En el espacio del corazón, lo Absoluto y lo relativo, la vacuidad y la existencia samsárica, se encuentran y se reúnen, en un mundo intermedio imaginal de poder creativo y de libertad.


El ojo del corazón, como lugar de las teofanías divinas, tiene el poder de transformar al hombre y al cosmos en una visión ideal, imaginal. Cuando la Imaginación divina se revela dentro del hombre, transmuta el cuerpo humano, la consciencia y el mundo fenoménico en una teofanía mágica; o más bien, transporta al hombre al reino de lo imaginal. Allí, en el plano de la Imaginación divina, el hombre se confronta, se realiza y se reunifica con su propio Ser ideal, su Ego celestial o Persona imaginal, como ha sido siempre en la mente de Dios, o en la consciencia de la Vacuidad.


Ibn ′Arabi tuvo muchas de estas visiones imaginales y de estas revelaciones a lo largo de su vida, y en ellas el cosmos se abría para revelar su forma ideal en la Imaginación divina;[2] sin embargo, quizá la más grande de ellas fue la famosa visión que tuvo ante la Kaaba, en el año 598/1201. Después de recibir la orden divina de viajar a Oriente, el sheij hizo la peregrinación a la Meca y comenzó las circunvalaciones rituales de la sagrada Kaaba. Y ahí, en el lugar más sagrado del mundo musulmán, en el que es realmente el centro simbólico del cosmos, el sheijse encontró con un mensajero divino, un Ángel de Dios —una «Joven evanescente» de belleza y sabiduría destacables. De hecho, este Ángel, esta Joven, podría asociarse con el Espíritu Santo (ruh al-qods) o con el mismo arcángel Gabriel (Corbin 1969, p. 277). Si bien, finalmente, este personaje visionario no es otro que el propio guía espiritual y compañero del sheij, su «homólogo» transcendental en el reino de la imaginación. La Joven le dice: «Contempla el secreto del Templo antes de que se desvanezca; verás qué satisfacción le produce aquellos que giran procesionalmente alrededor de sus piedras» (al-Fotuhāt I.47). Y elsheij continúa su relato del encuentro místico con el Ángel:


Le dije: «Fíjate en aquél que aspira a vivir en tu compañía y... a disfrutar de tu amistad». Por toda respuesta me dio a entender con un signo y con un enigma que siempre, sin excepción, se comunicaba con símbolos. «Cuando hayas aprendido, experimentado y entendido mi discurso con símbolos, sabrás que uno no los percibe como se percibe la elocuencia de los oradores...». Le dije: «... Enséñame tu vocabulario, iníciame en la clave que abre tus secretos, pues me gustaría hacer un pacto contigo» (Ibíd., p. 384).


El sheij describe así una iniciación esotérica realizada por un maestro o guía angélico. Se trata de una visión arquetípica, que tiene lugar con símbolos y velos, pero que son formas universales —pues ocurre en el plano imaginal. Todos los símbolos de esta visión son arquetípicos por naturaleza: la piedra negra y el templo de la Kaaba, las circunvalaciones rituales, el guía espiritual, el conocimiento iniciático. Tomados como un todo, estos símbolos forman el dibujo de un mandala —esto es, una matriz centrada, circular, de experiencia visionaria y de sabiduría.



Como tal, toda esta secuencia visionaria tiene muchos paralelismos llamativos con los diagramas mandala de los budistas tántricos. El mandala tántrico es básicamente un diagrama circular y simbólico utilizado en el proceso de visualización meditativa y de imaginación creativa; puede estar dibujado en el suelo con arenas de colores, pintado en una tela como herramienta de meditación, o puede generarse mentalmente, mediante el poder de la imaginación. Pero en cualquier caso, el mandala se basa en el arquetipo del Templo, un recinto central al que las deidades descienden y que el yogui «circunvala» imaginalmente. El mandala se utiliza ante todo en el proceso iniciático: es tanto un laberinto, a través del cual el iniciado debe viajar para alcanzar la sabiduría, como un altar secreto, sobre el que se une con la Divinidad. Y, como se ve, por ejemplo, en el mandala clásico de los cinco Dhyāni-Budas, se trata también de una matriz imaginal, de una figura visionaria diseñada para transformar y transmutar al propio buscador. Los Dhyāni-Budas son las cinco deidades fundamentales de la sabiduría y de la meditación: Aksobhya, Ratnasambhava, Amitābha, Amoghasiddhi yVairocana; se sitúan en el este, el sur, el oeste, el norte y el centro del mandala, y representan la totalidad del espacio y la propia consciencia. Conforman una jerarquía de cinco niveles tanto en el macrocosmos del universo como en el microcosmos humano. El iniciado tántrico debe recorrer los cinco niveles de la sabiduría hasta alcanzar el corazón más íntimo de la existencia, y de su propio ser.


El lugar de toda «teofanía» imaginal, y de toda transformación del hombre, es siempre el «Centro del mundo» simbólico, el corazón de toda realidad. Es el «Templo», el altar, donde lo Divino se manifestará bajo una forma visible y tangible. En el macrocosmos, este Centro puede ser una estructura física, la piedra negra de la Kaaba, un stūpa, o una montaña sagrada; pero en el microcosmos, es siempre el mismo, lo más íntimo del corazón del propio ser humano. Esta realidad es bastante explícita en la visión de Ibn ′Arabi: para su ojo místico, la Kaaba, es a la vez el lugar del «Polo», orientación celestial y eje vertical de la creación, y la Kaaba de su propio corazón. En el primer caso, cósmicamente, es el eje o punto de encuentro entre el hombre y Dios, el lugar de las visiones. Cuando el sheij hace sus circunvalaciones rituales alrededor de la Kaaba, está por tanto haciendo un viaje en el plano de la imaginación; está circulando alrededor del Centro del mundo, en el reino de las imágenes arquetípicas. Se trata de un giro celestial alrededor del Sol divino, su viaje espiral hacia lo interior y su Búsqueda del Amado.


En su significado más profundo este Templo no es pues sólo el Centro y el corazón del cosmos, sino finalmente el corazón más íntimo del propio ser humano —esto es, el Templo del corazón fiel, del que se dice: «él solo puede albergar al Señor». Como dice la Joven mística alsheij: «El Templo que Me incluye es tu corazón» (al-Fotuhāt I. 50); pues «el “Templo” es el escenario de la teofanía, el corazón donde se representa el diálogo entre el enamorado y el Amado, y por ello este diálogo es la Oración de Dios» (Corbin 1969, p. 281). El Templo del corazón es finalmente el “espejo” puro y vacío del Hombre en el que Dios se revela Él a Sí mismo por toda la eternidad.


El sheij, en su visión imaginal, gira en torno y hacia el Dios que habita en su propio corazón; éste es un viaje dentro de sí mismo, hacia la Divinidad inmanente, una peregrinación por el microcosmos. Como apunta Corbin, es muy significativo que el sheij circunvale la Kaaba «siete veces, los siete Atributos divinos de la perfección de los cuales se reviste sucesivamente el místico» (Ibíd.). Pues el siete es, de hecho, el número tradicional de los latā′ef místicos, los centros del cuerpo espiritual, descritos por muchos maestros sufíes. Aunque Ibn ′Arabi no habla aquí de los latā′ef, es probable, como lo sugiere Corbin, que aluda a su significado místico en esta circunvalación de siete vueltas. Según lo explicaron maestros como Naŷmo′d-Din Kobrā (m. 1220) y ′Alā′o′d-Dolah Semnāni (m. 1336), los latā′ef son centros psico-espirituales, y son los lugares de los niveles del microcosmos por los que se eleva el hombre. En este retorno a Dios, el buscador debe pasar a través de estas siete etapas, creciendo verticalmente a través del cuerpo sutil (qālabiya), el alma vital (nafsiya), el corazón (qalbiya), la superconsciencia (serriya), el espíritu (ruhiya), el “arcano” (jafiya) y el centro del Yo verdadero (haqqiya) (Corbin 1971, p. 221).[3]


Por tanto, cuando Ibn ′Arabi realiza su viaje imaginal girando siete veces alrededor del Templo, está viajando hacia el interior, cruzando la jerarquía de siete niveles del propio microcosmos humano. Según gira el sheij alrededor del Templo del corazón, va pasando a la vez a través de los órganos del cuerpo sutil, y realiza el poder y la sabiduría asociados con cada uno de ellos. Éstas son las etapas sucesivas en el viaje hacia el Dios inmanente, los pasos que llevan hasta la entrada del corazón y hasta el Bienamado.


En el mandala budista de los Dyāni-Budas, ambos aspectos del Templo, cósmico y microcósmico, se hacen quizá incluso más explícitos. Este diagrama, como todos los mandala tántricos, se basa en el diseño de los cinco legendarios stūpa, los túmulos relicarios de la antigua tradición budista. Y se basa, más allá incluso, en el antiguo diseño del Templo indio. Su forma en el centro es cuadrada y forma el “palacio” o “residencia”, que «representa el típico templo indio de cuatro lados» (Snellgrove 1987, p. 198). Al igual que la Kaaba en el Islam, este templo es claramente el «Centro del mundo», esto es, el centro simbólico de los anillos circulares que representan el macrocosmos, y que lo rodean. En este sentido, los cincoDyāni-Budas no sólo se asocian con las cinco direcciones del espacio horizontal, sino también con los cinco niveles primarios del espacio vertical, esto es, con la jerarquía cósmica; constituída ésta por los cinco elementos básicos: tierra, agua, fuego, aire y éter, que se representan simbólicamente como un stūpa cósmico de cinco niveles, compuesto de un cuadrado, un círculo, un triángulo, un medio círculo, y una llama. Por tanto, visualizar el mandala en la meditación significa introducir un arquetipo imaginal del cosmos en su globalidad.


Como Ibn ′Arabi, el yogui tántrico tiene que «circunvalar» el templo interior del mandala (si bien aquí, este movimiento circular tiene lugar enteramente en la meditación y en la visualización, tan sólo «en lo imaginal»). El yogui debe visualizar la residencia, las deidades y los poderes de su propio mandala, y debe viajar, usando la imaginación meditativa, alrededor y a través de este paisaje interior. En el mandala de los Dyāni-Budas, se trata de realizar un trayecto imaginal alrededor de los cuatro puntos del círculo exterior, que se corresponden con las cuatro direcciones del espacio, y finalmente un viaje interior hacia el centro del dibujo. Es por lo tanto una circunvalación meditativa que lleva al discípulo hacia y a través de cada una de las cinco Deidades y del poder asociado con ellas. Empezando por el este, con la figura azul de Absobhya, el iniciado se mueve en su imaginación en el sentido de las agujas del reloj alrededor del diagrama. Cruza progresivamente los reinos de Ratnasambhava, Amitabha, Amoghasiddhi, y finalmente se dirige hacia el mismo centro, el de la Deidad Vairocana. Y en esas etapas, afronta y realiza el color, el elemento, la facultad de consciencia y la sabiduría asociados específicamente con cada una de ellas. Su viaje es un viaje a través del macrocosmos en su globalidad, por las cuatro direcciones del espacio hacia la montaña central Meru, y por todos los diversos elementos y poderes del universo.


El cuerpo humano mismo puede percibirse, con el ojo del corazón, en otro plano de existencia, en el reino de la imaginación, en su forma imaginal ideal. Se convierte entonces en cuerpo sutil luminoso y mágico, con su propia «fisiología» espiritual. Este cuerpo contiene cinco (o siete) centros de energía psico-física, los chakras, que se sitúan en los genitales, el vientre, el corazón, la garganta y el cerebro; en sánscrito, se llaman mulādhāra, manipura, anāhata, visuddha y sahasrāra (cf. Govinda 1960, p. 178ss).[4] Como Corbin, entre otros,[5] ha apuntado, hay muchas analogías entre el sistema de chakras indio y los latā′ef de los sufíes; ambos se basan en una visión imaginal del cuerpo humano en su estado arquetípico, tal como lo percibe el ojo del corazón.


La visión del Templo imaginal o del mandala, la matriz de la imaginación, es esencialmente una iniciación a un nivel superior de conocimiento y de existencia. Se trata de una introducción esotérica en un plano diferente de existencia, y en una sabiduría y una realización ocultas en el corazón del discípulo. Como tal, esta visión imaginal debe contar con un guía, con un maestro espiritual, un ser con un conocimiento superior capaz de dirigir al iniciado hacia los misterios de lo imaginal. Para Ibn ′Arabi en su visión, el guía es el Ángel, la Joven evanescente, que se le aparece desde la piedra negra de la Kaaba. En este personaje está contenido el secreto del templo del corazón; pues es al mismo tiempo el Maestro celestial, el Guía espiritual, de Ibn ′Arabi y su propio homólogo más íntimo, el Ser, dentro de su corazón.


Sin embargo, y exactamente del mismo modo en que el templo externo físico de la Kaaba es a la vez el Templo interior espiritual del corazón, así también el Guía celestial trascendente es a la vez el Guía inmanente del verdadero Ser del sheij. Ibn ′Arabi fue llevado tanto “hacia arriba” —hasta el mundo imaginal— como “hacia abajo” —hasta el centro más íntimo de la Kaaba mística en el corazón. Ahí se encuentra la imagen de Dios bajo forma humana: pero este personaje es al mismo tiempo la imagen del hombre en su Forma divina, esto es, el Hombre universal, espejo y reflejo de Dios. Se trata del compañero eterno del alma humana, su arquetipo divino, y en última instancia su verdadera naturaleza. De acuerdo con los grandes sufíes, como Semnāni, Sohrawardi y el propio Ibn ′Arabi, este Maestro espiritual, al igual que Jezr o que la Joven evanescente, es en realidad el «Jezr de tu ser», el centro verdadero del microcosmos humano.


Este Guía es en definitiva el mismo homólogo celestial del alma, esto es, el Ser, el Espíritu que constituye la naturaleza verdadera del Hombre. Se trata de su «alter Ego», su «Yo celestial», su «Naturaleza perfecta» (Corbin 1978, p. 8); y por último, este Guía está incluso relacionado con el mismo «Ángel arquetípico de la humanidad (al que se identifica con el Espíritu Santo, con el arcángel Gabriel de la Revelación coránica, o con la Inteligencia activa de los filósofos seguidores de Avicena)» (Ibíd. p. 16). En este Guía celestial, el buscador encuentra su propio espejo y su imagen ideal, el verdadero arquetipo y el modelo de su ser, con el que debe estar unido e identificado. Bajo esa forma debe reconocer la Forma teofánica de Dios, la Forma imaginal que es a la vez la Imagen exterior de la Divinidad y la Esencia interior del hombre.


Este personaje del guía, del gurú, del maestro, tanto en la tradición del budismo tántrico como en todas las tradiciones yóguicas de la India, es fundamental para cualquier desarrollo espiritual verdadero. Y en el mandala de los cinco Dyāni-Budas, el gurú asume un papel muy similar al que asume el guía espiritual de Ibn ′Arabi. Todas las escuelas budistas coinciden en la necesidad de un gurú, o de un lama, para la dirección y la iniciación esotérica en el camino a la iluminación e insisten sobre la «absoluta necesidad de una devoción total hacia aquel al que uno elige como profesor o maestro» (Snellgrove 1987, p. 176). Para el discípulo, el gurú es la encarnación y la manifestación de esa sabiduría, esa Divinidad o ese poder cósmico representado por el mandala. Él es la imagen de ese dios, o de esa fuerza, y de su gnosis que es el sujeto de la iniciación al mandala.


Existe, sin embargo, también una relación más honda y más profunda entre el gurú tántrico y su discípulo. Hay, incluso, una identidad íntima entre ambos, una unidad esotérica entre maestro e iniciado, y en último término, entre la Divinidad y la humanidad. El discípulo debe abandonarse completamente en las manos del gurú —hasta el punto de prestarse a que el gurú le moldee, actúe a través de él, y llegue finalmente a estar totalmente identificado con él.


Gradualmente, a medida que el gurú va conformando al discípulo, y que éste va progresando hacia la perfección yóguica, maestro y discípulo acaban por estar identificados, como el espejo y la imagen. Al igual que Ibn ′Arabi con su guía espiritual, el iniciado y su maestro se corresponden el uno con el otro, el buscador con su «Naturaleza verdadera», o el yogui con su Homólogo divino, con su Forma deificada. En este sentido, el gurú representa esa verdadera Divinidad que reside en el interior del corazón del propio discípulo. No es más que la expresión externa de esa Divinidad, esa Esencia de diamante, que reside en el mandala interior, en el Templo del corazón. En palabras del poeta Saraha:


«Aquellos que no beben sin discutir la ambrosía de las instrucciones de su maestro, mueren de sed en el desierto de los múltiples tratados. Abandona el pensamiento y la cavilación y sé sólo como un niño. Sé devoto a las enseñanzas de tu maestro y lo Innato se volverá manifiesto» (Snellgrove 1987, p. 180).


Tanto para los sufíes como para los budistas, la visión imaginal y la iniciación requieren un tipo particular de “guía imaginal”, o sea, un maestro espiritual relacionado interiormente tanto con la Divinidad como con la verdadera naturaleza del discípulo. El maestro reviste, desde este punto de vista, una “forma imaginal” que sirve como puente entre niveles de realidad, entre el Cielo y la Tierra, entre el nirvāna y el samsāra; se trata de la unificación de Dios con el hombre en el plano de la Imaginación.


En el Templo del corazón, el Ser Divino y el alma humana se encuentran y se reunifican, como la conjunción de la Imagen con el espejo, de la Forma divina con su reflejo en el hombre. La Imagen teofánica de Dios, en la visión de Ibn ′Arabi, aparece desde la piedra negra de la Kaaba, le habla, y le invita con señas a penetrar en los misterios del templo. Le llama a la unión mística entre el hombre y Dios, que sólo puede ocurrir dentro de lo más íntimo del santuario del corazón. Aquí, todo lo que es meramente humano e individual en el hombre debe ser destruido y barrido; todo lo que es meramente “ego” y ser finito debe morir en el anonadamiento (fanā’), de forma que la Imagen divina y el reflejo del Ser divino puedan permanecer en la subsistencia (baqā’). El ser humano debe ser retornado a su estado original como espejo puro y vacío de Dios, a su prístina claridad como Hombre universal (al-insān al-kāmil), que no es otra cosa que el reflejo y la manifestación del Amado a Sí mismo.


«Es como la luz que se proyecta a través de la sombra, una sombra que no es otra cosa que la pantalla [para la luz] y que es luminosa por su propia transparencia. Así también es el hombre que ha realizado la Verdad; en él, la forma de la Verdad, surat al-haqq [la Imagen divina], ... se manifiesta directamente... Pues están entre nosotros aquellos para quienes Dios es su oído, su vista, sus facultades y sus órganos...» (Fusus al-hikam; Nasr 1976, p. 115).


El corazón del hombre se convierte entonces en el espejo puro y vacío en el que Dios se manifiesta a Sí mismo; es el Templo en el que Dios se “imagina” a Sí mismo, proyectando su propia Imagen dentro del alma humana, y admirando el reflejo que vuelve otra vez hacia Él. Pues Él es tanto “El que contempla” como “El contemplado”, “El que imagina” y la “Imagen”. En la forma imaginal del ángel en el corazón, el hombre y Dios se reúnen por el poder de intermediación de las imágenes; «Dios es el espejo en el que te ves a ti mismo, y tú eres Su espejo, en el que Él contempla sus Nombres y los principios de éstos» (Fusus; Nasr 1976, p. 116).


Aunque el budismo es, por supuesto, muy diferente teológicamente del sufismo, y si bien los budistas niegan la existencia de una única Deidad personal y absoluta, el proceso de unión y de divinización en el mandala del budismo tántrico es asombrosamente similar. El mandala de los Dhyāni-Budas también implica una identificación con la Deidad que habita en el Templo central del dibujo; y también en él se alcanza esa identidad mediante el poder de la imaginación. A medida que el yogui viaja, en la meditación imaginal, alrededor del diagrama del mandala, y conforme se aproxima y penetra en el palacio más interior del dibujo, debe conseguir una unión esotérica con la Forma divina que se halla en el interior. Sin embargo, esa unión requiere que el iniciado se vacíe primero y transcienda su ego ordinario, su ser finito y su consciencia. De modo que a cualquier “yoga de deidad” —por ejemplo, una meditación sobre una divinidad y la unión con ella— le precede un “yoga de vacuidad” —meditación sobre la naturaleza vacía del mundo ordinario y del ego. De acuerdo con Tsongka′pa:


«Al contemplar la “apariencia especial” de la residencia formada por la mansión divina y sus residentes... uno anula las apariencias ordinarias... al contemplar pensando con certidumbre “yo soy Aksobhya”, etc... uno anula su ego ordinario... la contemplación del Ego del mandala [es] un antídoto para el ego ordinario de uno mismo...» (Beyer 1973, p. 77).


Entonces, una vez que se da cuenta de la vacuidad del ser ordinario, el yogui renace en el Ser imaginal de la Deidad, en el Cuerpo mágico puro de Vajrasattva. Deja entonces de actuar desde el egoísmo y el deseo, y lo hace desde la Sabiduría divina y la Compasión de la Nada: «El yoga de deidad implica pues que la mente se dé cuenta de la Vacuidad... para aparecer como una deidad, por compasión, para ayudar a los demás» (Hopkins 1985, p. 162). Esta Forma imaginal es la Naturaleza verdadera del yogui, la fusión real de la Vacuidad y de la Consciencia luminosa en el espacio del corazón, que es la esencia de la Realidad absoluta. Y se trata de un intermediario imaginal, de un puente entre lo Absoluto y el mundo, nirvāna ysamsāra, que permite al yogui actuar desde la compasión y la Sabiduría del corazón, incluso en el reino ilusorio de māyā.


Por supuesto, las enseñanzas sobre la imaginación y sobre el corazón en las tradiciones sufí y tántrica son mucho más amplias de lo que se puede tratar en el breve marco de un artículo; tan sólo esperamos haber perfilado las principales doctrinas, y haber mostrado algunas de las semejanzas más destacadas. Podemos en cualquier caso, incluso con esta corta discusión, ver como la imaginación tiene una transcendencia mucho más profunda y universal de la que se le reconoce generalmente en nuestros días en Occidente. La imaginación es un poder objetivo y muy real, que transciende ampliamente las facultades ordinarias subjetivas y humanas de la fantasía y del sueño; es más real, de hecho, que el propio mundo físico ordinario, pues se relaciona con un plano ontológico más elevado de existencia. En último término, la imaginación en el sufismo y en el budismo tántrico representa una prueba convincente de la “unidad transcendente de las religiones” como lo proclaman grandes místicos como Ŷalālu′d-Din Rumi y William Blake; pues estas dos tradiciones religiosas son la expresión, en palabras de Hallāŷ, de «un principio único con numerosas ramificaciones». Quizá reflexionando sobre las enseñanzas del corazón en estas dos tradiciones, se le podría recordar al hombre occidental la naturaleza y la condición verdaderas del mundo creado que le rodea; y podría entonces darse cuenta de que el universo no es un mero conjunto físico de hechos empíricos cuantificables, ni el ser humano tan sólo un cerebro racional en un amasijo físico de carne y sangre. Este universo es más bien un producto mágico de la Imaginación divina, una ilusión asombrosa que emana de la gran Mente; y el poder de penetrar y de transcender esta ilusión se halla en el ser humano —no en las fantasías huecas ni en las abstracciones racionales del cerebro, sino en la libertad creativa y en la visión imaginal del corazón.


 Ibn Arabi era de Murcia e Ibn Hazm era de Córdoba, ambos grandes místicos, el murciano mas espiritual, el cordobes más sensual, y ambos alcanzaron la iluminación en Almeria, donde fueron iniciados. Almeria se dice ahora que significa Espejo del mar, por traducción de Almariya en arabe, y cosas así, pero la verdad es que en la muralla de la ciudad siempre hubo una imagen de la virgen presidiendo la ciudad, respetada por todas las religiones y no hubo huevos de tocarla ni en la época de los radicales almohades, ni los almorávides que eran otros fanáticos integristas subnormales, osea que en realidad es la ciudad de Maria, osea de la diosa. Y en los misterios de la diosa se iniciaron tanto Ibn Hazm, como describe en “El collar de la paloma”, libro cumbre del tema amoroso hombre-mujer en su época, escrito en Almeria y el libro cumbre de Ibn Arabi, donde describe sus extasis amorosos de unión mística tambien escrito en Almeria. La diosa es asI


ibn _Arabi era extraordinario, entre otras cosas era budista, una historia oculta y que nadie reconocerá hasta que pasen unas décadas. Alcanzó la iluminación en Almeria donde existia un nucleo tántrico que pervivía desde tiempos de la invasión visigoda, con sus iniciados. 
En realidad hay toda una historia secreta del mundo que parte de ese núcleo y del cual nadie sabe nada..


Ibn Arabi está prohibido en muchos paises, en Arabia por ejemplo te meten en la carcel y te dan latigazos si tienes libros de Ibn Arabi. Ibn Hazm tampoco está muy bien mirado. ¿sabeis por qué? porque todo lo que cuentan ahora es mentira, la historia es muy diferente. 
No os fies de lo de antes, ni tampoco de los moretes de ahora, esos que empezaron con Olagüe negando la invasión musulmana y todo eso, Lo que hay detras es muchisimo dinero de Arabia Saudi, y algo de dinero de la CIA y compañía para otros grupúsculos. El lagartijo gordo es el que manda en todo esto, esta historia falsa y todo lo que está ocurriendo ahora en los paises árabes que no eran islamistas. Judio gordo está detrás.
Fijaros que ya en el prólogo de su libro cumbre Ibn Hazm dice que a él no le gustan las mujeres morenas porque él es rubio y godo y por eso tiene tendencia natural a las mujeres de su raza. ¿casa eso con el rollo arabizante que nos cuentan? No. Al reves, lo pone todo patas arriba. Que lo estudien, como hice yo, y lleguen a resultados verosímiles lo dudo mucho, porque no interesa.
El caso es que hubo un foco iniciático muy poderoso en Almeria, de tántricos, gnósticos, a los que llaman sufies platónicos, la escuela de Masarrá que fué capaz de poner en llamas las alpujarras muchas veces contra los musulmanes del califato, uniendose caudillos cristianos y musulmanes por una civilización distinta, la civilización del Amor, de la cual nunca se habla. Los moros se llevaron cautivos gran parte de población a Marruecos para evitar estas insurrecciones, y los cristianos determinaron que esta tierra era tan santa como la de Jerusalén y la consideraron de cruzada. Vinieron para destruirla claro. Pero las enseñanzas secretas de unión mística, meditación, yoga tántrico, culto a la diosa etc, llegaron a todas partes. Hasta los judios de Aragón chuparon estas doctrinas y crearon la Kábala.



Cuando Guenon afirma basándose en cositas cogidas por los pelos las influencias musulmanas en el pensamiento de Dante, y otros grandes de la literatura cristiana, y estas cosas estan ahora muy de moda, se olvidan de decir que Dante coloca en el infierno de su Divina Comedia a Mahoma, y esto ya sería bastante para acabar con todo este tipo de mentiras sino fuese porque los que escriben sobre estas cosas o no tienen ni puta idea, o son escritores por encargo. Lo que hubo fué un movimiento subterráneo en ambas partes , que es anterior y que ha sido perseguido por unos y por otros. Sobretodo lo que ha habido ha sido odio a la diosa, porque ella es la que concede la libertad, el conocimiento y la inmortalidad....


el renacimiento no empezo en italia, ...por estas tierras hubo iluminacion Divina en los siglos anteriores al matrimonio de conveniencia y apoyo papal......, que revelaba del califato y su grandeza espiritual.


.... no te puedes imaginar a un luterano escribiendo “El libro de buen amor”, solo un español , aún siendo arcipreste, puede escribir algo así, y ademas sin la carga apestosa de Casanova, ni ninguno de estos. Toda la pestilencia sexual viene del judaismo que persigue a la diosa y la sensualidad, primero con Mahoma, acaba con el matriarcado antiguo, y luego Lutero y Calvino se cargan tambien a la madre de dios, y crean un mundo puritano y represivo, donde se crian todas las putrefacciones satanistas aliadas de sion que hoy gobienan el mundo. La historia está contada al reves, desde luego. Hispania fué la tierra de la diosa y por eso ha sido tan importante en la historia del mundo. La comunión con lo divino, el extasis, la locura divina, son patrimonio español y sus derivados mundanos, como el vividor y el espadachin cortés y todas esa cosas. La gran civilización de las cortes de amor, de los cataros etc… es un producto tambien de aquí. y fué el emperador aragones el que dejó su vida defendiendo el Languedoc, contra los curas judios y los franceses. No olvidar que el católico español siempre ha sido anticlerical, por algo será. "Viva la Virgen, me cago en dios".


todo esto que se dice hoy de los moros, del califato, y todas esa cosas no os creais na. Un ejemplo, ahora está muy de moda cambiar los escudos de los pueblos para acomodarse a los nuevos tiempos, así que hay pueblos que despues de 500 años le han quitado la cadena al pescuezo del rey Boabdil, de manera que queda una especie de orangutan negroide con cofia presidiendo el escudo del pueblo. Estos simples simbolismos muestran que efectivamente las profecías morubes se van a cumplir porque ya se estan poniendo las bases mentales para ello. La realidad era muy distinta, Boabdil era rubio, alto, ojos claros, tez pálida, no ese mono de los escudos de pueblos como este
http://www.malaga.hoy/article/provincia/128586/ayuntamiento/quita/su/escudo/la/cadena/aprisiona/boabdil.html
El comentario es que para evitar la confrontación y el racismo etc. etc. La realidad es que ahora un negro salido de la nada y sin cadena gobierna el escudo de un pueblo que en su dia estaba contento de su libertad. Toda la historia al reves. Todo mentira. en Huesca igual, le quitan las cabezas de los reyes moros al escudo de la ciudad etc.



http://www.malagahoy.es/article/provincia/128586/ayuntamiento/quita/su/escudo/la/cadena/aprisiona/boabdil.html
Tambien a Santiago en Compostela le han cambiado cosas y tal. sabemos que en Sevilla hay un gran sector del PSOE que es musulman y mientras persigue a la iglesia le da dinero y terrenos a mansalva a los islamistas. Desde luego que es mucho más fácil gobernar una nación con un califato que con un pueblo con derechos y libertades, así que la jugada está clara, a parte del pacto de entregar Andalucia a cambio de territorios en medio oriente para Israel y asi Arabia sigue sufragando. Y todos aquí sin enterarnos 



.Ocurre una cosa Allah, Ellohim, Yahve, todos ellos son macho-hembra, claro, pretender un absolutismo monoteista homosexual con un dios el-ella es bastante complicado, por eso el sancta santorum del templo de Jerusalen solo podia ser penetrado por el sumo pontífice una vez al año porque lo que habia era una representación de unión macho-hembra, y estaban engañando al pueblo. Habia que eliminar una parte, amputar, reprimir a la mujer socialmente, quitar libertades y por último hacernos maricones a todos. Leer el libro de Sombart sobre los judios y la vida económica es muy ilustrativo porque muestra una sociología de la represión judaica contra la mujer que luego se transplantó a los protestantes y que ya antes se había hecho con los musulmanes muy elocuente. Tambien los nazis eran maricones, eso les echaban en cara los periódicos marxistas. En aquella época los rojos a eso lo llamaban vicios burgueses. Porque eran judios sabeteanos que odiaban a la madre. De hecho el libro El mito del siglo XX de Rosemberg que es fundamental en la ideología nazi defiende mucho a los protestantes contra los católicos, por algo será


Fué el historiador judio Bernard Lazare el que dijo que con el protestantismo se impuso la forma de vision judia del mundo.
Calvino tuvo como difusores a los judios Farel y Rousel, muchos de los jefes de su grupo eran judios. los principales.
Lutero aprendió sus doctrinas reformistas de un franciscano, judio, Nicolas de Lyra que era discípulo del rabino Salomon Raschi, y de ahí sacó su rollo biblico.
De hecho las biblias protestantes las hacian los judios en flandes para enviarlas a España y en Ferrara para distribuir en Italia.
Incluso en Inglaterra las familias judias de origen español como georges añes fueron los difusores del protestantismo.
El judaismo luterano era tan gordísimo que hasta el papa Clemente VII tuvo que admitir que era un complot, como advertía su cardenal en Alemania, y en 1592 la orden jesuita para abortar este hecho declaro prohibido entrar en la orden a los judios, a no ser por orden expresa del santo pàdre. Así fué como se expulsó al judio Jerónimo Zaharowsky que para vengarse escribió el “Monita secreta societatis jesus” donde se monta la historia de que los jesuitas son una sociedad secreta para dominar el mundo. Evidentemente en ese momento el mayor enemigo de los judios era el papado y los jesuitas su compañía de primera linea.






Referencias:
- Beyer, S. (1973). The Cult of Tārā, Berkeley: The University of California Press.
- Chittick, W. C. (1989). The Sufi Path of Knowledge. Albany: State University of New York Press.
- Corbin, H. (1969). Creative Imagination in the Sufism of Ibn ‘Arabi. Princeton: Princeton University Press.
- Corbin, H. (1978). The Man of Light in Iranian Sufism. Boulder: Shambhala.
- Corbin, H. (1987). “The Theory of Visionary Knowledge in Islamic Philosophy”. Temenos, vol. 8. Londres.
- Dasgupta, S. B. (1974) An Introduction to Tantric Buddhism. Berkeley: Shambhala.
- Eliade, M. (1973). Yoga: Immortality and Freedom. Princeton University Press.
- Gonda, J. (1963). Vision of the Vedic Poets. La Haya: Mouton.
- Govinda, A. (1960). Foundations of Tibetan Mysticism. Nueva York: E. P. Dutton & Co.
- Hopkins, J. (1987). The Tantric Distinction. Londres: Wisdom Publications.
- Nasr, S. H. (1976). Three Muslim Sages. Delmar: Caravan Books.
- Snellgrove, D. (1987). Indo-Tibetan Buddhism. Boston: Shambhala.
[1]. A no ser que se indique lo contrario, todas las citas de al-Fotuhāt son de las traducciones de Chittick.
[2]. Véase Nasr (1976), pp. 93-95; Corbin (1696), pp. 104ss.
[3]. Hay algunas variaciones según los diferentes autores sufíes sobre los nombres, el número y las características de los latifa; seguimos aquí el sistema de Semnāni, que varía algo respecto del de Naŷmo`d-Din Rāzi y del de otros. Para una descripción de los diferentes sistemas, véase Corbin 1971.
[4]. Por mor de simplicidad, usaremos en este artículo los nombres de los chakras hindúes. El sistema de chakras budista varía algo respecto del hindú; sin embargo, como existe algún desacuerdo entre los budistas sobre las localizaciones y los nombres de los chakras, es preferible en general seguir las descripciones hindúes, más uniformes y mejor conocidas. Los budistas suelen identificar los chakras con los diversos cuerpos (kāyas) del Buda: véase Dasgupta 1974, p. 67ss.

EL CORAZON POSEE SU PROPIO SISTEMA NERVIOSO

 Annie Marquier, matemática e investigadora de la conciencia

"El corazón tiene cerebro"

14/03/2012 -

Que el corazón tiene cerebro es una metáfora, ¿no?
No. Se ha descubierto que el corazón contiene un sistema nervioso independiente y bien desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja y tupida red de neurotransmisores, proteínas y células de apoyo.


¿Es inteligente?
Gracias a esos circuitos tan elaborados, parece que el corazón puede tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro; y que puede aprender, recordar e incluso percibir.

Existen cuatro tipos de conexiones que parten del corazón y van hacia el cerebro de la cabeza:

Primera...
La comunicación neurológica mediante la transmisión de impulsos nerviosos.  

El corazón envía más información al cerebro de la que recibe, es el único órgano del cuerpo con esa propiedad, y puede inhibir o activar determinadas partes del cerebro según las circunstancias.

¿Significa eso que el corazón puede influir en nuestra manera de pensar?
Puede influir en nuestra percepción de la realidad y por tanto en nuestras reacciones.

Segunda conexión...
La información bioquímica mediante hormonas y neurotransmisores.
Es el corazón el que produce la hormona ANF, la que asegura el equilibrio general del cuerpo: la homeostasis. Uno de sus efectos es inhibir la producción de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como hormona del amor.

Tercera...
La comunicación biofísica mediante ondas de presión. Parece ser que a través del ritmo cardiaco y sus variaciones el corazón envía mensajes al cerebro y al resto del cuerpo.

Cuarta...
La comunicación energética: el campo electromagnético del corazón es el más potente de todos los órganos del cuerpo, 5.000 veces más intenso que el del cerebro. Y se ha observado que cambia en función del estado emocional. Cuando tenemos miedo, frustración o estrés se vuelve caótico.

¿Y se ordena con las emociones positivas?
Sí. Y sabemos que el campo magnético del corazón se extiende alrededor del cuerpo entre dos y cuatro metros, es decir, que todos los que nos rodean reciben la información energética contenida en nuestro corazón.

¿A qué conclusiones nos llevan estos descubrimientos?
El circuito del cerebro del corazón es el primero en tratar la información que después pasa por el cerebro de la cabeza. ¿ No será este nuevo circuito un paso más en la evolución humana?

¿...?
Hay dos clases de variación de la frecuencia cardiaca:

una es armoniosa, de ondas amplias y regulares, y toma esa forma cuando la persona tiene emociones y pensamientos positivos, elevados y generosos.

La otra es desordenada, con ondas incoherentes.

¿Aparece con las emociones negativas?
Sí, con el miedo, la ira o la desconfianza. Pero hay más: las ondas cerebrales se sincronizan con estas variaciones del ritmo cardiaco; es decir, que el corazón arrastra a la cabeza.
La conclusión es que el amor del corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente.

...
Ya ve, el cerebro del corazón activa en el cerebro de la cabeza centros superiores de percepción completamente nuevos que interpretan la realidad sin apoyarse en experiencias pasadas. Este nuevo circuito no pasa por las viejas memorias, su conocimiento es inmediato, instantáneo, y por ello, tiene una percepción exacta de la realidad.

Parece ciencia ficción.
Está demostrado que cuando el ser humano utiliza el cerebro del corazón crea un estado de coherencia biológico, todo se armoniza y funciona correctamente, es una inteligencia superior que se activa a través de las emociones positivas.

Pues parece que nadie lo utilice...
Es un potencial no activado, pero empieza a estar accesible para un gran número de personas.

¿Y cómo puedo activar ese circuito?
Cultivando las cualidades del corazón:
la apertura hacia el prójimo, el escuchar, la paciencia, la cooperación, la aceptación de las diferencias, el coraje...
Es la práctica de pensamientos y emociones positivas. En esencia, liberarse del espíritu de separación y de los tres mecanismos primarios: 
el miedo, el deseo y el ansia de dominio, mecanismos que están anclados profundamente en el ser humano porque nos han servido para sobrevivir millones de años.

¿Y cómo nos libramos de ellos?
Tomando la posición de testigos, observando nuestros pensamientos y emociones sin juzgarlos, y escogiendo las emociones que nos pueden hacer sentir bien. Debemos aprender a confiar en la intuición y reconocer que el verdadero origen de nuestras reacciones emocionales no está en lo que ocurre en el exterior, sino en nuestro interior.

Cultive el silencio, contacte con la naturaleza, viva periodos de soledad, medite, contemple, cuide su entorno vibratorio, trabaje en grupo, viva con sencillez.

Y pregunte a su corazón cuando no sepa qué hacer.
·······················
Compra sus libros:
La libertad de ser
El maestro del corazón
El poder de elegir

Patrick Drouot, doctor en Ciencias Físicas:

"La melodía que emite el corazón es preciosa"

19/03/2012

El amor y el universo
Fue durante años profesor en la Sorbona y en el departamento de Psiquiatría de la Universidad de Kansas City, ahora imparte cursos en la escuela de Altos Estudios Comerciales de París. Explica con entusiasmo sus investigaciones iniciadas en el 2002: cómo un sonido que reproduce en longitud de onda la tasa de coherencia de la variabilidad cardiaca puede optimizar nuestra mente y nuestra salud, teoría que explica en :
La revolución del pensamiento integral (Luciérnaga)

y que expuso en el simposio La evolución de la conciencia, organizado por Pilar Basté.
"Creo que todo está vivo en el universo, en el que hay vibraciones fundamentales, y el amor forma parte de ellas".

Desde el renacimiento considerábamos el tiempo algo constante, unidireccional e irreversible, pero hemos empezado a entender que el tiempo posee una densidad.

Se me escapa el concepto de densidad temporal.
Imagine que el transcurrir del tiempo es como si uno abre más o menos el grifo y el agua (el tiempo) corre más o menos. En los últimos diez años esa densidad se está acelerando, se observa en los relojes atómicos.

Se sospecha que una estructura cultural (las reglas y valores que rigen las finanzas, o la salud, o las empresas...) es una inteligencia que evoluciona por sí misma, y que la inteligencia humana evoluciona menos rápidamente que dichas estructuras. Esa es la razón por la cual ya no se entienden los problemas actuales. Hace 50 años el mundo era muchísimo menos complejo.

Y la causa es la aceleración de la densidad temporal.
Sí. Hace unos diez años empezamos a darnos cuenta de que algunas herramientas financieras, del mundo de la salud, o de la empresa..., empezaban a no funcionar.

Póngame un ejemplo.
Un estudio del Ministerio de la Salud de Francia que analizaba la evolución de 25 tipos de cáncer en los últimos 20 años reveló que 19 se habían disparado de manera anómala. El cáncer de próstata en los hombres ha aumentado casi un 300%. Conocemos las causas, decía el estudio, pero debe haber algunos factores más que desconocemos.

...
 coherencia neurocardiovascular:

He leído su entrevista a Annie Marquier  y sus planteamientos son correctos: el cerebro del corazón es el que toma las decisiones...
...
El inventor del reloj de pared fue un holandés llamado Huygens. Cada día le daba cuerda a sus relojes y comprobó que al cabo de un rato y en un tiempo aleatorio todos se sincronizaban con un reloj en concreto.

El más grande.
Sí, lo que en ciencia se llama el fenómeno de arrastre. Pues bien, el mayor reloj biocorporal del cuerpo humano es el corazón.
Ahora le explicaré lo que es la coherencia: Ima está en coherencia cuando escribe un artículo y todo fluye, y está en incoherencia cuando tarda una barbaridad en acabar su artículo, está agotada y nerviosa.

Entendido.
En ciencia un sistema coherente es un sistema que consume poca energía para un máximo rendimiento, y es incoherente cuando se traga cien litros de gasolina para recorrer un kilómetro. El corazón emite señales eléctricas que se pueden ver en una gráfica sinusoide. Pero nunca se había medido la tasa de variabilidad cardiaca.

Eso me lo tendrá que explicar.
Es una gráfica que muestra la ondulación de las señales eléctricas del corazón. En la inmensa mayoría de la gente es muy irregular. Pero si la altura de las curvas se repite de forma regular la persona está en estado de coherencia. El corazón manda esta señal, que es como un lenguaje, al neocórtex.

El cerebro superior.
Sí, y él lo va transmitiendo a todos los relojes secundarios del cuerpo: el sistema nervioso central, el sistema hormonal, etcétera. Desde los primeros estudios empezamos a entender varias cosas.

Cuando una persona está en coherencia es eficiente; cuando está en incoherencia y va hacia un estado de coherencia van desapareciendo cefaleas, reumas, las heridas cicatrizan más rápido e incluso vimos varias curaciones de cánceres.

Si yo fuera un sanador, le diría: respire a través del corazón sentimientos de amor y autoestima, promueva los pensamientos positivos, que, por cierto, generan trenes de ondas eléctricas.

Pero es un físico.
Por tanto, me dije: una señal eléctrica es una frecuencia que mediante una ecuación se puede transformar en longitud de onda, así que he creado un sonido que reproduce en longitud de onda exactamente la tasa coherente de variabilidad cardiaca.

¿Y a qué suena un corazón coherente?
Es precioso. Escuchar durante cinco minutos esa melodía pone en estado de coherencia nuestro corazón, es lo que yo llamo una reestructuración neurocardiovascular.



¿Han experimentado con ese sonido?
Sí, en el campo de la empresa, la medicina y el deporte de élite, con excelentes resultados, sobre todo en cuanto a fluidez neuronal. El ser humano tiene posibilidades increíbles, pero estamos limitados por un modelo racional que nos ahoga.


En el nuevo campo de la medicina, llamado la neurocardiología, los científicos han descubierto que el corazón posee su propio sistema nervioso intrínseco, con una red de más de 40000 neuronas relacionadas entre sí formando lo que han llamado el “cerebro cardiaco”.

Es tal la sofisticación de este cerebro que se ha comprobado que provee al corazón de la capacidad de sentir independientemente, por tanto capacidad de procesar (aprendizaje), almacenar información (memoria), y tomar decisiones. En esencia el corazón aparece ahora a la luz de la ciencia como un verdadero sistema inteligente.

Las investigaciones también han demostrado que no sólo es una bomba para propulsar la sangre, o un pequeño cerebro, es además una glándula que entre otras sustancias secreta “OXITOCINA” –conocida como la hormona del amor-, se ha además comprobado cómo a los 22 días de vida embriónaria ya hay un pequeño tubo latiendo al que llegan células provenientes del timo que luego se especializan y forman las aurículas,

Apenas ahora se está comenzando a entender los efectos de los campos electromagnéticos producidos por el corazón, hay evidencias que la información contenida en el poderoso campo generado por éste puede jugar un papel vital en la sincronización de las funciones de todo el cuerpo e incluso puede afectar también a quienes nos rodean.

La investigación también indica que el corazón es la pieza clave del sistema emocional. Los científicos ahora comprenden que el corazón no sólo responde a la emoción, sino que las señales producidas por la actividad rítmica juegan una parte crucial en el proceso de determinar la cualidad de nuestra experiencia emocional minuto a minuto.

Las señales cardíacas tienen además un impacto profundo en las funciones cognitivas y perceptivas gracias a la amplia red de comunicación con el cerebro. Finalmente rigurosos estudios electrofisiológicos realizados por el Instituto de matemáticas del corazón indican que el corazón juega también un papel fundamental en el proceso intuitivo.


La oxitocina es un neuropeptido, es decir, es una hormona liberada por tu glándula pituitaria, y tiene poderes sanadores y que te otorgan bienestar realmente sorprendentes.

Por lo general, las personas están familiarizadas con la oxitocina porque es la hormona encargada de estimular las contracciones durante el parto que a su vez empujan al bebé por el canal de llegada. En los meses que los padres se encuentran preparándose para el parto, es cuando se enteran de la existencia de la oxitocina.

La oxitocina sirve para mucho más que estimular las contracciones durante el trabajo de parto.

A la oxitocina se le conoce como la “hormona de la unión” porque hay estudios que comprueban que, una vez pasado el periodo inicial de una pareja (alrededor de 2 años) dominado por hormonas causantes de lujuria, poco a poco se da lugar en el cuerpo a la producción de oxitocina, encargada de provocar sentimientos de ternura y afecto hacia la pareja.

Cuando la pareja sostiene relaciones sexuales, una de las hormonas liberadas es la oxitocina. De hecho, tan solo con compartir una comida con la otra persona, ocurre un aumento en los niveles de oxitocina del cuerpo.


El viaje que hace la sangre por el cuerpo es tan rapido que una sola gota de sangre puede recorrerlo en solo 1 minuto.  


The Heart on the Right
Ehvam: Thus I have heard.
The heart on the right is an esoteric secret, revealed by those who have exceeded animal lows, humanistic logic, and the yogic highs. Two finger-widths to the right of center, the heart on the right is called the seat of the soul, the source of identity, and the intuitive place we point to when we say ''I''.
Ramana: “When asked who you are, you place your hand on the right side of the breast and say ‚ ‘I am.’ I have been saying all along that the Heart centre was on the right, notwithstanding the refutation by some learned men that physiology taught them otherwise.
The Heart is used in the Vedas and the scriptures to denote the place when the notion "I" springs. Does it spring only from the fleshy ball? It springs within us somewhere right in the middle of our being. Truly, ‚'I' has no location, Everything is the Self. There is nothing but That. So the Heart must be said to be the entire body of ourselves and of the entire universe, conceived as ‚'I'. But to help the practiser, we have to indicate a definite part of the Universe, or of the Body. So this Heart is point as the seat of the Self. But in truth, we are everywhere, we are all that is, and there is nothing else.” -- Ramana Maharshi
You may cut off your finger and still be the person you presume yourself to be. You could lose a number of body parts and still be you. You could even stop breathing and not lose identity. It is the heartbeat which grounds identity in the pulsing body. Souls are on this side of the heartbeat, this samsaric shore. But when the heart stops beating, the anchor of attention is uprooted, and you resolve more into the native awareness of all-pervading consciousness. (Obviously, if the heart is made to beat again, attention again regathers. And it is this diffusion of attention that is behind the stories of near-death experiences, inward tunnels, and mystic ascent.)
Interestingly, science has shown that the heart, taken still beating out of an animal (including human animals), will beat on its own --and, given sufficient nutrients, beat for a very long time. Furthermore, if the heart itself is cut up into a thousand pieces, each piece will continue to beat --on its own --and, given sufficient space, each to its own drummer. But if two differently beating pieces are brought close, one will give up its ''own'' beat and keep rhythm with the other. And if many pieces are drawn together, they will all synchronize to a single piece. In fact there is a tiny area in the heart, the sinoatrial node, which is the pacemaker for the whole heart.
The pacemaker does not answer only to the mechanics of the body for its beat --even though the mechanics of the body-mind affect the rhythm --but intercourses with the all-pervading life directly. The body's other muscles respond mostly to the nervous, endocrine, and other systems, but the heart --and most especially the origin of the heartbeat -- is deeply attuned to the vibrant, all-pervading, eternal Life. The pacemaker is the epiphany or intersection of divine life and mortality; this may be both observed and felt to be true.
The self, once defined by lonely identity, submits to relationship as the way ''back'' to perfect communion. All paths for psyches to take depend upon identity and attention, and this self-definition soulfully throbs to the source of the heartbeat.
This root tension is the stroke of identity, and the pulse of attention seeking release. Desire and the objects of desire are unmasked as the very action of tensing and the (resultant) sense of promise. Thus it was that Gautama Buddha recommended the understanding of desire.
Because the heart lies tilted to the right in the chest, this pacemaker is about two finger-widths right of center. In the upper right chamber of the right atrium of the heart, the heartbeat begins the primal contraction at the core of the being, the heart's source and attention's essence. Upon this tiny spot the painful source of identity intersects with the spout of inherent happiness. When this tensing is witnessed, tension finally rests, attention resolves into awareness, and identity and separate I dissolves and resolves into heart consciousness itself, Sat-Chit-Ananda.
This esoteric ''cave in the heart'' can be seen in yogic light, revealing the blissful nature of deepest soul.
Jivatman [jiva-atman], the individual soul, abides in the Bliss Sheath situated in the space of the heart, within the reservoir of blood . . .  It can be seen by divine vision that this human body, which is like a castle, contains the heart, of the size of a pear, or like the lotus bud drooping downwards. Inside this heart is a hollow of the size of a small seedless grape. Inside this hollow is the Bliss Sheath, luminous like a golden egg, an aggregate of six luminous orbs. It is very pleasant to see and appears like an oval mass of light.  --Swami Yogeshwaranand Saraswati, Science of Soul
And from the Srimad Bhagavatan (see also Mahanarayana Upanishad):
In the heart, the perfect seat of meditation, there burns a fire which is the great support and foundation of the universe.
In the core of the heart, there is a tiny orifice in which all are firmly supported.
In the middle of that core, there is a great fire with innumerable flames blazing on all sides...
At the source of those flames, there is tongue of fire which is extremely small. That tongue of fire is dazzling as a streak of lightning in the midst of a dark cloud, and as thin as the awn of the tip of a grain of rice, golden bright and extremely minute.
In the middle of that tongue of flame, the Supreme Self abides firmly.
He is God, He is the immortal, the Supreme Lord of all.
Gautama's night under the bodhi tree is marked by Siddhartha's visitation of all his previous incarnations, so it is reported, and then to the formless, unborn Condition in which everything arises. Such is a perfect description of the travel across the hearts, whereby the soul understands itself as contracting -- then desiring to be free, and the hearts and every feeling resolve into the Heart of hearts. Attention and its objects are unmasked and unclothed, and awareness is naked.
When all previous lives and energies do not sway attention from dissolving in its source, the Witness-Consciousness abides in bliss of the tamed soul. Where even the highest rapture point of yogic attainment does not hold or justify attention, all objects lose importance, and the subjective, inherent feeling of being can be found in the heart on the right. Abiding thus, the unborn radiance of the Heart is everywhere, and the Buddha opens his eyes into the Brightness of Nirvana.
Attention is felt as the root of egoity, and as the causal stress that pounds identity. The root of mind, therefore, scratches this itch, as it seeks the heart it leaves. The source of the heartbeat is the root of identity, the seat of the soul, and the root of mind. (''Think'' and ''thanks'' intersect in thanc, Middle English for ''a grateful heart'',  according to Martin Heidegger, What is Called Thinking?).       

The heart of the wise inclines to the right, but the heart of the fool to the left. --Ecclesiastes 10:2

The middle heart's mystic raptures revealed the yogic way to the Source above the world and spectrum of existence. But what is the way to this deeper right heart?

The way of the sage is not the way of the mystic or yogi, but of clear discrimination, Vajrayana, the diamond vehicle, the lighting bolt of insight, jnana, higher-knowing, viveka, gnosis, the way of awareness itself.
Traditionally, the sage cuts through all that is not the Real -- Neti, neti (not this, not this), as she or he dismisses partial solutions and strategies of attention as unsatisfying. 

This ''neti, neti'' can be heard in Adi Da, Be the ''Witness'' Only, Not separate, 

Not related, Not needing, Not Seeking, Not following after, Not gaining, Not stressful, Not angry, Not reacting, Not emoting, Not Full of pain, Not desiring, Not Fulfilling, Not avoiding, Not escaping, Not attached, Not losing, Not sorrowful, Not lost, Not Wondering, Not thinking, Not knowing, Not Full of mind, Not perceiving, Not experiencing, Not Right, Not bewildered, Not Complaining, Not Wrong, Not fearing, Not changing, Not Afflicted, Not empty, Not Satisfied, Not Deluded, Not ''attentive'', Not Moved, Not Discovering, Not ''I'', Not embodied, Not Released, Not Even Understanding, but Only (or ''Merely'') Being the One Who Is the ''Witness''. -- The Love-Ananda Gita, 1986
And Ramana Maharshi likewise speaks clearly, Manana (or ''thinking deeply about the Self-Truth'') is to constantly return attention to the ''Witness-Consciousness'', indifferent to objects or conditions of the body-mind.

You know that you are. Where are you? You are in the body and not out of it. Yet not the whole body. Though you pervade the whole body still you admit of a centre where from all your thoughts start and wherein they subside.  Even when the limbs are amputated you are there, but with defective senses. So a centre must be admitted. That is call the Heart (Hridaya).
The Heart of the Upanishads is construed as Hridayam, meaning: This is the centre. That is, it is where the mind rises and subsides. That is the seat of Realisation.

The Heart is used in the Vedas and the scriptures to denote the place whence the notion ‚ÄòI' springs. Does it spring only from the fleshy ball? It springs within us somewhere right in core of our being. The ‚ÄòI' has no location. Everything is the Self. here is nothing but that. So the Heart must be said to be the entire body of ourselves and of the entire universe, conceived as ‚ÄòI'. 
To help the practitioner we have to indicate a definite part of the Universe, or of the Body. So this Heart is pointed out as the seat of the Self.  -- Talks with Ramana, 1957 Here in the heart's source are no objects, but the very ground of inherent happiness, inherent being, the feeling of being, true happiness without cause or object. In spiritual maturity, no matter what arises in body or mind, attention stays in the heart of inherent being, persisting in yielding to Happiness Itself. 
Attention is returned again and again to the smaller-than-small inherent light of mere being, and this practice stabilizes with spiritual growth. Spiritual maturity is the point of the moral, balancing life, so that one may meditate deeply on the inherent source of Real Happiness. To rest attention in inherent being is the anattic passage to nirvana. In the words of Buddha Adi Da's The Hymn of the Master (1982),

When there is meditation in the infinitesimal locus of the right side of the heart, the feeling of being is magnified as Transcendental Consciousness.

Ehvam: Thus I have heard.

The Amrita Nadi, the Current of Immortal Sweetness, sprouts from the heart on the right and rises into infinity. The heart on the right is the passage from the finite I to the infinity of the Heart Incarnate. To pass through the heart's source is to pass into the Heart itself, which holds the left, middle, and right and all and All.

1 comentario:

Daniel Maria dijo...

Bueno en mi experiencia de mis visiones, sueños y sensaciones me he dado cuenta que el el corazon forma un cuerpo espiritual por si solo, del que emanan otros organos espirituales o chacras que formarian otra entidad,
En mi proceso de liberacion despues de sufrir mucho con visiones terrorificas, salio del corazon espiritual una espada de luz hacia abajo que acabo con mi angustia y mi terror y me permitio reconocer a mis demonios como representantes de mi agresividad y mi sexo, despues al llegar al chacra genital esta espada de luz se dividio en dos y volvio al centro del corazon esto fue acompañado de visiones de cataratas remolinos y serpientes, al volver las visiones se disolvieron y aparecion un mar de nubes apagando una luz, despues otra espada de luz subio hacia arriba y purifico mis chacras superiores para volver al centro del corazon las visiones eran celestiales, pero al volver al corazon se disolvieron,se forma un vajra mas tarde la gota femenina y masculina avanzaron hacia el corazon y tube visiones de piramides cataratas y remolinos que salian del centro del corazon ahora la energia del c3entro del crazon fluia por los lados para volver al centro del corazon al reves de lo que hacia antes, al final la energia salia hacia arriba en multiples rayos para introducrse por abajo del corazon

Cuando la parte femenina y masculina se juntan,las visiones cesan y veo una mar de nubes como olas que apagan una luz es comko cuando estas con los ojos cerrados y notas la presencia de algo por las sombras que producen
Despues sientes que esas dos partes se fusionan y pasas a un lugar espacioso y infinito de absoluta oscuridad trasparente donde sientes un gran gozo